27/6/08

Pamplona Feria del Toro 2008

La Casa de Misericordia ha sido fiel a su política de contrataciones para configurar la nómina de ganaderías de la Feria del Toro 2008. La media de cambios anuales venía siendo de tres; y, efectivamente, este año también serán tres las variaciones: Victorino Martín, Antonio Bañuelos y Marqués de Domecq serán sustituidas por Conde de la Corte, Núñez del Cuvillo y El Ventorrillo; y repetirán Miura, Cebada Gago, Dolores Aguirre, Fuente Ymbro y Jandilla.
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Por otro lado, la Meca también ha sido perseverante en la idea que viene repitiendo en los últimos años: cuatro corridas de las denominadas toristas, entre las que se encuadran habitualmente Miura, Cebada Gago y, desde el 2002, Dolores Aguirre; más otras cuatro tardes que están pensadas para anunciar a toreros que ocupan la parte alta del escalafón, eligiendo para ellos ganaderías que, generalmente, tienen procedencia Domecq o similares. En este grupo viene teniendo puesto asegurado Jandilla, con la salvedad del 2006, y Fuente Ymbro, que repite desde el 2005. Es en los huecos restantes donde suele estar el baile de nombres.
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Todo lo anterior me sugiere dos breves comentarios. Uno: que echo de menos la filosofía con la que en 1959 arrancó la denominada Feria del Toro, que no era otra que la de ofrecer toros de ganaderías prestigiosas, con peso y trapío, sin contar con las exigencias de las figuras del toreo. Y dos: que me gustaría que las ganaderías anunciadas cada año conllevasen una mayor variedad de encastes. Que haberlos haylos al margen de los que se anuncian este año; así, podríamos mentar Gallardo, Vázquez, Murube, Contreras, Saltillo, Santa Coloma, Urcola, Albaserrada, Villamarta, Gamero-Cívico, Pedrajas, Núñez, Torrestrella, Marqués de Domecq, Hidalgo Barquero o Vega-Villar; sin ahondar en recovecos de cruces más o menos complejos, y sin tener en cuenta la variedad de ganaderías que ofrecen algunos de esos encastes. Y no olvidamos la Casta Navarra, que está marginada para la lidia.
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¡En fin! Tal y como decía al principio, los encierros programados para estos sanfermines 2008 serán los siguientes:
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Lunes, día 7:
Hros. del Excmo. Sr. Conde de la Corte.
Jerez de los Caballeros (Badajoz).
Proc.: Conde de la Corte.
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Martes, día 8:
Hros. de D. José Cebada Gago.
Medina Sidonia (Cádiz).
Proc.: Carlos Núñez, Jandilla y Torrestrella.
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Miércoles, día 9:
Fuente Ymbro.
San José del Valle (Cádiz).
Proc.: Jandilla (Juan Pedro Domecq).
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Jueves, día 10:
El Ventorrillo.
Los Yébenes (Toledo).
Proc.: Juan Pedro Domecq.
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Viernes, día 11:
Jandilla.
Mérida (Badajoz).
Proc.: Juan Pedro Domecq.
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Sábado, día 12:
Dña. Dolores Aguirre Ybarra.
Constantina (Sevilla).
Proc.: Atanasio Fernández y Conde de la Corte.
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Domingo, día 13:
Miura.
Lora del Río (Sevilla).
Proc.: Miura.
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Lunes. día 14:
Núñez del Cuvillo.
Vejer de la Frontera (Cádiz).
Proc.: Varias procedencias, pero todas de la rama Marqués de Tamarón.
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(Toros del Conde de la Corte apartados para Pamplona. Autor: Mariano Pascal)
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No me apetece ponerme a sacar las medias de tiempos en las que vienen corriendo por Pamplona los toros de estas ganaderías en ferias anteriores; y, por supuesto, no pienso recordar las cornadas que en años pasados han repartido por el adoquinado de la vieja Iruña. Por otro lado, sería más o menos fácil decir que los toros de Cebada Gago son impredecibles, aunque desde el nefasto 2003 parece que los ha regañado Dios; comentar que los miuras llevarán un ritmo altísimo y muy sostenido, aunque sin fijarse en los corredores; o vaticinar que los jandillas harán una salida rápida por Santo Domingo y que el encierro se puede abrir en Estafeta... Pero tampoco me voy a poner a hacer ese tipo de previsiones.
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Todas las estadísticas están para romperse y no sirve de nada hacer predicciones, ya que el desarrollo de un encierro puede depender de muchas cosas. Así, por ejemplo, los cabestros del año pasado (que posiblemente vuelvan a ser utilizados en este 2008) no dirigieron la carrera de la misma forma que los utilizados años atrás; y, por otro lado, siempre existe la posibilidad de que salga del corral de la Rochapea un toro que rompa la carrera que presuntamente fuera a ser la más tranquila.
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A ese respecto, sé que San Fermín tendrá preparado todos los días su “capotillo”, pero os voy a pedir a todos los corredores que tengáis mucho cuidado y, como no, os voy a desear: ¡¡¡SUERTE!!!
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¡Ah! Y como el día tiene muchas más horas que la que os pueda ocupar el encierro, aquí os enlazo todo el programa de fiestas, para que tengáis conocimiento de la totalidad de actos que están previstos para estos sanfermines 2008. Y no olvidéis que hay otros que no aparecen en esa relación, pero que son muy recomendables. Así, por poner tres ejemplos, el Riau-Riau alternativo, el Estruendo o los encierrillos.
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(NOTA: El cartel de la feria del Toro 2008 es obra de Ignacio Cía y el autor de la otra fotografía es Mariano Pascal. Ambas reproducciones han sido tomadas de feriadeltoro.net. Con esta bitácora no tengo fines lucrativos y ruego se me permita mantener dichas reproducciones; no obstante, serán eliminadas si los propietarios de los derechos de autor así me lo solicitan.)
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20/6/08

