31/8/10

Polémicas en Guadalajara con los encierros por el campo


..............................Foto: bombetoro


Tras las medidas que la Guardia Civil adoptó en el año 2009 para controlar el movimiento de coches en el encierro por el campo de Brihuega, que es el más importante y representativo de La Alcarria, se ha podido observar en este verano del 2010 que la Benemérita también ha intensificado los controles en el resto de los pueblos de la provincia de Guadalajara. Ante este hecho, cada ayuntamiento ha ido adoptando las medidas que ha considerado oportunas y, a la vista de los resultados particulares, la polémica se ha desatado entre los aficionados.

Hace tiempo que se venía advirtiendo en los foros especializados que los encierros por el campo de la provincia de Guadalajara estaban sufriendo un proceso de desnaturalización por el gran número de vehículos de motor que intervenían en los mismos, especialmente coches; y porque los conductores de dichos vehículos, en un afán por situarse en la proximidad de los toros, convertían los encierros en un acorazado acoso al que debiera ser el verdadero protagonista de las carreras y embestidas en este tipo de festejos.

Esa desnaturalización había llegado a tal grado en algunos pueblos que en los mentados foros se calificaba a sus encierros por el campo de “safaris”, en alusión a los comerciales viajes a los parques naturales africanos.

..............................Foto: Andy Rouse


Es comprensible el deseo de los aficionados de situarse cerca de un animal tan fascinante como es un toro; y que, para ello, algunas personas se sirvan de vehículos a motor al no poder hacerlo a pie por edad o aptitud. Por otro lado, dada la escasez de jinetes en muchos pueblos de La Alcarria, en ocasiones resulta difícil poder conducir un encierro de forma arropada por la original orografía del campo alcarreño (con abruptos barrancos, intrincadas manchas de monte y extensos llanos), por lo que es cierto que en esos casos resulta necesario el apoyo de algún vehículo para tratar de culminar la labor de encerrar a los toros. Pero lo que no es admisible es la situación a la que habíamos llegado: unos encierros por el campo en los que la mayoría de los “participantes” eran vehículos a motor que transfiguraban el festejo en una competitiva persecución del toro para tratar, finalmente, de montar una improvisada capea en medio de un rastrojo jalonado de unos peculiares “majanos automovilísticos”.

Me perdonarán muchos aficionados, pero eso no es un encierro por el campo. Nunca fue así y nunca se debió llegar a eso.

Cada cosa, cada acto, cada festejo tiene su propia naturaleza e idiosincrasia. E, independientemente, de la evolución que ha experimentado la sociedad, en el atavismo es donde radica gran parte de la esencia de los festejos taurinos, especialmente los populares. Y en un encierro por el campo el protagonista debe ser siempre el toro, al que hombres a pie y a caballo deben conducir hasta el lugar designado para encerrarlo.


¿Qué ha ocurrido en este verano del 2010 con los encierros por el campo en la provincia de Guadalajara?


En unos pueblos parece que se ha hecho caso omiso a las advertencias previas de la Guardia Civil y, puesto que las notificaciones llevan su tramitación, se teme y rumorea que aumentará el número de denuncias a los vehículos no autorizados que han circulado por zonas de campo vedadas al tráfico rodado. Es curioso, pero en algún pueblo ha aparecido hasta el helicóptero de Tráfico, que es capaz de captar las matrículas de vehículos que realizan infracciones. Incluso se ha comentado que en algunos pueblos se han impuesto denuncias por llevar hasta el exceso la literalidad reglamentista en materia de festejos taurinos populares, cuando este tipo de actos tienen un desarrollo que depende principalmente de la movilidad de un animal que no entiende de normativas y crea situaciones que no están contempladas en el reglamento.

Del mismo modo, cabe pensar que aumentará el número de denuncias de los grupos antitaurinos, que tienen en su punto de mira a los encierros por el campo en la provincia de Guadalajara y, muy especialmente, a los de algunos de sus pueblos, como es el caso de Galápagos.

A este respecto, resulta curioso el acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Almoguera, que se ha propuesto impedir que dichos grupos capten las imágenes que luego presentan con sus denuncias, para lo que ha elaborado una nueva ordenanza local por la que se prohíbe fotografiar o grabar los encierros por el campo sin una previa orden judicial o autorización municipal que ha tasado en 200.000 €, según ha recogido la prensa comarcal.


En otros pueblos, para tratar de evitar denuncias, las comisiones de festejos de los ayuntamientos han reducido el número de vehículos autorizados para la organización del encierro, y la Guardia Civil ha impedido el movimiento por el campo de los vehículos no autorizados.

Lo que ha ocurrido en estos casos es que, al no poder acceder vehículos al área de desarrollo del encierro, la presencia de corredores a pie también se ha reducido y que, ante la falta de esos improvisados majanos a los que antes hacía referencia, ha resultado prácticamente imposible acercarse hasta los toros en medio de los rastrojos para realizar carreras y recortes.

