En un encierro hay un protagonista principal, que es el TORO, y junto a él varios conjuntos de participantes. El más importante de todos ellos es el de los corredores.
....................................(Foto: Hireen)
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Antiguamente, y hasta un límite temporal que podríamos fijar en la década de los años sesenta del pasado s. XX, en las fiestas de cualquier pueblo participaba la práctica totalidad de la población local, además de pequeños grupos de la comarca, fundiéndose todos en un conjunto muy homogéneo. Así, en el encierro era muy generalizada la participación de los hombres; de tal forma que, aunque hubiese un reducido número de mozos que actuase con más arrojo, la mayor parte de la población masculina se situaba en el interior del recorrido, junto a puertas, ventanas o al pie de los carros, e intervenía en el festejo con mayor o menor atrevimiento. El resultado de esa concepción de la participación en los encierros era que quedaba muy difuminada la línea divisoria entre corredores y espectadores.
El progreso industrial y el mayor nivel de renta de la sociedad facilitó a partir de los años setenta la posibilidad de desplazamiento entre las poblaciones. Ese logro, junto a la expansión demográfica que se vivió entonces, originó que la participación en las fiestas de los pueblos se fuera haciendo cada vez más numerosa y heterogénea.
Hablando de encierros, fue aumentando paulatinamente la presencia en el recorrido de mozos, tanto por el mayor número de los locales como por la asistencia de otros foráneos, incluso de pueblos lejanos. Por otro lado, poco a poco, y especialmente en la década de los noventa, la organización de los festejos populares se fue reglamentando y, entre otras materias, se fueron estableciendo mayores medidas de seguridad, como el cerramiento de puertas y ventanas, vallados especiales e, incluso, el doble vallado. Con todo ello, además de conseguir una mayor seguridad para la población respecto de los animales, se están produciendo otros efectos: que los espectadores queden más nítidamente separados del recorrido y que los mozos con menor pericia o atrevimiento tengan más reparos para permanecer en el interior de la manga.
El resultado de todo ello ha sido una rápida evolución durante el último cuarto del siglo XX en lo que respecta al concepto de participación en el encierro, que ahora se caracteriza porque es más masificada y porque se diferencian más claramente las figuras de quienes asisten con el ánimo de observar el festejo y quienes acuden con la intención de correr en el encierro.
Retrato del corredor de encierros
En primer lugar, y que nadie me interprete mal, hay que decir que la inmensa mayoría de los corredores son varones. Aunque afortunadamente se eliminaron las prohibiciones al respecto, aún son contadas las mujeres que participan activamente en los festejos taurinos populares; todas honrosas, algunas de calidad, pero excepciones a una realidad muy marcada.
Respecto a la edad de los mozos que, a mayor o menor distancia, corren en encierros (y con la dificultad que entraña este tipo de cálculo), estimo que un 15 % cuenta con menos de 20 años; más de la mitad, un 55 %, viene a tener entre 20 y 30 años; y un 20 % se sitúa en la estrecha franja que va de los 30 a los 35 años. El resto, un 10 %, se movería en la banda de 35 a 45 años, aunque siempre se dejan ver corredores aislados que superan esa edad. Así, la edad media del corredor sería del entorno de los 27 años.
No obstante, hay muchos corredores que a partir de los 30 años, aproximadamente, según van adquiriendo mayores responsabilidades en la vida, van reduciendo su asistencia a encierros y, más aún, su participación; no es que se retiren radicalmente, simplemente van seleccionando aquellos encierros en los que sienten una motivación especial para participar, como suele ocurrir con las grandes citas del calendario, en las que es evidente que la media de edad de los corredores es más alta de lo habitual. Algo que también viene motivado por el hecho de que el corredor menor de 20 años no se suele desplazar más allá de su comarca.
La gran mayoría de los corredores, dada la media de edad y la creciente afición a las actividades deportivas, encaran los encierros con una buena preparación física. A este respecto, y bajo mi modesto criterio de observador (pues soy lego en medicina), la antropometría que presenta el corredor medio se correspondería con la de un atleta de carreras populares de medias o largas distancias. Hay que reseñar, además, que son excepcionales los casos de “supuestos corredores” con cuadros de intoxicación etílica.
