15/3/10

El culto al toro en Creta


Hasta finales del siglo XIX, la isla de Creta no aparentaba a simple vista tener importancia en la Historia Antigua de la humanidad ni, menos aún, en la historia del Toro. No obstante, sí que aparecía mencionada en mitos clásicos y la mayoría de ellos tenían componentes taurinos. Uno de esos mitos hace referencia a que fue en Creta, precisamente, donde debió surgir la primera gran civilización europea y uno de sus protagonistas principales es un toro: el rapto de Europa.

Cuenta una de las versiones de ese mito que el dios Zeus había puesto sus ojos en una bella joven fenicia llamada Europa, hija del rey de Tiro Agenor, y que urdió un plan para acercarse hasta ella sin ser rechazado previamente, que consistía en tomar la forma de un precioso toro blanco y mezclarse entre el resto de los toros del rey.

La manada fue divisada por la bella Europa y otras doncellas de la Corte que estaban jugando en la playa, y todas se asustaron en un primer momento, por lo que se refugiaron en lugar seguro. Entonces, Zeus salió del rebaño y se acercó hasta ellas, adoptando un comportamiento de toro manso. Confiadas por ese comportamiento y como el toro les pareció de gran belleza, las jóvenes se arrimaron a él, empezaron a acariciarlo y hasta lo adornaron la cabeza y las astas con guirnaldas de flores.

En un momento en que el toro se había echado en la arena, la bella Europa se sentó sobre su lomo. Aprovechando esa circunstancia, el toro blanco, Zeus, se incorporó y rápidamente se lanzó a la carrera hacia la orilla del agua para introducirse en el mar Mediterráneo con la ansiada carga en su grupa.

Zeus llegó con Europa hasta las costas de la isla de Creta, donde volvió a recobrar su apariencia normal y allí la poseyó. De aquella relación nacieron tres hijos, que tuvieron por nombres Sarpidón, Radamantes y Minos.

Cuando tuvo que regresar al Olimpo, Zeus concertó el matrimonio de Europa con Asterión, el rey de Creta, quien adoptó a los tres hijos. Y uno de ellos, Minos, heredó la corona de aquel reino.

Mientras tanto, el rey Agenor no dejó de buscar a su hija, mandando a sus barcos por todo el Mediterráneo. Y cuenta la leyenda que los habitantes de la costa norte de dicho mar, como su continente aún no tenía nombre con el que denominarle, decidieron ponerle uno que escuchaban frecuentemente, un nombre que, a modo de grito, provenía de la orilla del mar y retumbaba tierra adentro: “Europa, Europa...”

La cultura clásica griega nos legó con este mito una historia legendaria de la que habría sido la primera gran civilización europea: Creta. Y, en efecto, aunque hasta finales del siglo XIX no había en la isla ningún vestigio de un pasado glorioso que apuntase en ese sentido, la arqueología se está encargando de descubrir numerosos restos que han ido confirmando ese dato.


Creta


Creta es una isla del mar Mediterráneo, ubicada al sur del Egeo y a una distancia más o menos equidistante de las actuales Grecia y Turquía. Esa situación la atribuyó en la antigüedad el privilegio de ser el centro de la comunicación marítima entre Asia, África y Europa, lo que fue fundamental para que allí surgiera la primera gran civilización europea, a la que Sir Arthur Evans (el descubridor del templo de Cnosos) denominó “civilización minoica” en honor del mítico rey Minos.

Los primeros habitantes que se asentaron en la isla de Creta llegaron muy probablemente de Anatolia (la actual Turquía) en torno al 6000 AC, crearon sus primeros asentamientos en base a cabañas de madera y fabricaban herramientas con huesos y piedras.

Hay pocos datos sobre el grado de civilización en Creta antes del 2700 AC, pero sí se sabe que a partir de esa fecha comenzó a tener un gran auge debido a un aumento demográfico, producto de movimientos migratorios que también debieron provenir principalmente de Anatolia, y a la introducción en la isla de la alfarería y la metalurgia del bronce.

Entre el 2600 y el 2000 AC comenzó la época de expansión comercial de Creta por el mar Mediterráneo, destacando los intercambios por el Egeo, con Anatolia, Egipto y las ciudades-estado fenicias. Creta tuvo en esa época una organización comunal, con una agricultura y una orfebrería muy avanzadas.

