Felipe Garrigues publicó en el año 2007 un libro titulado “¿Suspiros de otra España? - La Fiesta ante el siglo XXII”, en el que planteaba dos posibles vías para intentar salvar las corridas de toros de una desaparición prácticamente segura ante el creciente cerco que la globalización viene imponiendo sobre ellas y la decadente evolución que de este espectáculo están propiciando los propios estamentos taurinos.
Este libro, publicado hace poco menos de tres años, vuelve forzosamente a la actualidad en estas fechas, cuando el asedio de los animalistas ha logrado abrir una brecha en el bastión taurino, tras la aprobación por el Parlamento de Cataluña de una Iniciativa Legislativa Peninsular que instaba a reformar su Ley de Protección de los Animales para prohibir las corridas de toros en el ámbito territorial catalán a partir del 1 de enero de 2012.
Y ¿cuáles son esas posibles vías que Felipe Garrigues planteaba (plantea) en su libro para evitar que la prohibición de las corridas de toros se extienda por el resto de comunidades españolas hasta su total abolición?
Son dos las vías; y de signo muy distinto. Una, la evolución: adaptar la corrida de toros a la sensibilidad de la sociedad moderna, reduciendo o incluso eliminando la sangre que se considere innecesaria. La otra, la restauración: repudiar los viciados conceptos imperantes en las corridas de toros actuales y volver a la fiesta protagonizada por toros encastados y toreros dispuestos a enfrentarse a ellos, a sufrir y a morir, incluso.
Para la exposición de esas dos alternativas, Felipe Garrigues recurre a unos diálogos imaginarios entre dos personajes, Dionisio y Basilio, que comparten diariamente su pasión por los toros y coinciden en que es necesario tomar una determinación para salvar la Fiesta y llegar con ella hasta, cuando menos, el siglo XXII, pero cada uno de ellos desde un punto de vista diferente. Basilio es partidario de la innovación, de fijar los principios de una nueva corrida incruenta, en la que se elimine la sangre que lastra a la actual. En cambio, Dionisio reniega de las evoluciones, tanto de la que propone su amigo, que le lleva a tener pesadillas en las que se ve asistiendo en el futuro a corridas, no ya incruentas, sino virtuales; como también reniega de la evolución que hasta ahora ha seguido la Fiesta, y que ha llevado a imponer el toro “artista” que “sirve” al torero para que “disfrute” delante de su cara dándole tres verónicas, una media y esos veinte muletazos que él tiene en su cabeza ideados como modelo de faena artística, como “su estilo”, con independencia de las características de cada animal. Y, por ello, lo que Dionisio desea y propone es la vuelta a los ruedos del toro encastado. Aquel toro que ponía firmes a toreros, banderilleros y picadores; que les hacía pensar, sudar y hasta sufrir para darle su faena, la que requería cada encaste, cada ganadería y cada toro. Que vuelva a criarse y a salir al ruedo un toro encastado que, de puro fiero, no mueva a la condolencia del público, no recuerde a los animalitos de la factoría Disney ni se le asemeje con un animal doméstico.
El mal ya está hecho en Cataluña. Por ello, ya no es momento de pensar en si ERC, ICV y la inmensa mayoría de los diputados de CiU votaron a favor de prohibir las corridas de toros motivados por un ideario animalista o antiespañolista. Nada resolverá ya hablar de la felonía cometida por el PSC, que había anunciado que votaría en bloque contra la prohibición, pero a última hora dio libertad de voto a sus diputados, sabiendo que con ello vendían las corridas de toros para tratar de mitigar los sondeos negativos que ofrecen las encuestas tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña. No reparará el daño cometido recordar al nuevo Poncio Pilatos, a José Montilla, que se lavó las manos una vez que los toros estaban condenados; sin su voto, pero con su anuencia. Ni tan siquiera cabe ya elucubrar sobre si fue una maniobra mercantil la que propició que el máximo promotor de la ILP que ha prohibido una tradición catalana y española de siglos fuera un argentino que sólo lleva ocho años viviendo en España. ¡No! El mal ya está hecho.
Ahora sólo cabe reflexionar sobre el estado general de nuestra Fiesta y sobre su futuro. Y como entramos en agosto, que es un mes propicio para la lectura de libros, os recomiendo éste de Felipe Garrigues, “¿Suspiros de otra España? - La Fiesta ante el siglo XXII”. Y, si pensáis que es necesario un cambio para salvar las corridas de toros, que os decantéis por una de las vías de su bipolar propuesta.
Luis Francisco Esplá, que firma un corto pero chispeante prólogo al libro, califica la disyuntiva de “baldía refriega”. No obstante, una vez planteada, yo lo tengo claro: prefiero morir de pie, con el toro encastado, a ser testigo arrodillado de corridas virtuales de toros.