Por último, indicar que la inmensa mayoría son de nacionalidad española. Los corredores extranjeros que participan en encierros son pocos, por cultura y por distancia, pero generalmente son buenos, y algunos excepcionales. Respecto a su procedencia, en Pamplona parecen destacar los anglosajones y en determinados encierros se adivina la presencia de portugueses, pero últimamente hay varias cuadrillas de franceses que acuden a todas nuestras grandes citas y que son fantásticos corredores.
Y... ¿por qué corren en los encierros?
Nunca podremos saber la razón que movió al primer hombre que se puso a correr voluntariamente delante de un toro; después...
Tradicionalmente, la mayoría de los corredores cruzaban por primera vez el vallado para “participar de forma activa” en un encierro a una edad aproximada a los catorce años, y la razón más generalizada para que se produjera ese impulso solía ser la imitación de conductas: querer parecerse a los mayores que corrían delante de los toros.
El hecho de que correr encierros sea una costumbre generalizada en la mayor parte de la Península Ibérica facilita que en los niños se produzca ese fenómeno de imitación sin presión alguna; y, con ello, una continuada cantera de corredores. Pero, hablando sobre todo de localidades en las que participar en un determinado festejo taurino popular pareciera más un rito que una simple costumbre, también se dan casos en los que se puede llegar a crear en la mentalidad de algunos chavales la necesidad de tener que dar el paso adelante y participar, aunque sólo sea una vez, para cumplir con una especie de requisito en su autorrealización personal o bien para sacudirse una cierta presión social construida en torno a ese rito.
Y hablando sobre la edad de inicio, que venía siendo sobre los catorce años, en los reglamentos ahora vigentes en las comunidades autónomas se establece la prohibición de participar en todo tipo de festejos taurinos populares a los menores de dieciséis años, edad que en ocasiones se eleva hasta los dieciocho. Ello ha provocado, al menos, cuatro consecuencias:
El progreso industrial y el mayor nivel de renta de la sociedad facilitó a partir de los años setenta la posibilidad de desplazamiento entre las poblaciones. Ese logro, junto a la expansión demográfica que se vivió entonces, originó que la participación en las fiestas de los pueblos se fuera haciendo cada vez más numerosa y heterogénea.
Hablando de encierros, fue aumentando paulatinamente la presencia en el recorrido de mozos, tanto por el mayor número de los locales como por la asistencia de otros foráneos, incluso de pueblos lejanos. Por otro lado, poco a poco, y especialmente en la década de los noventa, la organización de los festejos populares se fue reglamentando y, entre otras materias, se fueron estableciendo mayores medidas de seguridad, como el cerramiento de puertas y ventanas, vallados especiales e, incluso, el doble vallado. Con todo ello, además de conseguir una mayor seguridad para la población respecto de los animales, se están produciendo otros efectos: que los espectadores queden más nítidamente separados del recorrido y que los mozos con menor pericia o atrevimiento tengan más reparos para permanecer en el interior de la manga.
El resultado de todo ello ha sido una rápida evolución durante el último cuarto del siglo XX en lo que respecta al concepto de participación en el encierro, que ahora se caracteriza porque es más masificada y porque se diferencian más claramente las figuras de quienes asisten con el ánimo de observar el festejo y quienes acuden con la intención de correr en el encierro.
Retrato del corredor de encierros
En primer lugar, y que nadie me interprete mal, hay que decir que la inmensa mayoría de los corredores son varones. Aunque afortunadamente se eliminaron las prohibiciones al respecto, aún son contadas las mujeres que participan activamente en los festejos taurinos populares; todas honrosas, algunas de calidad, pero excepciones a una realidad muy marcada.
Respecto a la edad de los mozos que, a mayor o menor distancia, corren en encierros (y con la dificultad que entraña este tipo de cálculo), estimo que un 15 % cuenta con menos de 20 años; más de la mitad, un 55 %, viene a tener entre 20 y 30 años; y un 20 % se sitúa en la estrecha franja que va de los 30 a los 35 años. El resto, un 10 %, se movería en la banda de 35 a 45 años, aunque siempre se dejan ver corredores aislados que superan esa edad. Así, la edad media del corredor sería del entorno de los 27 años.