Entre el 2000 y el 1700 AC, coincidiendo con una de las fases de mayor poderío económico de la isla, en Creta se construyeron grandes palacios que se constituyeron como centros administrativos, religiosos y comerciales: Festos, Malia y, sobre todo, Cnosos, que fue el más importante.

Esos palacios fueron destruidos hacia el año 1700 AC. Hay indicios de que un terremoto afectó de forma importante a la isla, aunque también se especula con una posible invasión hitita desde Anatolia. Sin embargo, la civilización minoica volvió a florecer, se reconstruyeron los palacios y Creta vivió entre el 1700 y el 1400 AC su período de mayor auge y esplendor.

Hacia el 1400 AC se volvieron a destruir los palacios por causas que aún se desconocen. Se especula sobre la posible coincidencia de este hecho con la violentísima erupción del volcán Thera, en el Egeo, pero los estudios recientes situarían la fecha de ese fenómeno coincidiendo con la primera destrucción de los palacios y no con la segunda. Lo cierto es que, a partir de esa fecha, la isla pasó a ser dominada totalmente por los micénicos, lo que también sugiere la idea de un ataque de sus reyes. Y lo más trascendente: entonces, hacia el 1400 AC, llegó el fin de la civilización minoica.


La religión minoica

Diosa de las Serpientes ................ Cnosos, h. 1600 AC ... (Museo de Heraklion, Creta)
Ritón con forma de cabeza de toro... Cnosos, h. 1450 AC ... (Museo de Heraklion, Creta)


En todo lo concerniente a la civilización minoica, y especialmente en temas concretos como la religión, hay que hablar con suma cautela, puesto que no obtenemos datos significativos de los escasos hallazgos de tablillas con textos, ya que su escritura no ha sido descifrada. Todas las deducciones de los tratadistas tienen su base únicamente en interpretaciones de los restos arqueológicos que se vienen descubriendo desde finales del siglo XIX y principios del XX, y siempre cabe la posibilidad de la aparición de nuevos hallazgos que aporten teorías distintas sobre cualquier tipo de materia.

Por todo ello, la religión minoica es aún una cuestión enigmática. Nada se sabe con certeza total sobre teologías o rituales concretos.

En un primer momento, parece ser que la religión minoica tuvo un carácter naturalista: en lugares como las cimas de las montañas, en cuevas o frente a un árbol adoraban a divinidades representadas por medio de objetos, como la doble hacha y los cuernos de consagración.

La doble hacha no aparece en manos de dioses masculinos, lo que descarta que simbolice al rayo o un dios de la tormenta. Se piensa que la doble hacha fue el instrumento destinado al sacrificio de grandes animales, especialmente toros, y que posteriormente pudo llegar a convertirse en símbolo de culto.

Los cuernos de consagración es un objeto con dos puntas córneas que aparece en altares y lugares de culto. El origen de este elemento sagrado parece estar en Anatolia y, dada su forma, estaba ligado a las más primitivas formas de culto naturalista e, indudablemente, al culto al Toro. En la época de los palacios fue incorporado a las edificaciones.

Posteriormente, las divinidades comenzaron a ser representadas con formas humanas y las incorporaban los objetos que antes eran considerados divinos por sí mismos, pasando así de ídolos a simples atributos de la divinidad. Del mismo modo, con la urbanización de la civilización, los lugares de culto se situaron preferentemente en los grandes palacios, aunque se siguieron manteniendo los antiguos recintos sagrados de impronta naturalista.

Tratándose de una civilización con una base agrícola proveniente de culturas neolíticas, resulta lógico imaginar que, entre las divinidades con forma humana, la supremacía divina estuviese encabezada por la “Diosa Madre”. Y, en efecto, existen numerosos hallazgos de figuras de diosas cuyas representaciones sugieren interpretaciones relacionadas con un culto a la fertilidad, como en todo el Próximo Oriente.

Una de las iconografías más conocidas es la denominada “Diosa de las Serpientes”. Un término que puede ser inapropiado, ya que pudiera tratarse de una sacerdotisa en vez de una divinidad. La más representativa de todas las figuras fue hallada en Cnosos. Está representada con el típico vestido de falda acampanada, un delantal superpuesto y un estrecho corsé en la cintura que estiliza la figura y deja los pechos al descubierto. Algo que siempre se vincula a la fertilidad. Sobre el tocado que lleva en la cabeza aparece la figura de un felino y en cada mano porta una serpiente (de ahí su denominación). Es ese elemento de las serpientes el que puede que tenga realmente un mayor significado divino, pues en toda la cuenca del Mediterráneo oriental la serpiente se vinculó con lo cósmico y con potencias subterráneas relacionadas con ritos funerarios.