Pamplona - Iruña

Capital de la Comunidad Foral de Navarra (España).
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Siempre tuve claro que “ir de encierro” implicaba, generalmente, una premisa previa: viajar hasta una localidad que, además, está de fiesta. Por esa razón, y especialmente en las salidas que es necesario hacer noche, solía documentarme sobre la historia, monumentos, parajes cercanos y, como no, sobre las fiestas de la localidad en cuestión, a fin de aprovechar el viaje para hacer algo más que correr un encierro.
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Pues bien, voy a preparar la ficha de mi primer viaje virtual en esta bitácora. Y, dado que con ella inauguro esta sección, he elegido la localidad donde, para mi gusto, se corre el encierro por excelencia: Pamplona.
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HISTORIA
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Iruña era un antiguo poblado de vascones situado junto al río Arga. Aprovechando su estratégica ubicación, el general romano Cneo Pompeyo Magno fundó allí una ciudad entre los años 75 y 74 aC. y la puso su propio nombre: “Pompaelo”; de donde derivaría el de Pamplona.
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Se dice que fue conquistada por los visigodos en el s. V y ocupada por los árabes en el s. VIII. Tras esos avatares, fue emergiendo un núcleo cristiano que creó el Reino de Pamplona en el s. X. Dos siglos después pasó a llamarse Reino de Navarra, y Pamplona quedó como su capital.
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La ciudad, en pleno Camino de Santiago, aumentó en población y se expandió. Pero, lejos de hacerlo armónicamente, se estructuró en tres “burgos” (barrios) divididos por murallas y en ideas: Navarrería, habitado por navarros que preferían una alianza con Castilla; San Cernín, donde residían francos partidarios de un acuerdo con Francia; y San Nicolás, que se componía de un núcleo de emigrantes heterogéneo en etnias e ideas. Cada burgo tenía su administración y privilegios, lo que provocó muchos enfrentamientos entre ellos, y algunos muy graves; hasta que la ciudad fue unificada administrativamente en 1423 por el Rey Carlos III, el Noble.
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Navarra quedó sumida en una crisis institucional tras la muerte de “El Noble”: el territorio navarro estaba constreñido por las presiones del reino de Francia y la Corona de Castilla y Aragón; y, mientras los reyes de Navarra venían perteneciendo desde el s. XIII a dinastías francesas, con lo que ello podía conllevar, los distintos estamentos públicos estaban ideológicamente divididos entre partidarios de una alianza con Francia y los que deseaban un acuerdo con Castilla. Al firmar el rey de Navarra un pacto con Francia en 1512, Fernando el Católico mandó sus tropas a Pamplona e incorporó Navarra a la corona de Castilla, respetando sus fueros y convirtiendo a la capital pamplonesa en una plaza fortificada frente a la amenaza francesa. La situación, aunque con conflictos hasta 1521, quedó así fijada y posibilitó en la región un resurgimiento económico y demográfico.
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El s. XIX fue terrible para Pamplona: tomada por los franceses entre 1808 y 1813, asediada y bombardeada en 1823 por las tropas realistas de los “Cien mil hijos de San Luis” y, sobre todo, convulsionada repetidamente entre 1833 y 1877 por las Guerras Carlistas, en las que la ciudad se alineó con la monarquía de Isabel II mientras la Navarra rural lo hizo con el pretendiente don Carlos.
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Pamplona cambió de siglo en pleno desbordamiento demográfico. Así, en 1888 se fraguó el Primer Ensanche, tomando parte de la Ciudadela, y en 1915 se derribó la muralla sur para realizar un Segundo Ensanche. Posteriormente, la ciudad se extendería extramuros con los barrios de la Rochapea, la Chantrea y la Milagrosa. En 1957 se aprobó el Plan General y, con él, se construyeron más barrios, como San Juan o Iturrama.
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MONUMENTOS Y ARTE
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Por ser la primera vez que, virtualmente, vamos a ir Pamplona, os propongo que, cuando menos, visitemos un monumento que, sin ser el más importante de la ciudad ni el más antiguo, es el que está más relacionado con los sanfermines: la iglesia de San Lorenzo. (¿...?) ¡Sí! Porque es ahí donde está la capilla de San Fermín.
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La actual iglesia de San Lorenzo fue construida sobre otro templo anterior y se terminó de edificar en el s. XX según un proyecto neoclásico de Florencio Ansoleaga. No es la iglesia que tiene más valor arquitectónico, pero sí que es muy popular y de obligada visita, ya que alberga la capilla de San Fermín. Esta capilla proviene del anterior templo y fue inaugurada el 7 de julio de 1717. La talla de San Fermín, que data del s. XV, es de medio cuerpo, de madera policromada y guarnecida en plata.
Una información más amplia de esta temática la puedes encontrar en este enlace.

