4/1/11

Tauroética


Al tiempo del debate que en el año 2010 se desarrollaba en el Parlamento de Cataluña sobre la prohibición de las corridas de toros en su comunidad autónoma, finalmente aprobada después, el filósofo Fernando Savater escribió un ensayo titulado Tauroética.

Los partidarios de la prohibición de las corridas de toros cuestionan su moralidad, principalmente; por lo que el núcleo de la cuestión es, sin duda, de carácter ético, y conlleva que, dejando al margen otros aspectos de tipo sentimental o folklórico, haya que centrar la discusión en el ámbito de la filosofía. Y eso es lo que, precisamente, hace Fernando Savater en este ensayo: trascendiendo incluso del ámbito de la Fiesta, reflexiona sobre la relación de los hombres con los animales.

Dado que se plantean razones éticas en contra de las corridas de toros, como la crueldad o la tortura hacia los animales, el filósofo vasco explica que la ética no trata sobre nuestra vinculación con todos los seres vivos, sino sólo sobre la relación de los humanos con sus semejantes; y lleva a cabo una reflexión en la que analiza como los hombres, históricamente, hemos ido acomodando el mundo de los animales para nuestro servicio y complementar nuestra vida y nuestra civilización en función de nuestros intereses. Y es únicamente en ese ámbito donde dice Fernando Savater que hay que centrar nuestra relación con la animalidad, pues la Naturaleza no entiende de derechos de interrelación entre las distintas especies de animales; simplemente, unos se sirven de otros. Por ello, mantiene que los hombres no tenemos obligaciones morales con los animales, sino únicamente cierta consideración hacia aquellos con los que mantenemos una más estrecha relación simbiótica.

En cambio, parte de la sociedad moderna, no sólo equipara a ciertos animales a los humanos, sino que los convierte en una especie de “seres divinos” a los que hay que respetar por encima, incluso, del resto de los humanos; y lo que pretenden los animalistas es dotarlos de derechos. Eso, al margen de un error, conlleva una gran contradicción en nuestra propia forma de actuar. ¿Reconocemos a las ratas, a las cucarachas o a los piojos el derecho a la vida y a no provocarles sufrimientos; o, por contra, tratamos de exterminarlos de forma inmisericorde? ¿Por qué a unos animales no y a otros sí? Claro que la peor contradicción de todas es la que cometemos en nuestro comportamiento con “nuestras queridas mascotas”. Hablando de pajaritos, hámsters o tortugas, a los que mantenemos siempre enjaulados: “... ¿hay algo peor que ser mascota?”, se pregunta Fernando Savater.

Título: Tauroética.
Autor: Fernando Savater.
Edita: Ediciones Turpial, S.A.
Precio (aprox): 12,00 €.

Un ensayo corto, de fácil lectura y de contenido muy interesante. Además, con un precio muy asequible. Un regalo perfecto para la inminente llegada de los Reyes Magos.


Lagun
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4 comentarios:

Paco Montesinos dijo...

Lo he pedido en la carta haber si llega.

Anónimo dijo...

Yo iría más allá. Si aplicamos estrictamente la ética animalista el hombre tiene sus días contados sobre la tierra. No vale jugar con cartas marcadas. Tendríamos que analizar nuestra conducta desde todas las perspectivas de la actividad humana, no solo sobre la fiesta de los toros, y, en ese caso, dejaríamos de ser depredadores para permitir actuar libremente al mundo animal. También deberíamos plantearnos la necesidad de dar clase de ética a los animales para enseñarles el comportamiento que deben seguir con respecto al hombre y a otros animales. Si la ética es universal lo será para todos, no solo para el hombre.

Al problema de la superpoblación humana se añadiría el de la superpoblación animal y el de la alimentación en el mundo se multiplicaría de forma exponencial, si los animales no cazan deberíamos alimentarles de alguna manera. ¿Qué político sería capaz de sacarnos de esa crisis?.

El ejemplo más patético lo oí este verano en el programa “Hablar por hablar”. Una oyente, después de hacer una defensa férrea del mundo animal y de la necesidad de adoptar a los animales abandonados, dijo, sin inmutarse, que ella jamás tendría un hijo porque esa decisión conllevaría la necesidad de matar animales para su alimentación. El caso puede ser exagerado pero a mí no me cabe la menor duda de que todas estas corrientes de activistas, que nos están intentando imponer su ética personal, están en manos de “iluminados”.

Yo, en mi carta a los Reyes Magos, incluiría un poco de cordura.

Feliz Año Nuevo a todos,

La meiga del mes de agosto

LAGUN dijo...

Para PACO MONTESINOS: pues deseo que te llegue, compañero. Y, en ese caso, seguro que disfrutarás de un ameno rato de lectura y te enriquecerás con reflexiones plenas de cordura.

Para la MEIGA DEL MES DE AGOSTO: interesantísimo tu comentario. Gracias.

Besos y abrazos para ambos.

SILVIA dijo...

Pues ni tanto ni tan calvo...
El problema no son las ideologías, sino el radicalismo insulso de quien las pone en práctica (y hablo en clave general, por supuesto).
¿Hablamos de ética y moralidad?
Bien, no comulgo para nada con el maltrato animal, pero he visto a una señora comprar un abriguito a su perro y despachar de un manotazo al mendigo de la esquina.
¿Ético, moral...?
Repito: Ni tanto, ni tan calvo.
Lagun, como siempre, lujazo leerte.
Besos mil!!!