Respecto al elemento masculino que complementa la fertilidad del femenino, el Toro aparece como un animal sagrado símbolo de la fecundidad y su sangre es la esencia donde se condensa esa simbología. Con ella se transmitía en los sacrificios la idea de la regeneración de la tierra y, también, de la vida, lo que a la vez nos trasladaría a cultos de carácter funerario. Así, el Toro fue abundantemente representado en el arte minoico, a través de elementos simbólicos, de pinturas murales, figuras u objetos como los ritones.

Respecto a tipos de rituales, además de las adoraciones, los más practicados eran los sacrificios, y se han encontrado restos que indican que el toro debió ser uno de los animales más utilizados. También tuvieron que ser importantes las celebraciones solemnes acompañadas de juegos. Y es aquí donde se sitúa la manifestación más famosa de la civilización minoica: los juegos con toros.


Taurokathapsia

Salto del toro ... Cnosos, h. 1500 AC ... (Museo de Heraklion, Creta)

El término Taurokathapsia sólo designa a un juego determinado que el hombre practicó con toros en la región continental de Tesalia y dentro del marco histórico de la Gracia clásica. Un estilo de juego que, además, era diferente al que siglos antes se practicó en Creta. No obstante, se tiende a extender su uso para englobar los distintos tipos de juegos que el hombre practicó con toros en la antigüedad. De ahí el título de este apartado.

Aclarado lo anterior, también es preciso indicar que, dada la fama que han alcanzado en todo el mundo por uno de los frescos hallados en el palacio de Cnosos y, como no, dada su relación directa con el ámbito al que se dedica esta bitácora, resulta obligatorio dedicar una atención especial a los juegos con toros que se practicaron en la isla de Creta durante la civilización minoica; para lo cual me voy a servir particularmente de los estudios específicos que a este tema ha dedicado el profesor titular de la Universidad de Alicante don Manuel Serrano Espinosa, de quien he tomado la práctica totalidad de las conclusiones que iré realizando en este texto.


El Salto del Toro

El arte minoico nos ha legado abundantes muestras de arriesgados saltos de toros que practicaban jóvenes cretenses.

Como ocurre con el resto de temáticas relativas a la civilización minoica, la carencia de documentos escritos nos impiden tener una explicación de todos los aspectos concernientes a estos juegos con toros que se practicaron en Creta, especialmente sobre su origen y razón o finalidad. Todas las conclusiones de los tratadistas parten de la interpretación de los restos encontrados, con la impronta de relatividad subjetiva que ello puede conllevar.

Respecto al origen, no se han hallado pruebas que evidencien que estos juegos de los saltos de toros ya se hubiesen practicado en otras culturas anteriores y que pudiesen haber sido importados a Creta. Sí que se han encontrado algunas piezas aisladas en varios puntos de la costa oriental del Mediterráneo que podrían llevar a realizar un razonamiento en ese sentido, pero tanto el hecho de tratarse de piezas aisladas como la difícil datación de las mismas, pues la más significativa fue hallada en un bazar en fechas relativamente recientes, llevan por ahora a la conclusión de que los saltos del toro fueron una modalidad de juegos taurinos que tuvo su origen en la isla de Creta.

Respecto a la razón o finalidad de estos arriesgados saltos, en un principio hay que situarlos dentro del marco de una celebración religiosa. Dado el carácter sagrado que tenía el Toro para la civilización minoica y su condición de símbolo de fortaleza y fecundidad, estos saltos del toro pudieran ser en origen un rito de paso de la adolescencia a la madurez que practicaban los jóvenes cretenses. Un ritual a través del cual, por el contacto con el toro en la práctica del salto, ya fuese al apoyarse en los cuernos, en el morrillo o en el lomo, se transmitía de forma “mágica” su fortaleza y capacidad fecundadora.

Siguiendo ese razonamiento, cabe la posibilidad de que las celebraciones con saltos del toro finalizasen con el sacrificio del animal, pues la sangre del Toro estaba considerada como la esencia donde se concentran todas sus virtudes genésicas.