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EXCURSIONES
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Naturaleza.- La practica totalidad del termino pamplonés está urbanizado; por ello hay que salir de él para realizar una excursión de este tipo y os propongo acercarnos a todo un lujo: la Selva de Irati (60 km.); uno de los mayores hayedo-abetales de Europa.
Una información más amplia de esta temática la puedes encontrar en este enlace.

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Turismo.- Navarra es la puerta española de una ruta turística mágica: el Camino de Santiago. Os propongo hacer un alto en las fiestas, que siempre viene bien, y que subamos hasta Roncesvalles (52 Km), el primer gran hito del camino. Por otro lado, está muy cerca de Irati (20 Km) y se pueden enlazar ambas excursiones. Tras la visita a la Colegiata, al bajar a Pamplona, seguro que veremos a peregrinos que, mochila al hombro, están cumpliendo con las dos primeras etapas del Camino.
Una información más amplia de esta temática la puedes encontrar en este enlace.
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FIESTAS

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El patrón de la ciudad de Pamplona es San Saturnino y su festividad siempre ha sido el 29 de noviembre; por otro lado, San Fermín es copatrón de Navarra y patrón de la diócesis pamplonesa y entre los siglos XIV al XVI se celebraba su fiesta el 10 de octubre. Como quiera que ambas fechas caían en otoño y el tiempo a esas alturas del año es muy inestable, los pamploneses decidieron seguir celebrando la fiesta de San Saturnino en su día, pero solicitaron que la de San Fermín pasara a un mes más calido; y lo que se acordó fue unificar tres ferias que se programaban para San Juan, San Pedro y Santiago Apóstol y celebrarlas en una fecha conjunta que, además y principalmente, sirviera para honrar a San Fermín, eligiéndose el día 7 de julio. Ese es el origen de los sanfermines; y la primera constatación de fiestas en esta fecha data de 1591.
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Al margen de la liturgia religiosa, el acto más importante de los sanfermines es su encierro, que tiene lugar cada mañana de fiestas y que ha proyectado la imagen de Pamplona a todo el mundo; especialmente en países anglófonos, donde se siguen por televisión las imágenes de the running of the bulls, como ellos dicen, y que cuentan con el libro “Fiesta” de Ernest Hemingway.
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Está documentado que, cuando menos, en el s. XIV ya había corridas de toros en Pamplona y, lógicamente, hay que deducir que también se realizaban encierros desde esa época. Desde entonces, los siglos han ido consolidando usos y costumbres que lo han ido dando estilo, así como su recorrido, que tiene desde 1922 el mismo trazado que en la actualidad: Santo Domingo, Ayuntamiento, Mercaderes, Estafeta, “Telefónica” y, tras el callejón, el ruedo de la Plaza de toros completan un recorrido de 850 metros plagados de emoción y peligro; pero también, y principalmente, de tradición y cultura.
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Lagun
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NOTA: Las fotografías está tomadas de pamplona.net, turismonavarra.es y de riauriau.com. Con esta bitácora no tengo fines lucrativos y ruego se me permita mantener dichas fotografías; no obstante, serán eliminadas si los propietarios de los derechos de autor así me lo solicitan.