No obstante, hay muchos corredores que a partir de los 30 años, aproximadamente, según van adquiriendo mayores responsabilidades en la vida, van reduciendo su asistencia a encierros y, más aún, su participación; no es que se retiren radicalmente, simplemente van seleccionando aquellos encierros en los que sienten una motivación especial para participar, como suele ocurrir con las grandes citas del calendario, en las que es evidente que la media de edad de los corredores es más alta de lo habitual. Algo que también viene motivado por el hecho de que el corredor menor de 20 años no se suele desplazar más allá de su comarca.
La gran mayoría de los corredores, dada la media de edad y la creciente afición a las actividades deportivas, encaran los encierros con una buena preparación física. A este respecto, y bajo mi modesto criterio de observador (pues soy lego en medicina), la antropometría que presenta el corredor medio se correspondería con la de un atleta de carreras populares de medias o largas distancias. Hay que reseñar, además, que son excepcionales los casos de “supuestos corredores” con cuadros de intoxicación etílica.
Por último, indicar que la inmensa mayoría son de nacionalidad española. Los corredores extranjeros que participan en encierros son pocos, por cultura y por distancia, pero generalmente son buenos, y algunos excepcionales. Respecto a su procedencia, en Pamplona parecen destacar los anglosajones y en determinados encierros se adivina la presencia de portugueses, pero últimamente hay varias cuadrillas de franceses que acuden a todas nuestras grandes citas y que son fantásticos corredores.
Y... ¿por qué corren en los encierros?
Nunca podremos saber la razón que movió al primer hombre que se puso a correr voluntariamente delante de un toro; después...
Tradicionalmente, la mayoría de los corredores cruzaban por primera vez el vallado para “participar de forma activa” en un encierro a una edad aproximada a los catorce años, y la razón más generalizada para que se produjera ese impulso solía ser la imitación de conductas: querer parecerse a los mayores que corrían delante de los toros.
El hecho de que correr encierros sea una costumbre generalizada en la mayor parte de la Península Ibérica facilita que en los niños se produzca ese fenómeno de imitación sin presión alguna; y, con ello, una continuada cantera de corredores. Pero, hablando sobre todo de localidades en las que participar en un determinado festejo taurino popular pareciera más un rito que una simple costumbre, también se dan casos en los que se puede llegar a crear en la mentalidad de algunos chavales la necesidad de tener que dar el paso adelante y participar, aunque sólo sea una vez, para cumplir con una especie de requisito en su autorrealización personal o bien para sacudirse una cierta presión social construida en torno a ese rito.
Y hablando sobre la edad de inicio, que venía siendo sobre los catorce años, en los reglamentos ahora vigentes en las comunidades autónomas se establece la prohibición de participar en todo tipo de festejos taurinos populares a los menores de dieciséis años, edad que en ocasiones se eleva hasta los dieciocho. Ello ha provocado, al menos, cuatro consecuencias:
...................................(Foto: Joseba Carnicer)
1) Que, en todo caso, ahora los chicos empiezan a participar en encierros con una edad más alta y, mientras tanto, sólo pueden jugar a ser corredor y soñar con llegar a serlo.
2) Que hay chavales que, antes de cumplir los dieciséis o los dieciocho, adquieren otras aficiones (unas sanas y otras que lo son menos) y que llegado el momento ya no se sienten atraídos por la costumbre de correr encierros; ni tan siquiera una primera vez.
3) Que, por el contrario, también hay chavales que desde niños desearon fervientemente ser corredores y, al verse impedidos a intentarlo hasta los dieciséis años, llegan con mayor deseo a su primer encierro y con una afición más cuajada que los de generaciones anteriores.
4) Que el legislador crea una situación de riesgo con esa limitación de edad acompañada de la prohibición de encierros infantiles con becerras, pues los adolescentes con dieciséis años o los hombres con dieciocho, como ya no son unos críos, se pueden creer en condiciones de hacerlo en cualquier encierro y recorrido sin haber pasado por la necesaria fase de aprendizaje previo y acortamiento de distancias.