Por otro lado, el profesor Serrano Espinosa también explica que estos juegos con toros en el período final de la civilización minoica podrían haber traspasado el ámbito religioso para convertirse en un mero espectáculo lúdico, produciéndose algo tantas veces repetido como es la pérdida del componente sagrado de una celebración que pasa así a convertirse en un mero juego profano.


Los saltadores

Dado el papel preponderante que tuvo la mujer en la civilización minoica y relacionando detalles de sus iconografías en otros ámbitos, siempre se ha mantenido, y se mantiene, que los jóvenes cretenses que practicaban los saltos del toro eran de ambos sexos, señalándose específicamente que las mujeres tomaban parte activa en los mismos.

Ilustración de Rudolph F. Zallinger en la que presenta a una joven cretense protagonizando el salto del toro


Las iconografías del arte minoico no muestran explícitamente el sexo de los protagonistas en los saltos del toro. No obstante, hay un matiz que históricamente ha propiciado que los tratadistas se decanten por la opción de que los saltadores eran tanto hombres como mujeres.

Independientemente de la temática, en las pinturas murales que se han hallado en el palacio de Cnosos aparecen figuras humanas a las que se las asigna su sexo en función del color con el que aparecen representadas: los hombres con un tono oscuro y las mujeres con el color blanco. Esa especificación ha llevado a los tratadistas a mantener que los saltos del toro estaban protagonizados tanto por hombres como por mujeres, pues de ambos tonos son las tres figuras que aparecen en el famoso fresco que representa ese arriesgado juego.

No obstante, Serrano Espinosa pone en duda que las mujeres fueran las protagonistas principales de los saltos del toro, decantándose por la teoría de que los saltadores cretenses eran hombres. Y llega a esa conclusión en base a dos argumentos.

El primero es que todas las figuras, independientemente del color de su piel, visten el típico faldellín minoico, propio de los hombres y que remarca los atributos sexuales masculinos. Además, también son típicos del hombre minoico el resto de los elementos de la indumentaria, tales como la banda de la cabeza, los brazaletes y el calzado.

Y el segundo es que, al contrario de lo que ocurre en otras pinturas murales, en las que los senos de las mujeres son representados claramente, las figuras de los saltadores del toro, tanto las de tono oscuro como los de tono blanco, presentan un pecho que carece de formas femeninas y que, por contra, se asemeja al de un atleta varón.

Para el hecho de que parezcan un tanto asexuadas las figuras que ejecutan el salto del toro, pues tienen los detalles de varones antes indicados pero cierto aire femenino en el rostro, el profesor Serrano Espinosa aporta una teoría a modo de explicación. Argumenta, como queda indicado anteriormente, que estos juegos probablemente supusieran para los saltadores una prueba de madurez, un rito de paso, y que el autor del fresco se permitiese la licencia artística de jugar con los colores y la feminidad del rostro para representar la adolescencia de los saltadores.


Tipos de saltos


La celebración del Salto del Toro fue profusamente representada en la civilización minoica. A través de diversos objetos conocemos distintas modalidades que debieron ser utilizadas por los jóvenes cretenses:

La más conocida y popular, a la que Serrano Espinosa denomina el “Salto de Evans” (en recuerdo, imagino, del famoso fresco que el arqueólogo descubrió en Cnosos), es en la que el saltador se apoya en los cuernos del toro para, aprovechando el movimiento innato de la embestida del animal, impulsarse por encima de su cuerpo y, tras realizar una cabriola en el aire, apoyarse sobre el lomo para lanzarse al suelo.


En otra modalidad, a la que el profesor de la Universidad de Alicante denomina “Diving Leaper”, el saltador no se apoya en los cuernos del toro, sino que, con impulso propio, salta por encima de la cabeza del animal y se apoya en el cuerpo para realizar la voltereta y terminar el salto en el suelo directamente o bien realizando un segundo apoyo sobre los cuartos traseros.




Si bien la modalidad primera es la más popular, ésta es la que aparece más repetida en la iconografía cretense.

Una tercera modalidad que aparece representada es la que don Manuel Serrano llama “Bull Vaulting”, donde el saltador aparece suspendido en el aire con una mano en uno de los cuernos del toro y la otra sobre el morrillo, mientras que sus piernas aparecen en posición horizontal.