18/6/08

Encuesta

(Fotografía de Javier Arroyo)
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¿Crees que se seguiría permitiendo la celebración de encierros si se llegaran a prohibir las corridas de toros?

03 ... 08,33 % ... Sí, como festejo único e independiente
01 ... 02,78 % ... Sí, para un posterior festejo popular sin muerte
18 ... 50,00 % ... Sí, pero sería el principio del fin
14 ... 38,89 % ... No

36 ...................... Total de votos

Colgué la encuesta cuando a esta bitácora aún no la localizaban los motores de búsqueda de Google; y lo hice conscientemente, buscando que los votos que recibiese fueran de los pocos corredores que conocían de antemano que iba a comenzar con este proyecto, de aquellos otros que se fueran enterando de su existencia en las primeras semanas de vida y, como mucho, de alguna persona muy allegada a algún corredor. Así, aunque puedan parecer pocos los 36 votos recibidos, tenemos la certeza de que se trata de votantes que conocen el mundo de los encierros. Y el resultado de la encuesta ha sido el que queda reflejado.
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Ahora, si quieren, se pueden extender ustedes con algún comentario al respecto.
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Lagun
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(NOTA: El autor de la fotografía que encabeza esta entrada es Javier Arroyo, y está tomada de su blog "de blanco y azabache". Con esta bitácora no tengo fines lucrativos y ruego se me permita mantener dicha fotografía; no obstante, será eliminada si así me lo solicita quien posea los derechos de autor)

13/6/08

Tras las huellas de unos pioneros

Naufragando por Internet, todo corredor termina dirigiendo el puntero del ratón hacia alguna web especializada en encierros o en toros que divise en el horizonte de su buscador. Y eso es lo que haré de vez en cuando para transmitiros lo que vea por ahí.

Ahora, en el 2008, hay muchas páginas de festejos taurinos populares, pero hubo una época en la que este mundo no tenía espacios en la red. Era todo un desierto...
... hasta que unos intrépidos pioneros se ocuparon de la temática.
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No quisiera que ningún webmaster se sintiera ofendido si no aparece aquí nombrado, ya que no sería por maldad sino por simple desconocimiento. Yo, como la mayoría de los aficionados a los encierros, siempre he oído hablar de unos pocos pioneros en la materia; y son a ellos a los que me voy a referir aquí. Si hubiese algún otro que no cito, le ruego por adelantado que me disculpe. Y, del mismo modo, tampoco quisiera que por esta entrada se estableciera una batalla por quien fue el que primero en clavar su estandarte en la arena del desierto. Todos son dignos de felicitación con independencia de que su llegada a Internet fuera un mes antes o un año después.

Los orígenes de Internet se remontan a 1969; no obstante, la verdadera expansión de este fenómeno fue a principios de los 90’ y su popularización hacia 1995. La red se empezó a dotar de contenidos, pero quien buscara algo de encierros durante aquellos primeros años lo que encontraba era la NADA.

Creo que todos hemos escuchado alguna vez que Ricardo Otero fue el primero en abrir un espacio dedicado a los encierros. Me puse en contacto con él y me contó en un correo electrónico que empezó de forma espontánea en enero de 1998, ante la inquietud que le producía no encontrar prácticamente nada en la red sobre nuestra afición. Me aclaró que su primera página fue solamente un mosaico de imágenes escaneadas y pegadas una al lado de otra; que, a partir de ahí, los visitantes empezaron a mandar datos y fotos, y que el proyecto fue creciendo y evolucionando hasta llegar a convertirse en lo que hoy es LosEncierros.net: un dominio que se adquirió en el año 2001 y una web que presume de dar un servicio a sus visitantes sin haber puesto nunca publicidad cobrada; ni cuando la dirigía Ricardo ni ahora, que es su hijo el que lleva el timón.

Isaac Ferrera, “Cuasca”, fue otro de los pioneros en abrir portales de festejos taurinos populares. Tras enviarle un correo, me dijo que abrió su página en febrero de 2000, alojándola en varios servidores gratuitos, y que el contador lo instaló en el 2001, recogiéndose desde entonces las visitas de forma oficial. Con la línea ADSL obtuvo un espacio de alojamiento y un dominio, y fue ahí cuando nació FestesValencianes.com, ofreciendo información del área levantina, especialmente, y de todas aquellas otras localidades a las que acudía este buen corredor. Ni los despiadados ataques de los antitaurinos han frenado el interés de “Cuasca” por continuar con su labor informativa.