Una vez superado esa especie de rito iniciático, siempre hay chavales que deciden no continuar. Otros, en cambio, siguen adelante. Y cada uno tiene su propia motivación para hacerlo, aunque es lógico pensar que en esta etapa adquiere gran importancia el afán de superación personal: el querer correr mejor y a menor distancia de los toros.
Hay que decir también que en los últimos años se puede ver a muchos jóvenes que, desligados de todo apego por las tradiciones, contemplan los festejos taurinos populares como una simple forma de participar en una actividad de riesgo, lo que resulta altamente pernicioso para el futuro de la concepción de los encierros, ya que se los desvincula de la ancestral costumbre que motiva a cada festejo y, además, se altera totalmente la escala de valores, dando primacía al corredor sobre el toro.
Y, finalmente, después de que un joven alcanza la madurez como corredor, ¿qué razones pueden motivar a aquellos pocos que, tras contraer matrimonio, tener hijos y adquirir responsabilidades laborales o profesionales, deciden no retirarse y, por contra, siguen calzándose las zapatillas y corriendo encierros hasta edades avanzadas?
¿Afición, pasión, fidelidad al rito, promesas íntimas, homenajes...?
Cada corredor de encierros es un mundo y lleva tras de sí su propia historia.
1) Que, en todo caso, ahora los chicos empiezan a participar en encierros con una edad más alta y, mientras tanto, sólo pueden jugar a ser corredor y soñar con llegar a serlo.
2) Que hay chavales que, antes de cumplir los dieciséis o los dieciocho, adquieren otras aficiones (unas sanas y otras que lo son menos) y que llegado el momento ya no se sienten atraídos por la costumbre de correr encierros; ni tan siquiera una primera vez.
3) Que, por el contrario, también hay chavales que desde niños desearon fervientemente ser corredores y, al verse impedidos a intentarlo hasta los dieciséis años, llegan con mayor deseo a su primer encierro y con una afición más cuajada que los de generaciones anteriores.
4) Que el legislador crea una situación de riesgo con esa limitación de edad acompañada de la prohibición de encierros infantiles con becerras, pues los adolescentes con dieciséis años o los hombres con dieciocho, como ya no son unos críos, se pueden creer en condiciones de hacerlo en cualquier encierro y recorrido sin haber pasado por la necesaria fase de aprendizaje previo y acortamiento de distancias.
Una vez superado esa especie de rito iniciático, siempre hay chavales que deciden no continuar. Otros, en cambio, siguen adelante. Y cada uno tiene su propia motivación para hacerlo, aunque es lógico pensar que en esta etapa adquiere gran importancia el afán de superación personal: el querer correr mejor y a menor distancia de los toros.
Hay que decir también que en los últimos años se puede ver a muchos jóvenes que, desligados de todo apego por las tradiciones, contemplan los festejos taurinos populares como una simple forma de participar en una actividad de riesgo, lo que resulta altamente pernicioso para el futuro de la concepción de los encierros, ya que se los desvincula de la ancestral costumbre que motiva a cada festejo y, además, se altera totalmente la escala de valores, dando primacía al corredor sobre el toro.
Y, finalmente, después de que un joven alcanza la madurez como corredor, ¿qué razones pueden motivar a aquellos pocos que, tras contraer matrimonio, tener hijos y adquirir responsabilidades laborales o profesionales, deciden no retirarse y, por contra, siguen calzándose las zapatillas y corriendo encierros hasta edades avanzadas?
¿Afición, pasión, fidelidad al rito, promesas íntimas, homenajes...?
Cada corredor de encierros es un mundo y lleva tras de sí su propia historia.
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Lagun
Lagun
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NOTAS:
1) La primera fotografía que aparece en esta entrada lleva la firma de “Hireen”, quien tiene una galería abierta en “flickr.com”; la segunda es obra de “Joseba Carnicer”, un aficionado al mundo del toro y de la fotografía que, tras varias incursiones por la BlogEsfera, nos muestra sus trabajos en una web propia: “everyoneweb.es/toriviciao”. A ambos les ruego que permitan mantener sus respectivas fotografías, pues con esta bitácora no tengo fines lucrativos. Y a todos los que entráis en este blog os aconsejo que visitéis sus galerías.