Al margen, también hay representaciones en las que, en vez de ser frontal, el salto es lateral, por encima tan solo del cuerpo del animal y, por tanto, sin tener que salvar sus astas.

Resulta imposible determinar si alguna de estas modalidades fue la original y el resto solamente derivaciones, o si todas formaban parte de un amplio repertorio.


El recinto
Ilustración de la colección "Historia del Hombre", publicada en la revista "Mampato", dirigida por Eduardo Armstrong. Fuente: "saladehistoria.com"


Acerca del lugar donde pudieron tener lugar los juegos con toros, no existen pruebas concluyentes que nos lo determinen. Siempre ha sido mayoritaria la idea de que debían tener lugar en el patio central de los palacios, por ser el espacio abierto más importante y el lugar neurálgico donde confluían todas sus edificaciones, en cuyo caso debía ser imprescindible la instalación de estructuras provisionales de madera que dotaran a la edificación de la necesaria seguridad. Sin embargo, algunos estudiosos han conjeturado con la posibilidad de que se celebraran en otros lugares específicos alejados de la edificación palacial.

En Cnosos no han aparecido restos arqueológicos de estructuras para la celebración de los juegos, ni fijas ni portátiles, aunque sí hay elementos en el palacio de Festos que llevan a incidir en la idea del patio central como lugar de celebración de los juegos con toros en la antigua Creta.

De ahí que siga siendo mayoritaria la idea de que los patios centrales de los palacios cretenses se acondicionasen para la celebración de juegos con toros en las solemnidades más señaladas cuando menos, sin descartarse la posibilidad de que se utilizasen otros recintos para eventos de menor rango y los necesarios entrenamientos.


Reflexión final

Que en Creta surgió la primera gran civilización europea está acreditado por la datación de los restos arqueológicos que se han ido descubriendo, y que en esta civilización se rindió culto al Toro resulta más que evidente por las iconografías encontradas.

Muy probablemente, el origen de las creencias taurinas de los cretenses debe provenir de Anatolia, pero todas las civilizaciones contemporáneas y próximas a la minoica (Mesopotamia, Canaán, las ciudades-estado fenicias, Egipto, etc.) eran también culturas de alto significado taurino, por lo que la evolución que se pudo llevar a cabo en las creencias religiosas cretenses por el contacto con otras culturas sólo pudo incidir en la sacralización del Toro.

La falta de documentos escritos descifrables nos impiden (hasta ahora) ahondar en los detalles o, incluso, saber de otras manifestaciones que estos momentos podemos desconocer. Pero, como decíamos al iniciar este texto, que el Toro estaba fuertemente arraigado en Creta ya era imaginable a la vista de los muchos mitos en los que aparecen relacionados, siendo quizás el más famoso de todos ellos el del Minotauro y su laberinto.

Cuenta el mito...
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Lagun
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NOTA: salvo en el caso en que cito la fuente, el resto de imágenes aparecen en innumerables páginas de la red y resulta difícil determinar cuál pueda ser la original; por lo que, en todo caso, ruego que se me permita mantenerlas por cuanto no tengo fines lucrativos con esta bitácora.
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18 comentarios:

ROBERTO dijo...

Muy interesante esta nueva entrega de este viaje,que es el culto al toro,y sobre todo el tema de los saltos;debia ser muy curioso ver a esos atletas medirse a tan fantástico animal como es el toro,enhorabuena.Un saludo.

Mariano (Yunquera) dijo...

Amigo Lagún, espectacular otra semana más.
Tu trabajo semanal y constante del proyecto de tu bitácora es de alabar y con todas estas entradas estás formando una enciclopedia indespensable para el buen aficionado taurino. Para que luego digan que los toros no son cultura.
Te animo a que sigas en esta línea porque a mí y a otros muchos aficionados nos tienes enganchados cada lunes a este blog.
Un saludo.
PD: Permiteme amigo Lagún seguir dando ánimos y fuerzas a mi amigo para que se recupere desde tu bitácora.
Animo Perdi, a seguir así que lo estás poco a poco consiguiendo.

Raúl dijo...