Del mismo modo, todo el mundo dice que bousalcarrer fue una de las pioneras en el mundo de los festejos taurinos populares. Y como tal queda aquí citada. Como ellos no me contestaron al correo que les mandé, no puedo hablar de sus inicios y sólo puedo decir que ha llegado a convertirse en una de las referencias básicas en esta temática, tanto a nivel levantino como nacional, y que en la portada de la página aparece el año 1999 junto al copyright. Ellos sabrán si la web nació sólo como un soporte publicitario de la revista del mismo nombre o si, por el contrario, ya daban información particularizada de festejos. En todo caso, citada queda pese a no haber respondido a mi intento de contacto.

Según “vox populi”, estas tres páginas serían las pioneras en festejos taurinos populares. No obstante, tanto Ricardo Otero como Isaac Ferrera me han revelado con sinceridad que anteriormente a las suyas ya había otra que se llamaba “Recortadores” y la dirigía un chico llamado David García. He logrado contactar con él y me ha comentado que, en efecto, hará unos diez años, más o menos, que abrió la página, pero que no sabe si fue la primera o no; que recibía muchas visitas y que, curiosamente, la mayoría provenían del extranjero, especialmente de Estados Unidos. Por circunstancias laborales, David se vio obligado a dejar las actualizaciones e, incluso, piensa que ya ha desaparecido la dirección en la que estaba alojado (hoy en día se puede acceder a una web en la que, curiosamente, coinciden los nombres de la dirección y del webmaster, pero no es la misma de nuestro personaje). Pese a que David García no continuó con su obra, vaya desde aquí nuestro homenaje a la iniciativa de este auténtico “visionario”, amén de pionero.

Tras estos precursores de las webs de festejos taurinos populares, otros nuevos aventureros siguieron sus huellas y se propusieron la labor de ofrecernos más información e imágenes de encierros. Citaré sólo dos; y en este caso ya no me regiré por su posible antigüedad sino por dar unos ejemplos de comunidades autónomas distintas. Sergio Sánchez, popularmente conocido entre nosotros por Bombe, fue uno de ellos. Hacia finales del año 2000 se presentó en público de forma modesta (como todos hasta entonces), para relanzar su nave a mediados del 2002 gracias al proyecto fin de carrera. Así nació BombeToro. Un espacio que, desde sus inicios, cubría especialmente los festejos de la provincia de Guadalajara, si bien también ofrecía imágenes de otros lugares de nuestra geografía. Y, por otro lado, Jesús Sanz también se aventuró con su TierradeToros por el 2002, ofreciéndonos las tradiciones y costumbres de Castilla y León, especialmente, en materia de festejos taurinos populares.

Y, así, poco a poco, fueron llegando más y más.

Siguiendo los pasos de los pioneros y las rodadas de los primeros aventureros, se han ido sumando otros muchos colonizadores de espacios en Internet y, afortunadamente, ya se puede decir que disponemos de información e imágenes de la práctica totalidad de los festejos que se celebran a lo largo y ancho de nuestra “piel de toro”.

Entre estos nuevos colonizadores de espacios en la red quisiera destacar la labor de los hermanos Andrés y Javier Muñoz. Comenzaron su andadura en septiembre de 2004, pero no fue hasta junio de 2005 cuando, después de meditar y madurar la idea de crear un portal de Internet, presentaron al público ToroAlcarria. Este proyecto nació con la finalidad original de dar a conocer la afición taurina de la provincia de Guadalajara; pero ahora, gracias al amplio grupo de personas que forman el equipo, semanalmente nos facilita información y reportajes sobre el mundo del toro en muchos otros puntos del país, convirtiéndose así en toda una referencia para todos los amantes de los festejos taurinos populares.

Además de las citadas, son muchas otras las webs que hoy nos acercan el mundo de los encierros hasta nuestra pantalla del ordenador. Unas nos podrán gustar más, otras menos, pero todas aportan algo y fundamentalmente esfuerzo. A todos sus creadores y colaboradores les debemos estar agradecidos por ese trabajo, y esta entrada en mi recién inaugurada “Bitácora de un corredor de encierros” es la manera que tengo de mostrarles mi particular reconocimiento. Hacer una relación de todos ellas sería una misión imposible, pues siempre quedaría alguno sin citar; pero, como ocurre en todo homenaje, siempre hay un representante al que se puede elegir para hacer entrega de ese diploma conjunto de agradecimiento. Y, para ello, para homenajear representativamente a todas las páginas de Internet dedicadas a los festejos taurinos populares, he elegido a una muy modesta: Debadarrak. Un portal que nos brinda la posibilidad de conocer, especialmente, el modo que tienen los vascos de rendir tributo al toro en la calle.