2) Por otro lado, como es habitual con cada texto, hoy os he colgado una nueva encuesta. Creo que sería interesante que la comentarais entre vuestros amigos para que obtuviésemos el mayor número de votos posibles y, así, tratar de que el resultado sea lo más cercano posible a la realidad.
NOTAS:
1) La primera fotografía que aparece en esta entrada lleva la firma de “Hireen”, quien tiene una galería abierta en “flickr.com”; la segunda es obra de “Joseba Carnicer”, un aficionado al mundo del toro y de la fotografía que, tras varias incursiones por la BlogEsfera, nos muestra sus trabajos en una web propia: “everyoneweb.es/toriviciao”. A ambos les ruego que permitan mantener sus respectivas fotografías, pues con esta bitácora no tengo fines lucrativos. Y a todos los que entráis en este blog os aconsejo que visitéis sus galerías.
2) Por otro lado, como es habitual con cada texto, hoy os he colgado una nueva encuesta. Creo que sería interesante que la comentarais entre vuestros amigos para que obtuviésemos el mayor número de votos posibles y, así, tratar de que el resultado sea lo más cercano posible a la realidad.
15 comentarios:
Buenos dias Sr.Lagun.
Entretenida entrada la que nos presenta esta semana aunque, a mi parecer, algo erronea.
Creo que el rango de 30 a 35, en el que usted lo situa en torno al 20% esta poco estudiado. Por lo que veo en los encierros a los que asisto somos bastante mas de esos 20% en esa franja.
Imagino que se debe a, como bien dice en la entrada, que usted es: "corredores que a partir de los 30 años van reduciendo su asistencia a encierros y van seleccionando aquellos encierros en los que sienten una motivación especial para participar, como suele ocurrir con las grandes citas del calendario".
Si esto que digo es asi, no creo que los datos de su estadistica sean veraces y aplicables a todos los encierros. Aunque, viendo lo "metodico" que es usted con el blog, imagino que estos datos no se los ha inventado.
Veremos que opina el resto de los lectores.
En mi modesta opinion, todo depende de como y donde se tomen estos porcentajes, ya que hay un monton de factores que influyen sobre ellos.
Si los tomas en un encierro en Septiembre, entre semana, cuando los chabales de 15 o 16 años no han empezado los estudios y los mayores ya han empezado en sus respectivos trabajos, pues logicamente esta media de edad baja.
Si los tomas en uno de los encierros marcados como referente en el calendario y en fin de semana, creo que esta media sube bastante.
Pero si englobas todo e intentas casar porcentajes creo que la media del Sr. Lagun no va nada desencaminada.
Despues de todo esto, otra sincera enhorabuena para el autor del blog ya que nos ha echo pasar otro lunes un poco mas ameno en nuestros trabajos (o por lo menos a mi) un saludo
Tengo 16 años y me identifico con la entrada del blog y me parece una buenisima entrada. Sigue asi haciendo entradas sobre este mundo tan bonito!
un abrazo
PD: lo de los porcentajes es depende de los sitios, los dias en los que caen los encierros...
un saludo de javixu!
En primer lugar, quiero dar la bienvenida a Javixu y agradecerle su comentario (aquí tienes tu bitácora para que entres siempre que quieras), como también se agradecen los de Uro e Iván.
Y, en segundo lugar, como Uro no parece estar conforme con la entrada, quería pedirle que nos diera su propio retrato robot del corredor de encierros.
El autor propone al corredor tipo:
Español.
27 años.
Empezo a los 14.
Antromopetricamente atleta,
Si fuese mujer, no se me escapaba ninguno...je, je, je.
Amigo Lagun, esta vez te has superado, y no lo digo por lo interesante de lo que escribes, que lo es, sino por lo extenso de su contenido, 149 renglones. Esto ya supera todos los records. No todos somos como Ivan que en su trabajo puede "ganar el tiempo" leyendo a Lagun.
A lo que vamos; cada persona que se entretenga a analizar las edades de los corredores debera sopesar variantes tales como las personas con las que uno se mueve, pueblos a los que se va, tramos en los que se corre dentro de un encierro que pueden desvirtuar los resultados.