Así, aquellas personas que antes solían “participar” en coche y ahora no han podido hacerlo dicen que estos encierros han sido aburridos, que los vehículos no se han acercado a los toros y no se han podido practicar suertes a pie por los corredores. Dicen, devolviendo aquel repudio de “safaris”, que estos encierros por el campo parecen “romerías”.


Por último, pues resulta imposible ser exhaustivo, hay que hacer mención a esos otros pueblos que han acordado la peor decisión que se puede tomar: suspender el encierro por el campo. Entre estos casos cabe destacar como más significativo el de Pastrana.

El Ayuntamiento de Pastrana decidió suspender el encierro por el campo que tenía programado ante la previsión de un importante número de participantes que podrían ser sancionados por no cumplir estrictamente las normativas referentes a festejos taurinos populares y de prevención de incendios forestales, así como para evitar la posibilidad de incidentes o altercados que pudieran producirse por esta última circunstancia.

Sin quererlo, probablemente, el Ayuntamiento de Pastrana tomó la decisión que desean y persiguen los enemigos de los encierros por el campo: su no celebración.

La costumbre tradicional de los encierros debe preservarse a toda costa, aunque para ello debamos someternos y amoldarnos a unos reglamentos que resultan absurdos en algunos de sus puntos, pues son elaborados por una clase política que parece desconocer un hecho tan simple (y esencial) como es que el desarrollo de un encierro por el campo es imposible de prever, y que en numerosas ocasiones se dan situaciones no contempladas en la normativa para las que los organizadores deben tomar determinaciones instantáneas en aras de solventarlas e, incluso, para tratar de evitar males mayores.


Y para preservar los tradicionales encierros por el campo alcarreño hay una norma no escrita e inveterada que garantiza su éxito y supervivencia: el respeto al Toro. Cumpliéndola, legaremos a las generaciones venideras una tradición que forma parte de nuestro acervo cultural y preservaremos una de las imágenes más bellas que hoy podemos obtener en el campo alcarreño: la de un toro en medio del rastrojo dominando su área de acometividad.
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Lagun
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NOTA: ruego a los propietarios de los derechos de autor que me permitan mantener las fotografías incluidas en este texto, pues con mi bitácora no tengo fines lucrativos.
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10 comentarios:

JoséÁngelBF dijo...

Qué gustazo de artículo. Personalmente, sólo he podido asistir al de Brihuega-2009 que pones de ejemplo, así que dejo opinar a los que conocen la realidad de estos festejos pero me quedo con un mensaje muy necesario: "mejorar por El Toro para no destruir y para que no lo destruyan". Un abrazo y gracias una vez más.

SILVIA dijo...

Yo me quedo sin duda con esta gran reflexión tuya: "Respeto al Toro".
Como sabes, no soy muy "fan" de este tipo de festejos, pero como bien dices, si se respetan las normas, si se mantiene el respeto, en definitiva, si se hacen bien las cosas, sería mucho mejor.
No puedo decir que me apene que en algunos sitios se hayan prohibido estas prácticas (debo ser consecuente con mis principios), pero llevarlo todo al extremo del fanatismo no ayuda nada. Está muy bien defender lo que nos gusta, o protestar contra lo que no, pero por medio del diálogo y manteniendo el respeto. Es por ello que tampoco me considero "Antitaurina". No me gustan los Toros y no voy a verlos, y ya está. A otros no les gusta el vino y no lo toman. ¿Dónde está el problema?
Si no somos capaces de respetarnos entre iguales, ¿Cómo vamos a ser capaces de respetar a un Toro?
Lo dicho: Respeto y más respeto.
Como siempre, fenomenal artículo. Un abrazote!!!!

Mariano (Yunquera) dijo...

RESPETO que palabra más facil de pronunciar y que dificil de cumplir por no decir imposible por parte de algunos.
La polémica de este año de los encierros camperos ya se venía venir desde hace años por los que verdaderamente amamos este tipo de encierros por la actitud de muchos salvajes con sus vehiculos y el mirar hacía otro lado de autoridades, organizadores y nosotros los aficionados en vez de denunciarlos.
Y como no hay termino medio pasamos de los SAFARIS a las ROMERIAS, pues yo prefiero estas ultimas, por mí y por la gente mayor y que no tienen condiciones fisicas que tantas veces se le ponen de excusas para llevar vehículos, pués estos con los safaris solo ven polvo y más polvo y con las romerias ven un toro en el campo.
Enhorabuena amigo Lagún por este artículo y quedáis invitados todos ala "BAJADA" de Yunquera el día 17 septiembre a las 10:00 h. Una "romería" para algunos pero para mí el verdadero encierro por el campo (traslado de reses desde la ganadería a la plaza)

LAGUN dijo...