¡¡¡ GRACIAS A TODOS !!!
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Lagun
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(NOTA: La fotografía está tomada del blog “eldesierto.skyrock.com”. Con esta bitácora no tengo fines lucrativos y ruego se me permita mantener dicha fotografía; no obstante, será eliminada si el propietario de los derechos de autor así me lo solicita.)


7/6/08

Ciudad Rodrigo "versus" Valdemorillo

(Fotografía de Sophie Ryckelynck)

Andamos por el mes de junio y aún tenemos por delante la mayor parte de la temporada de encierros. No obstante, ya se han celebrado algunos importantes, como pueden ser los de Beas de Segura, Valdemorillo o Ciudad Rodrigo. Precisamente, este primer comentario de la bitácora está inspirado en la pasada edición del Carnaval del Toro, que tuvo lugar en la vieja Miróbriga allá por el mes de febrero, y en el serial de encierros de la localidad madrileña de Valdemorillo.

Imaginemos la siguiente escena: unos corredores comparten almuerzo después de un encierro, y uno de ellos expone un comentario.

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Nunca apoyaré lo que ha ocurrido este año en Ciudad Rodrigo: que se modifique una forma tradicional de configurar un encierro o su recorrido histórico; y menos aún cuando la razón básica que se argumenta para justificar dicho cambio es la de ser un EXPERIMENTO con el que se pretende dar mayor esplendor y vistosidad al encierro, y que con ese cambio se rentabiliza gran parte de la infraestructura de un vallado que, imagino, está pagado desde hace muchos años y, por tanto, bien amortizado.

Aunque esa decisión la tomaron los representantes de un partido político concreto, las justificaciones aludidas suenan a las típicas palabras huecas con las que siempre se expresan los políticos; sean del signo que sean. Ellos, los políticos, son así: me cargo una tradición para hacer un experimento. O eso han dicho. ¡Vaya usted a saber!

Y voy más allá: en principio, como norma general, también soy contrario al cambio en el recorrido tradicional de un encierro por la futura construcción de una plaza de toros.

¡Sí!

El urbanismo de una localidad debe adecuarse a lo aprobado en un plan general de ordenación urbana previo, y de lo que soy partidario es que, a la hora de elegir la ubicación de una nueva plaza de toros, se tome como referencia primera la preservación del recorrido tradicional del encierro. Siempre que sea posible, claro. Ahora bien, si no pudiera ser y forzosamente hubiera que ubicar la nueva plaza en un extremo distinto de la localidad, la cuestión ya requeriría un análisis más particularizado y concreto. Y voy a tratar de explicarme con varios supuestos distintos:

¿Alguien aprobaría la desaparición del encierro del Pilón de Falces porque se construya una plaza de toros en la otra punta del pueblo? Creo que no. Y me imagino que pocos, por no decir ninguno, aplaudiríamos la modificación de los recorridos tradicionales de Arganda o Colmenar de Oreja.

Por otro lado, hace unos meses saltó la noticia de que el Ayuntamiento de Fuenlabrada ha elegido para la futura plaza de toros una ubicación que permitiría que el recorrido del encierro siga transcurriendo por una determinada calle que en los últimos treinta años se ha convertido en tradicional.

En cambio, finalmente, nadie protestó porque el nuevo coso de Valdemorillo conllevara un cambio en el trazado del encierro; es más, en esta localidad la decisión es plausible, pues parece haber solucionado la caótica historia vivida en los últimos veinticinco años, con seis cambios en el recorrido motivados por cuestiones urbanísticas.


En cualquier caso, lo que no está garantizado en un encierro es lograr mayor esplendor y vistosidad con cambios en su recorrido; ya sea por imitar la fórmula más televisiva o porque termine en una nueva plaza de toros. El esplendor o la vistosidad de un encierro sólo depende de su protagonista principal: el TORO.

Recuerdo un año, hace tiempo ya, que coincidieron los encierros de Ciudad Rodrigo y Valdemorillo. Entonces no hubo duda en la elección: la inmensa mayoría nos fuimos para Salamanca, a la vieja Miróbriga, aunque tuviéramos que dormir en el coche. Y lo hicimos, sobre todo, por el trapío de los toros que soltaban allí.

Sin embargo, ahora yo no lo tendría tan claro: mientras que Ciudad Rodrigo ha ido bajando el listón del trapío de los toros de sus encierros, Valdemorillo lo ha ido subiendo. Y sólo por eso, independientemente de las fiestas y del recorrido, el encierro de Ciudad Rodrigo está perdiendo esplendor y vistosidad al tiempo que lo gana el de Valdemorillo.