Resumiendo, creo que yo subiria un poco los porcentajes a los rangos de edades superiores. Un 10% a 35-45 me parece poco; al igual que en el 30-35.
Pero mas interesante que los datos me quedo, para reflexionar, con la pregunta: ¿qué razones pueden motivar a aquellos pocos que, tras contraer matrimonio, tener hijos y adquirir responsabilidades laborales o profesionales, deciden no retirarse y, por contra, siguen calzándose las zapatillas y corriendo encierros hasta edades avanzadas?
Os animo a que tambien contesteis a esta cuestion.
Yo le pediría a "jose de mostoles" que, una vez que haya reflexionado sobre la última pregunta de su comentario y de mi entrada, que nos cuente a que conclusión ha llegado él.
Y, efectivamente, creo que la estadística por edades, aunque sea llamativa, no es lo más interesante de la entrada; aunque había que intentarlo y ahí he dejado mi conclusión general, pensando en todo tipo de lugares, fechas, encierros, tramos...)
Yo espero casarme algun dia y tener hijos y asi podré contestar a Jose.Respecto al otro tema me quedo con la opinióm de Iván,que depende mucho del lugar y de la fecha del encierro.Un saludo para todos.(Roberto)
Sr. Lagun, lo primero, buena entrada de nuevo.
A mi me parece que, viendo la carrera desde una perspectiva muy general, las franjas de edades de los corredores que usted dibuja, se acercan bastante a la realidad.
Es cierto que todo depende de la categoria del encierro, y, por lo tanto y como ejemplos, en el encierro de Pamplona vemos que los corredores que se mueven delante de las astas a lo largo de todo el recorrido estan mas cercanos a los 35 que a los 25, sin embargo en un encierro de menor importancia en el calendario como pudiese ser San Fernando de Henares, los corredores que se mueven cerca de las astas estan mas cerca de los 25 que de los 35, con lo cual, a diferente carrera, diferente corredor, a mayor importancia de la carrera, mayor edad del corredor que va en astas, esta es mi humilde opinion, sin entrar en el detalle de que los veteranos eligen correr pocos encierros, pero en ellos suelen dar la cara, mientras que el corredor joven, suele elegir muchas citas en su calendario personal, disfruta de las carreras en muchos encierros, pero falla en las grandes citas ¿por no aguantar la presion? ¿no poder con la experiencia de los veteranos? ¿no prepararse especificamente para ese momento del calendario? no lo se, este es un corredor muy valido, valiente y bueno, no digo lo contrario, al que estar libre de cargas economicas y familiares libera de ese punto de presion; por otra parte, el corredor veterano siente la presion de correr pocos encierros y trata de disfrutar lo maximo posible de esas carreras de su corto calendario.
¿Qué razones pueden motivar a aquellos pocos que, tras contraer matrimonio, tener hijos y adquirir responsabilidades laborales o profesionales, deciden no retirarse y, por contra, siguen calzándose las zapatillas y corriendo encierros hasta edades avanzadas? En mi caso, es lo unico que hago en mi vida por mi y para mi, se lo que busco en este rito aunque lo guardo para mi y prefiero que quede en la intimidad personal.
Un saludo a todos.
Al hilo de la pregunta del blog que Jose de mostoles quiere que reflesionemos yo haria otra ¿que puede motivar a un hombre a casarse y adquirir responsabilidades?, Fuera de bromas, esta pregunta yo la contestaria con un planteamiento que escuche hace años y me hizo entender bastantes cosas del mundo del encierro.
" Esto no es un hoobie ni una aficion, ES UNA FORMA DE VIDA"
Y a mi parecer como tal forma de vida uno no puede plantearse de dejarla de lado y renunciar a ella, creo que los corredores que deciden apartarse de forma activa del mundo del encierro, nunca lo podran hacer de forma definitiva ya que hay algo que siempre te tiene ligado a este mundillo, un saludo
Hola gentes.
Tiempo sin pasar por aqui pero conectado al fin y al cabo.
Bien sabe, amigo Lagun lo interesante que me resulta este tema (roza lo antropologico jeje)y sería como para escribir un libro...