Esta serie del culto al toro me tiene fascinado porque me doy cuenta de lo que tiene detrás nuestra afición y de la obligación que tenemos de conservar todo esto.
Con la entrada de hoy veo los saltos que ya se hacian hace miles de añosy pienso en los actuales concursos y no puedo evitar reirme por lo creidito que se lo tienen algunos de los que participan en los concursos de ahora.
Permiteme Lagun que te pida dos aclaraciones: que es un ritón? Y si sabes algo de por que el toro de los saltos de Creta lo representaron tan grande en ese fresco de Cnosos?
Espero tus respuestas. UN abrazo.

Unknown dijo...

Estimado Lagún, mirando en internet me he dado cuenta del extenso resumen que hace de mis trabajos que también he observado en referencias de otras páginas. Desgraciadamente en España no ha tenido mucho eco mi publicación (única en su género ya que fue realizada en Creta). Pero me alegra que aparezca en algunos foros y que algunas personas se interesen por el asunto.
Un saludo,

Manuel Serrano

LAGUN dijo...

Para ROBERTO: gracias por seguir ahí. Un abrazo.

Para MARIANO: no tienes ni que pedir permiso para lanzar ánimos a nuestro compañero desde esta bitácora; es más está a tu servicio para lo que desees a este respecto. Ayer volví a tener noticias de los progresos que va realizando en su recuperación, y lo que debemos rogar es por su total restablecimiento.
Por otro lado, agradecer tus palabras y tu fidelidad a esta bitácora, con la que (como dijo Belmonte) “se hará lo que se pueda”. Un saludo

Para RAÚL: vamos por partes.
Ritón es un recipiente que en la antigüedad se usaba para beber y que solía tenía tener forma de cuerno o, más artísticamente, forma de cabeza de algún animal.
Y, respecto, a tu pregunta sobre el tamaño con el que fue representado el toro del fresco de Cnosos, he de confesarte que desde que yo era un niño y vi por primera vez una ilustración del salto me hice la misma pregunta. Vamos a hacer una cosa: aprovechando que don Manuel Serrano Espinosa ha tenido la gentileza de visitar esta bitácora y dejarnos un comentario, le voy a pedir que sea él, como experto en la materia, quien responda a tu (nuestra) duda. Si no tuviéramos esa suerte, trataría de darte alguna indicación el viernes ¿Vale? Un abrazo.

LAGUN dijo...

Para MANUEL SERRANO ESPINOSA. Es para mí un honor que, sin conocerle ni haber entablado un contacto previo, haya visitado usted mi bitácora. Al margen:

En primer lugar, quiero aclararle que la obra de su autoría que tomé como fuente primordial fue “Taurokathapsia y juegos del toro desde sus orígenes hasta la época imperial romana”. El hecho de no citarla expresamente fue debido a que, si bien la encontré referenciada como su “Tesis Doctoral”, también pude ver en alguna otra página que era una tesis “inédita”. Y, dado que no pude confirmar el dato de su presentación y publicación, para no cometer un error en la cita, preferí hablar de “estudios específicos” en la materia. Decisión que se veía reforzada por el hecho de que también consulté otros trabajos suyos como “Acerca de los orígenes de la tauromaquia cretense”. En todo caso, le ruego que me perdone la falta de aclaración en la cita.

En segundo lugar, quiero confesarle mi admiración por la obra que me sirvió de fuente principal, la ya citada anteriormente en primer lugar. A la ingente cantidad de datos y referencias que usted ofrece en ella, y que atestiguan el trabajo que lleva detrás, se unen la sencillez en la redacción y la claridad en las ideas, lo que conlleva que su lectura y comprensión sea accesible a personas que, como yo, somos prácticamente legos en la materia.

En tercer lugar, quiero rogarle toda la benevolencia posible a la hora de juzgar (aunque sólo sea interiormente) las pocas conclusiones que, para mi texto, he entresacado de su magnífico estudio, pues las 3 páginas que le he dedicado a su obra no dan una idea ni tan siquiera aproximada del impresionante trabajo que contiene un estudio de 538 páginas como es el suyo y que es, ni más ni menos, una tesis doctoral, se haya presentado o no.