Siempre caen muy cercanas las fiestas de ambas localidades, pero no suelen coincidir. Valdemorillo las celebra para el 2 y el 3 de febrero (La Candelaria y San Blas) y programa los festejos taurinos de cara al fin de semana; mientras que la fecha del Carnaval es móvil, depende de la Semana Santa, pero viene a ser en días posteriores. No obstante, hay muchas posibilidades de que coincidan los encierros de estos dos pueblos en el 2013 (sábado 9 y domingo 10 de febrero) y, sobre todo, en el 2016 (sábado 6 y domingo 7 de febrero). Y yo me pregunto: si ambas localidades siguen con la misma tendencia actual a la hora de configurar sus encierros y contratar el ganado, ¿qué elegirán esos años la mayoría de los corredores: Ciudad Rodrigo o Valdemorillo?

(...)

Y, como seguimos con el almuerzo, ahora pueden opinar ustedes dejando un comentario.
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Lagun.
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NOTA: La autora de la fotografía que encabeza esta entrada es Sophie Ryckelynck, y está tomada del blog de Campos y Ruedos Con esta bitácora no tengo fines lucrativos y ruego se me permita mantener dicha fotografía; no obstante, será eliminada si así me lo solicita quien posea los derechos de autor.

2/6/08

El encierro: origen


Según la mayoría de los tratadistas especializados, el toro de lidia proviene del uro primitivo, una especie ya extinguida de toro salvaje cuya corpulencia venía a ser, por termino medio, el doble de la de su actual descendiente.

El uro, debido a las durísimas condiciones climatológicas que se tuvieron que soportar en el continente euroasiático durante las últimas glaciaciones, halló en el área mediterránea un hábitat ideal; habiéndose encontrado en la Península Ibérica restos paleontológicos de más de 500.000 años de antigüedad.

El hombre domesticó los primeros ejemplares de uro hace unos 9.000 años y dicen los tratadistas que de su completa domesticación surgieron la mayoría de las razas de ganado vacuno actual; y entre ellas, pero con una técnica que podríamos catalogar de domesticación incompleta, el toro de lidia.
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Fue por entonces, hacia el 7.000 a.C, cuando las culturas mediterráneas elevaron al toro a figura sacra, le rindieron culto y pasó a protagonizar ritos religiosos y celebraciones festivas. En la Península Ibérica, por ejemplo, hay muestras de culto al toro en la provincia portuguesa de Tras Os Montes y en las españolas de Almería y Soria.

Es decir, el toro está ligado desde la más remota antigüedad a las raíces más profundas de la cultura hispánica. Es nuestro animal más emblemático y su figura fecunda todas las artes: desde las primitivas pinturas rupestres, pasando por los toscos verracos ibéricos, hasta las tendencias más modernas de nuestra cultura en pintura, escultura y literatura; y, además, es protagonista en todo tipo de fiestas y conmemoraciones.

Siendo indiscutible todo eso, debemos preguntarnos, no obstante, por el origen de los festejos taurinos y, más concretamente, del encierro.

Además de teorías que apuntan que el origen de los festejos taurinos procede de la forma de combatir los toros a caballo que se practicaba en la cultura árabe, o de las que afirman que derivan de los espectáculos circenses con fieras de la Roma Imperial, la tesis más razonable asegura que se trata de un fenómeno de raíces autóctonas.

Su origen se remontaría a la caza del toro a campo abierto, lanceándolo a caballo hasta la muerte, de donde derivaron distintas suertes del toreo a caballo, o reduciéndolo con perros, trampas o redes para conducirlo enmaromado hasta la población donde sería sacrificado para servir de alimento, domesticado o empleado en distintos tipos de rituales religiosos, festivos o nupciales. Y es ahí, aprovechando el paso del toro por los pueblos, cuando el hombre a pie comenzó a practicar toda una serie de acciones más o menos arriesgadas, de las que derivaron primitivas suertes del toreo a cuerpo limpio.

De esos rituales indicados surgieron festejos como el Toro de San Marcos (como rito religioso), el Toro Júbilo (como rito festivo), o el Toro Nupcial (como rito de fertilidad previo a las bodas). Estos festejos taurinos populares, más relacionados con el pueblo llano que con la nobleza, tuvieron un gran predicamento en la parte final de la Edad Media y en la Edad Moderna, y se celebraban en muchos pueblos de la Península Ibérica, con unas denominaciones y unas singularidades distintas en cada lugar. A estos toros, tanto encordados como sueltos, se acercaban los hombres a cuerpo limpio, o con sus capas, para “capearlos”, suerte que daría nombre a las capeas, que eran esos festejos que se celebraban sin una razón tan específica y que serían el germen de lo que, siglos después, llegarían a ser las corridas de toros tal y como hoy las conocemos.