Yo no soy capaz de dar conclusiones categóricas ni cerradas. Creo que no existen y que, como bien se ha señalado, son tantas las formas de vivir este asunto y las variables que entran a presionar o no a una persona que, no olvidemos, se juega la vida,que es imposible generalizar.
Por otro lado, creo que el nivel de "maduración" de esas ideas y motivaciones, es mayor en gente de más edad, al igual que la afición.
La edad? quizá me acerque más a que se da mayor numero de corredores a partir de los 30 años en citas "serias", pero eso es lo que nos rodea o lo que vemos en nuestro entorno mas cercano. Analicemos qué pasa en zonas como Valencia, donde la edad en todo tipo de festejos populares baja de forma considerable.
Como siempre, Lagun, abre usted melones demasiado jugosos...
Juan Nuñez "Sentimientos"
"Sr. Sentimientos":
Si el melón está abierto, ¿por qué no se lanza usted a por una de las rebanadas? Por ejemplo:
Háblenos de las posibles diferencias entre los que corren sintiendo que, al margen del riesgo que asumen, toman el relevo de cumplir con una costumbre local, una tradición familiar o cualquier otra motivación secular y esos otros que simplemente corren por asumir un riesgo.
P.D.: Tenemos pendiente una conversación sobre algo relacionado con "los Austrias"; así pues reserve mesa en la "Taberna del Turco" para cualquier día de estos.
Buenos días a todos. Felicito al autor de la entrada que además de ilustrarnos en muchas ocasiones con los temas que expone, también nos hace meditar sobre su contenido.
Mi humilde comentario se centra en la pregunta, ¿qué razones pueden motivar a aquellos pocos que, tras contraer matrimonio, tener hijos y adquirir responsabilidades laborales o profesionales, deciden no retirarse y, por contra, siguen calzándose las zapatillas y corriendo encierros hasta edades avanzadas?
En mi caso no influyó tanto el hecho de contraer matrimonio a la hora de correr el encierro sino el del ser padre. Creo que desde ese momento existe un punto de inflexión muy grande a la hora de afrontar una carrera con los toros, personalmente hablando.
Sensaciones muy personales que hasta ese momento no habías experimentado, se hacen patentes en cada instante y es una constante lucha interna la que tienes que librar contigo mismo para poder seguir disfrutando de algo que amas y respetas profundamente, el toro.
La motivación principal que me impulsa a seguir corriendo el encierro, es la afición que tengo a este mundo del toro. Mientras que física y psiquicamente pueda, lo seguiré haciendo.
Ese y otros aspectos como, experimentar sensaciones únicas que sólo son entendibles por personas que se han puesto delante de un toro, o el seguir compartiendo ratos inolvidables con personas que realmente llegan a convertirse en amigos, creo que son motivo suficiente para seguir adelante en esto hasta que llegue la retirada.
Es curioso, pero a la vez que uno va evolucionando en la vida como en el encierro, empieza dar prioridad a una serie de aspectos que en principio no te parecen importantes, pero que realmente lo son.
Concluyendo, con el paso del tiempo he sabido valorar muchísimo lo que he logrado a título personal en el encierro en cuanto a satisfacción personal, cosa que antes daba por hecho, y sobre todo he sabido adaptarme a las circunstancias y al momento que me toca vivir, y esto a su vez me ha ofrecido la posibilidad de empezar a disfrutar y a saborear cosas del encierro que antes ni las veía.
Todo esto lo he logrado por convencimiento propio, pero también he de agradecer mucho la tremenda ayuda de amigos muy allegados que bajo su experiencia e idéntica situación personal me han hecho ver la luz al final del túnel. A ellos desde este foro les agradezco de corazón toda su ayuda.
Mucha suerte para todos.
Un humilde aficionado.
Quiero dar la bienvenida al compañero que ha firmado como “un humilde aficionado”.
No desvelaré su verdadero nombre, dado que él no ha querido hacerlo, pero sí os diré que se trata de un hombre con una gran afición por el mundo del toro en general y, hablando de encierros concretamente, de un corredor que atesora una gran calidad.