En cuarto lugar, si usted volviera a pasearse por aquí durante esta semana y abusando de su amabilidad, le pediría encarecidamente que en estos cuatro días resolviera alguna de las dudas que planteen en sus comentarios los visitantes de mi bitácora, como hizo ayer “Raúl”. A este respecto, quiero incidir en la duda planteada: ¿cuál puede ser la razón del tamaño con el que fue representado el toro en el famoso fresco de Cnosos? Y le añado: ¿Se dio un tratamiento similar al toro en el resto de obras que representan los saltos? ¿Se puede establecer algún tipo de paralelismo entre esas proporciones corporales y las del “bos taurus primigenius” o el “bos taurus brachyceros”? Quizás sean muchas preguntas para el poco espacio que permiten los comentarios, pero seguro que usted sabrá resolverlas con unas breves respuestas.

Y, en quinto lugar, a título personal, quisiera solicitarle que me remitiera un correo personal a la dirección calledelaarena@gmail.com para hacerle una breve consulta.

Sin más, le reitero mi agradecimiento y mi admiración.

SILVIA dijo...

Lagun, un trabajo espectacular, como siempre. En contadas ocasiones he visto el Salto del Toro. Y confieso que me pongo de los nervios!! pero ¿Como pueden esos chiquillos saltar tanto? Increíble.
Gracias una vez más por dejarme aprender de tu mano. Besotes!!!

Marina dijo...

Hola amigo. Déjame responderte a tu respuesta de la entrada anterior.
Querido mío, que me vas a contar de la inexistencia de la mujer en el mundo del toro si para muestras el botón del libro que tú y yo conocemos; ¿sólo escribe una mujer! se lo dije a ellos: ¡vergonzoso!.

No he leido esta entrada entera. Ya es muy tarde. Volveré a rematarla y te comenta´re entonces.

Gracias porque hoy tb es 8 de marzo.
Besos

LAGUN dijo...

Para RAÚL:
Ante todo, perdona el retraso en contestarte, pero entre el puente de San José y el arranque laboral de esta semana mi tiempo dedicación a la bitácora se ha visto muy limitado.
Me hubiera gustado que hubiera sido el profesor Serrano quien contestase, pues seguro que podría habernos dado una información más concreta y documentada. Yo sólo te puedo decir que, en general, la tendencia de las muestras encontradas con representaciones del salto del toro parecen tender (y digo "parecen") a exagerar las proporciones del toro, especialmente las de su cabeza y sus astas, muy posiblemente por licencia artística o por querer agrandar todo el significado que está detrás del simbolismo del Toro.
Un abrazo.

SILVIA: aparte de una gran condición física y mucho entrenamiento, la base de la aptitud de los saltadores está en su cabeza. Un beso.

MARINA: hubiera prferido que tu apunte respecto al Día Internacional de la Mujer hubiera quedado en su entrada respectiva. Pero, bueno, ahí queda. Más que de "inexistencia" de la mujer en el mundo del toro, habría que hablar de poca presencia. Respecto a las causas, son variadas. La cuestión radicaría, más bien, en que no se las ponga trabas ni peros ni gracietas cuando una quiera participar en cualquiera de sus ámbitos.
Un beso.

Raúl dijo...

Gracias por la aclaración Lagun. Lo que dices es lo que yo pienso tambien.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Disculpen el retraso excesivo en la contestación.
Siguiendo el hilo cronológico les contesto algunas cuestiones.
En cuanto a la bibliografía mía que he utilizado, se debe añadir una más, el estudio de las corridas de toros minoicas que se publicó en 2006: M. Serrano, La Tauromaquia Monioca. Fundación Gil-Albert, Alicante 2006, 200 páginas. Les puede servir de utilidad porque además está profusamente ilustrado. También es muy útil y barata, si pueden encontrarla, la publicación general sobre el arte minoico de J. Storch de Gracia Jacobo: El Arte Griego (I). En Historia del Arte. Historia 16. (volumen VII). 1989. Madrid. 40 páginas
- El rython era un vaso para libaciones, es decir, tenía carácter sacro y generalmente era de materiales nobles y de formas relacionadas con el entorno del culto.
-La representación del toro tanto en diversos lugares del palacio de Cnoso como en la iconografía con un tamaño tan considerable tiene una explicación sencilla. Más allá de los parámetros artísticos, los minoicos simbolizaron la pujanza del animal al que querían derrotar con una representación magnificada, lo cual explica muy bien la impresión que estos animales causaban en su medida y vigor cuando se las comparaba a los saltadores humanos que había a su alrededor. No todas las representaciones de toros son tan grandes, pero la pintura al fresco se prestaba a cierta libertad de formas entre las que destaca la típica postura "toro volador" que representaba al animal en su embestida más rabiosa y vigorosa
- Por supuesto que se debe establecer una relación con el bos taurus primigenius, porque precisamente éste era el tipo de toro que conocieron los cretenses en la época minoica y que se conservó en Europa hasta el siglo XVI más o menos.
Espero haber resuelto alguna de sus cuestiones.