No obstante estos festejos taurinos de índole más popular, el que logró mayor esplendor entre los s. XIII y XVIII fue la corrida caballeresca, que era protagonizada por nobles a caballo. Comenzó como una especie de deporte o entrenamiento en períodos de entreguerras, que consistía en acosar y lancear toros en el campo y que, posteriormente, dado el auge que alcanzó, pasó a ser un espectáculo que se celebraba en recintos públicos de pueblos y ciudades, generalmente en las plazas mayores, para conmemorar sucesos de gran relevancia social, como eran los compromisos matrimoniales, las bodas de reyes y nobles (lo que no dejaba de tener cierto significado de ritual nupcial) y el nacimiento de herederos, o para honrar a monarcas extranjeros de visita en nuestra Corte.

Para poder celebrarse estos festejos, como un preliminar necesario, los toros debían conducirse desde el campo a los extramuros de la ciudad y, desde allí, hasta los corrales del recinto donde serían lidiados después. Este último tramo de la conducción transcurría inevitablemente por las calles de la localidad y se solía hacer de madrugada y con la torada a la carrera para minimizar el peligro que conllevaba para los vecinos.

No obstante, en esos últimos metros solían apostarse lugareños con la intención de ver los toros y los más osados se lanzaban a la carrera con la manada. Fue así como nació lo que se llamó entrada o encierro. Un acto que carecía de identidad propia, pues iba unido intrínsecamente al festejo taurino que se iba a celebrar; algo, simplemente, necesario.

Además de los rituales taurinos, las capeas y los encierros, en genérico, había otras modalidades de festejos taurinos para el pueblo: el Espante, que lograría identidad propia en algunas localidades, pero cuyo origen se debe al intento de los lugareños de casi todos los pueblos de espantar a los toros antes de su definitivo encierro para que ese acto durase más tiempo o por rivalidades; el Toro del Aguardiente, cuya denominación no precisa de explicación y que era aquél que, en los instantes previos a la entrada de los toros de la corrida, se soltaba en la plaza para que lo corriese allí la gente y tratar, así, de que no acudiese al recorrido del encierro; y, como un último ejemplo, el Toro de Prueba, que era el que, con anterioridad al festejo caballeresco y en el mismo recinto, se corría por los vecinos con la finalidad de prever la bravura del resto de la torada que se iba a lidiar.

Así, los festejos taurinos populares se convirtieron en costumbre generalizada, arraigada y rica en variantes; y no sólo en poblaciones importantes, sino también e incluso con mayor vigor en pueblos y aldeas. Hasta el punto que se convirtió en toda una fiesta, y voy a usar las palabras que ya Felipe II empleó en una Memoria remitida al Vaticano en el siglo XVI: “la más grande y principal de cuantas manifestaciones se hacen en estos reinos, de suerte que suprimirlas viene a ser suprimir casi en su totalidad el goce y la alegría de la población”.

Pese a varias bulas papales contra los festejos taurinos, como la de Pío V (“De salutis gregis dominici”), y pese a las prohibiciones de varios reyes, muchas de las variantes de esos festejos continuaron celebrándose por toda España, prácticamente.

Hacia 1725 la nobleza se alejó del mundo de los toros y decayó la corrida caballeresca, pero la gente del pueblo la reemplazó en el protagonismo, lidiando las reses con un primitivo toreo a pie, el propio de las capeas. Los que resultaron ser los mejores lidiadores entre esos pioneros alcanzaron muy pronto gran renombre popular y, deseando verlos, por todo nuestro territorio aumentó el número de corridas de toros, con lo que también aumentó el número de entradas o encierros durante el siglo XVIII.

Entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, con la invención y expansión del ferrocarril, que posibilitaba que los toros fueran trasladados en cambretas directamente a los corrales de la plaza, los encierros sufrieron una convulsión: dejaron de ser algo necesario para el posterior festejo y, de hecho, dejaron de celebrarse en muchas localidades, especialmente en las ciudades, pero allí donde pervivieron lo hicieron con más vigor aún. Al no ser ya necesario, se podría decir que el encierro se independiza del posterior festejo taurino, comienza a anunciarse como un acto distinto y, definitivamente, adquiere personalidad propia.
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Lagun


NOTA: Para algunas de las ideas y conceptos de este texto he utilizado como fuente el libro de Francisco J. Flores Arroyuelo “Correr los toros en España”. Por otro lado, la fotografía está tomada de “xerezproducciones.com”. Con esta bitácora no tengo fines lucrativos y ruego se me permita mantener dicha fotografía; no obstante, será eliminada si el propietario de los derechos de autor así me lo solicita.