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Título: ¿Suspiros de otra España? - La Fiesta ante el siglo XXII
Autor: Felipe Garriguez López-Chicheri
Prólogo: Luis Francisco Esplá
Editorial: Alianza Editorial
Precio (aprox): 17 €
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Este libro, publicado hace poco menos de tres años, vuelve forzosamente a la actualidad en estas fechas, cuando el asedio de los animalistas ha logrado abrir una brecha en el bastión taurino, tras la aprobación por el Parlamento de Cataluña de una Iniciativa Legislativa Peninsular que instaba a reformar su Ley de Protección de los Animales para prohibir las corridas de toros en el ámbito territorial catalán a partir del 1 de enero de 2012.
Y ¿cuáles son esas posibles vías que Felipe Garrigues planteaba (plantea) en su libro para evitar que la prohibición de las corridas de toros se extienda por el resto de comunidades españolas hasta su total abolición?
Son dos las vías; y de signo muy distinto. Una, la evolución: adaptar la corrida de toros a la sensibilidad de la sociedad moderna, reduciendo o incluso eliminando la sangre que se considere innecesaria. La otra, la restauración: repudiar los viciados conceptos imperantes en las corridas de toros actuales y volver a la fiesta protagonizada por toros encastados y toreros dispuestos a enfrentarse a ellos, a sufrir y a morir, incluso.
Para la exposición de esas dos alternativas, Felipe Garrigues recurre a unos diálogos imaginarios entre dos personajes, Dionisio y Basilio, que comparten diariamente su pasión por los toros y coinciden en que es necesario tomar una determinación para salvar la Fiesta y llegar con ella hasta, cuando menos, el siglo XXII, pero cada uno de ellos desde un punto de vista diferente. Basilio es partidario de la innovación, de fijar los principios de una nueva corrida incruenta, en la que se elimine la sangre que lastra a la actual. En cambio, Dionisio reniega de las evoluciones, tanto de la que propone su amigo, que le lleva a tener pesadillas en las que se ve asistiendo en el futuro a corridas, no ya incruentas, sino virtuales; como también reniega de la evolución que hasta ahora ha seguido la Fiesta, y que ha llevado a imponer el toro “artista” que “sirve” al torero para que “disfrute” delante de su cara dándole tres verónicas, una media y esos veinte muletazos que él tiene en su cabeza ideados como modelo de faena artística, como “su estilo”, con independencia de las características de cada animal. Y, por ello, lo que Dionisio desea y propone es la vuelta a los ruedos del toro encastado. Aquel toro que ponía firmes a toreros, banderilleros y picadores; que les hacía pensar, sudar y hasta sufrir para darle su faena, la que requería cada encaste, cada ganadería y cada toro. Que vuelva a criarse y a salir al ruedo un toro encastado que, de puro fiero, no mueva a la condolencia del público, no recuerde a los animalitos de la factoría Disney ni se le asemeje con un animal doméstico.
El mal ya está hecho en Cataluña. Por ello, ya no es momento de pensar en si ERC, ICV y la inmensa mayoría de los diputados de CiU votaron a favor de prohibir las corridas de toros motivados por un ideario animalista o antiespañolista. Nada resolverá ya hablar de la felonía cometida por el PSC, que había anunciado que votaría en bloque contra la prohibición, pero a última hora dio libertad de voto a sus diputados, sabiendo que con ello vendían las corridas de toros para tratar de mitigar los sondeos negativos que ofrecen las encuestas tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña. No reparará el daño cometido recordar al nuevo Poncio Pilatos, a José Montilla, que se lavó las manos una vez que los toros estaban condenados; sin su voto, pero con su anuencia. Ni tan siquiera cabe ya elucubrar sobre si fue una maniobra mercantil la que propició que el máximo promotor de la ILP que ha prohibido una tradición catalana y española de siglos fuera un argentino que sólo lleva ocho años viviendo en España. ¡No! El mal ya está hecho.
Ahora sólo cabe reflexionar sobre el estado general de nuestra Fiesta y sobre su futuro. Y como entramos en agosto, que es un mes propicio para la lectura de libros, os recomiendo éste de Felipe Garrigues, “¿Suspiros de otra España? - La Fiesta ante el siglo XXII”. Y, si pensáis que es necesario un cambio para salvar las corridas de toros, que os decantéis por una de las vías de su bipolar propuesta.
Luis Francisco Esplá, que firma un corto pero chispeante prólogo al libro, califica la disyuntiva de “baldía refriega”. No obstante, una vez planteada, yo lo tengo claro: prefiero morir de pie, con el toro encastado, a ser testigo arrodillado de corridas virtuales de toros.
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Título: ¿Suspiros de otra España? - La Fiesta ante el siglo XXII
Autor: Felipe Garriguez López-Chicheri
Prólogo: Luis Francisco Esplá
Editorial: Alianza Editorial
Precio (aprox): 17 €
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2 comentarios:
Excepcional recomendacion, Maese Lagun.
Yo, como torista acerrimo, me decanto por el TORO. Es decir, casta, genio, bravura... y luego el que quiera que se ponga delante y saque la documentacion. Que se la va a pedir.
Un abrazo.
Parece interesante esta nueva propuesta amigo Lagun,lástima que por los motivos que usted ha expuesto el tema esté a la orden del día;ojalá este libro se hubiera podido recomendar en otras circunstancias,pero bueno no deja de ser un libro a tener en cuenta.Un saludo.
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