SÁHE: Hago mío tu mensaje. Otro abrazo para tí, compañero.

SILVIA: El respeto es algo imprescindible en todos los ámbitos de la vida y, por desgracia, está en desuso.
Te mando un beso muy grande. Y ya sabes tú que no es sólo por este comentario que has dejado en esta entrada.

MARIANO: no te puedes imaginar cuánto he pensado en gente como tú cuando escribía el artículo, y en lo que debeis sufrir viendo algunos encierros por el campo.
El día 17 aún estamos en fiestas en mi pueblo, pero me voy a pensar muy seriamente ir a la "bajada" de Yunquera. Un abrazo.

Anónimo dijo...

cada dia que entro en tu blog me dejas cpn la boca abierta. yo estoy con mariano prefiero las romerias a los safaris. Manu escapate el dia 17 merece la pena un saludo postu

LAGUN dijo...

¿Qué tal, POSTU?

Yo también prefiero una conducción acompasada y lenta por el campo. Es que, además, debe ser así. A los toros sólo hay que arrearlos cuando hay que hacerlo.

Un abrazo... Y Manu no sé si podrá ir; yo puede que sí, aunque me tiran mucho las fiestas de mi pueblo.

Carlos dijo...

Hola,
llevo cerca de 30 años asistiendo a encierros por el campo, y desde que tenía 16 años a pie.
Con tan sólo 6 o 7 años me subía mi padre en el tractor para ir al encierro de mi pueblo y también al de los pueblos cercanos (Alarilla, Robledillo, Tórtola, etc..). Era el acontecimiento más importante de las fiestas de cada pueblo.
En esos años no se veían apenas coches por el campo, tan sólo algún land rover antiguo.
Pero la vida cambia, y con ella la sociedad y las personas.
Los tractores conducidos por gente mayor y responsable, dejaron paso a coches (los primeros años todos eran sin papeles, sin seguro...) y todo terrenos. En muchas ocasiones los conductores eran y son chavales jóvenes muy pasados de vueltas, acelerados y con muchas ganas de juerga.
El encierro ya hace años que dejó de existir y fue sustituido por una especie de rallye/coches de choque/ a ver quien es más animal.
Durante años nos hemos jugado la vida en los encierros, pero en la gran mayoría de los casos no por el toro (cada vez peor, sin cuajo, muchas veces "arreglado" por dentro y por fuera), sino intentando sortear las embestidas de los vehículos.
A día de hoy las cosas han mejorado algo, poco, pero algo.
Como dije al principio, la vida ha cambiado y las personas también. Ahora la nueva forma de divertirse, los medios económicos (antes nadie podía tener un coche para los encierros), y la falta de respeto, han sustituido a las tradiciones y a la más mínima educación.

Un saludo

LAGUN dijo...

¡Hola CARLOS!
Aunque mi experiencia en relación con los encierros por el campo en Guadalajra es mucho más corta que la tuya, por lo que conozco, sólo puedo decir que estoy de acuerdo con tu comentario.
Y ahora lo que deseo es que la situación, aunque resulte difícil conseguirlo, se reconduzca hacia un punto de sensatez.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

No se nos debe olvidar el origen de los encierros... tiene más de romería que de rally.

Celebro la medida, aunque perjudique a gente que no pueda acompañar a pie a los toros, beneficia a mucha otra que si lo hacemos... Pero no olvidemos que no solo se trata de beneficiar a gente... sobre todo, beneficia al TORO.


Qué triste es ver a un tio vestido de mad-max azuzando a un toro con su moto "Honda 600 CBGH con suspension de horquilla invertida, nosecuantoscaballos y centrimetroscubicos y casco NZI" (Por cierto, para cuando el debate de los cascos, jeje)y tu ahi sudando con tus zapatillejas, las espinillas molidas por el sembrao y la boca de serrin tirándote a un matorral porque el pájaro aprieta (eh Lagun?)

El encierro por el campo es lo que es y el que quiera otra cosa, que busque otra cosa, pero no esta. Y si el que vende cocacolas y pipasdemazuecos quiere hacerlo, que lo haga a pie.

Un abrazo a todos

Juan Nuñez "Sentimientos"

LAGUN dijo...

Como olvidar, Sr. SENTIMIENTOS, aquel día en el que un toro soltado en el campo alcarreño tenía tres opciones: ir por donde estaba usted, venirse por donde estaba yo o pasar justo por el medio de ambos. Afortunadamente, pasó por el medio. ¡Ufff! Y es que tampoco puedo olvidar que la única posibilidad de refugio con la que contábamos era tirarnos a un zarzal.

Gracias por este comentario suyo, con el que, por supuesto, estoy de acuerdo. Y... ¿lo del casco, dice? Lo dejamos para los duros y extensos meses venideros.

Un abrazo.