Sé, porque lo hemos hablado, que tras ser padre le resultó muy difícil volver a los mismos terrenos que pisaba antes. Mucho más de lo que él podría llegar a imaginar. Pero, bueno, ahí está nuevamente; y seguro que aún le quedan muchos encierros en sus piernas y, sobre todo, en su cabeza.
Sólo me resta felicitarle por todo lo conseguido (paternidad incluida), pedirle que no deje de visitar esta bitácora y, a ser posible, que remita de vez en cuando algún comentario, pues de él sólo pueden venir buenos consejos para los más jóvenes.
De nuevo te felicito amigo Lagun por esta entrada, sorprendente, por el enfoque que le has dado y como has ido desarrollando la evolucion de un corredor desde sus inicios hasta alcanzada la madurez.
Y digo sorprendente porque como enfoque general esta muy bien desarrollado, aunque yo añadiria algun matiz que creo es clave para comenzar a correr en el encierro. y me explico, soy de los que piensan que el corredor se hace y no nace, si bien tienes que tener un contacto directo con este mundillo desde joven para que te pique "el gusanillo", la importancia que se le da a esos primeros momentos es casi nula, la intencion de la gran mayoria de los que comienzan es mas bien estar a la altura de las distintas circunstancias que les rodean (entiendase, novias, amigos, etc) y en la mayoria de los casos es para darse una importancia superior, que engrandezca su ego personal frente a los demas, lo que comunmente llamariamos "fardar de correr toros".
Tambien es cierto como usted dice, que hay lugares donde esa iniciacion se convierte casi en un rito, mas o menos importante cuanto mas antigua sea la raiz en las tradiciones de cada familia. Conozco casos de familias con una larga tradicion de corredores en la familia, y el dia del primer encierro del chaval se realizaba una fiesta un poco especial en la casa, y ¡Ojo como el chico no saliera lo suficientemente valiente!... Quiza el rito llevado al extremo.
...Despues de esas primeras veces, dificilmente sale ningun corredor salvo en ocasiones muy contadas, primero porque la mayoria de los chavales tienen otras aficiones, exceptuando y puntualmente las fiestas de cada localidad que es donde tienen la verdadera oportunidad de encontrarse con algo de esta aficion. (hablo siempre de personas que no tengan un trato mas o menos cercano con el mundo del toro)
Pero existe esa pequeña cantidad de corredores "noveles" que se preocupan en un momento dado por conocer algo mas alla de su pueblo y deciden aventurarse a correr en otros lugares, es aqui donde comienza a forjarse el corredor.
En cuanto a la pregunta que dejas en el aire, por supuesto ese grupo de pocos corredores como dices de edades avanzadas que aunque no sean "atletas de media ni larga marathon", y mas bien barrigones espectaculares cerveceros, aun se han mantenido, se mantienen y se mantendran, tratando de dar la cara de una u otra forma en todos los lugares donde acuden, y que posiblemente en muchos casos sean muchisimos mas que cuando eran jovenes, esos corredores que en algunos casos han tenido que oirse "que se arrastran por cualquier encierro..., ó enfermos del encierro..." ese grupo puede estar "por derecho" (aunque suene prepotente) y eso es una enseñanza, que cuando era mas joven no entendia, incluso llegaba a molestarme, y ahora, sera por la cercania, comprendo perfectamente. Pienso que cualquier corredor que haya estado alguna vez en la calle, conocedor de los riesgos que esto conlleva, se mantenga con ciertas edades es digno de admirar y seguro que tiene un deseo aun mas fuerte que cualquiera que nosotros tenemos, y sus motivos no pueden ser ni siquiera cuestionados.
Creo que nadie ha respondido ni se ha mojado con el tema de la legislacion, creo que nos perjudica bastante en cuanto que los pocos corredores que salen al circuito actual, normalmente se enfrenta con toros cuando lo mas parecido que han visto es un carreton, aunque sea salvaje como en el encierro infantil de Sanse. me gustaria que alguno mas se pronunciase sobre este tema. Da mucho que hablar.
Incluso me voy a permitir sugerir una futura entrada, un pequño analisis de las actuales normativas por comarcas comparando unas con otras, seguro que nos sorprenderias con algun "sin sentido"
Un saludo.
JESUS.SANSE
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