Manuel Serrano

Aurelio Mena dijo...

Rito de paso. ¿Te parece que en Pamplona y muchos otros lugares puede tener hoy ese significado?
Me ha gustado tu trabajo.
Salud.

LAGUN dijo...

¡Hola Aurelio!
Creo que es la primera vez que dejas un comentario en mi bitácora, por lo que, en primer lugar, te doy la bienvenida.

¿Correr encierros es, actualmente, un rito de paso en nuestras localidades?

Dada la edad a la que las distintas normativas permiten correr, a los 16 o, incluso, a los 18 años, como es el caso de Pamplona, se hace difícil hablar de que correr encierros sea actualmente un rito de paso. Pero, de alguna manera, para los chavales que se quieren iniciar sí que es un rito de paso, que se acentúa por el hecho de que sólo se les permite correr con carretones de madera hasta esas edades. Esos chavales, ahora, desean más que nunca ser "mayores" para poder correr toros y no carretones. Lógicamente, cuando ya se alcanza cierta edad o cuando el corredor contrae matrimonio o, como en mi caso, cuando estás más cerca de la jubilación que de la Primera Comunión, ya no cabe hablar de rito de paso, sino de afición.

Ahora bien, pensando en los más jóvenes, es cierto que en la sociedad tan materialista y consumista en la que vivimos apenas se puede hablar ya de "ritos".

Me alegra que te haya gustado el trabajo.

Recibe un abrazo.

Miguel Díaz dijo...

Un cordial Saludo, me parece interesante la obra acerca del saltador de toros, pero se me crea una duda con respecto a la obra Cretense: Tengo entendido que en la pintura Cretense los hombres los pintaban de Rojo ocre o oscuros y las mujeres eran de color pálido y la descripción que dan es que los tres que aparecen en la pintura son hombres. Esta obra en realidad me deja sumamente confundido. GRACIAS

LAGUN dijo...

¡Hola Miguel!
Te pido disculpas por el retraso en publicarte el comentario y en dejarte esta respuesta. Lo que ha ocurrido es que, como el blog lo tengo prácticamente terminado, ya no entro a diario.
Como dices, la teoría mayoritaria es que en la pintura mural cretense se pintaba con diferentes colores a hombres y mujeres para identificarlos. Así lo he hecho constar en el texto. Pero también he incluido la teoría del profesor titular de la Universidad de Alicante don Manuel Serrano Espinosa, que defiende que, al menos en el más famoso de los frescos, los saltadores son solo hombres. Si vuelves a leer el artículo podrás ver que incluyo ambas teorías.
Muchas gracias por tu visita y por dejar el comentario.
Un abrazo.

historiadora dijo...

Oye te tengo que decir que está muy bien esta entrada. Estudio Historia del Arte, y estas cosas del arte minoico están igual explicadas aquí, que en la universidad con la catedrática de arte antiguo. Genial, merece la pena, porque muchas webs dicen tonterías.

David dijo...

Tal vez la falta de atributos entre hombres y mujeres en el mural sea porque se trata del tributo para sacrificio en juegos de otras regiones, por ejemplo Atenas, puesto que en la cultura minoica se representaban en rojo los hombres y blanco las mujeres.

-Atenas pagaba tributo de 14 vírgenes según el mito (7 chicos y 7 chicas) para dar de comer al minotauro, que etimológicamente si obviamos cosntrucciones simbólicas posteriores, vendría a decir toro de Minos.
-Los sacricios en Creta hacían referencia al toro.
-En los murales salen mujeres sin excesivo pecho, como dice el artículo, que podrían ser adolescentes si nos basamos en los colores de representación hombre-mujer

Parece que tiene bastante lógica.

Liliana dijo...

hola
excelente tu blog. el artículo sobre el toro en Creta, concretamente, que es el que leí.
quizás hayas desactivado el blog porque es de 2010 y te escribo en 2018.
de todos modos, felicitaciones. enhorabuena.
Liliana