11/5/09

Tipos de encierros

Foto: “Jandillas al amanecer”, de José María Risquete. Segundo Premio del III Concurso de Fotografía de los encierros de San Sebastián de los Reyes 2003.
Fuente: “Asociación Cultural El Encierro



Sólo era cuestión de tiempo que publicara una entrada con una clasificación básica de los distintos tipos de festejos taurinos populares y, dentro de ellos, de los encierros que se celebran a lo largo y ancho de nuestra geografía. La singladura de esta bitácora ha querido que sea hoy, y para mí resulta un placer poder presentaros a un amigo que, desde hace unos seis años, ya tiene publicado en la red un sensacional artículo que versa sobre esa materia.

Damián Revuelta Viota, de Ampuero (Cantabria), es un gran aficionado al mundo del toro, en general; pero le atrae especialmente la vertiente taurina de índole popular. Su afición por los festejos taurinos populares le ha llevado a muchos rincones de nuestro país e, incluso, más allá de nuestras fronteras; pero donde se le manifiesta esa afición con más intensidad es en Ampuero, su pueblo. Por ello, sin duda, Damián Revuelta es miembro de la Asociación Cultural “La Encerrona” de Ampuero; en la que, además, ocupa el puesto de Secretario. Y, por si fuera poco, también dedica parte de su tiempo libre a mantener la web de dicha asociación: “laencerrona.net”.

Una página que, por cierto, recomiendo que sea visitada por todos aquellos corredores que no hayan participado aún en el encierro de Ampuero, con su peculiar carrera de ida y vuelta. Seguro que contemplando sus galerías de fotos no dudaréis en haceros un hueco en torno al día 8 de septiembre para visitar esa bonita ciudad cántabra, disfrutar de sus animadísimas fiestas y, por supuesto, correr en uno de los mejores encierros de nuestro país.

Y es, precisamente, en la sección “Artículos y Colaboraciones” de dicha web donde aparece publicado el artículo que hoy os presento.

Con el título TAUROMAQUIA POPULAR Y ENCIERROS DE TOROS. TIPOLOGÍA, Damián Revuelta Viota nos ofrece una documentada visión sobre el origen de la Tauromaquia Popular, enumera las distintas clases de festejos taurinos populares y, tras centrase en los encierros de toros, nos proporciona una clasificación de los encierros basada en algunas de sus posibles variantes.

Debo advertir que, respetando la práctica totalidad del texto original, se ha variado levemente la configuración del artículo para insertar en el texto las notas bibliográficas y de pie de página, de forma que os podamos ofrecer una lectura continuada de todo el contenido, apuntes incluidos.

Y así, sin más particulares previos que indicaros, os dejo ya con el artículo de Damián Revuelta Viota.


Tauromaquia Popular y Encierros de Toros – Tipología

Foto: “Grada improvisada”, de Rubén Albarrán (“Rudy”), tomada en Valfermoso de Tajuña. Primer Premio del III Concurso de Fotografía Taurina de ToroAlcarria.
Fuente: “FotosRudy



Toda la amplia gama de rituales taurinos a través de los cuales se ha expresado y se expresa la ancestral costumbre que el hombre peninsular tiene de jugar con el toro (de correr toros) desafiando la fuerza de éste y asumiendo un riesgo a cuerpo limpio, constituye indudablemente toda una Tauromaquia de carácter eminentemente popular, que nada tiene que ver en su origen con las funciones de toros medievales en las que los miembros de la nobleza, a modo de ejercicio caballeresco o de entrenamiento militar, corrían toros a caballo, y que posteriormente fueron evolucionando a medida que el hombre del pueblo fue ganando protagonismo en detrimento de la nobleza, dando lugar al nacimiento de la tauromaquia moderna cuya máxima expresión son las corridas de toros regladas o institucionalizadas.

Según explica Francisco J. Flores Arroyuelo en su libro Correr los toros en España - Del monte a la plaza, esa Tauromaquia Popular tiene su origen “en la caza que de este animal (el toro) se hacia en los montes aledaños a los pueblos y, como tal, nos lo supo mostrar en imagen el pintor Francisco de Goya en las láminas núms. 1, 2 y 3 de su Tauromaquia en la que vemos a hombres del pueblo y moros armados de lanzas y palos puntiagudos derribar a un toro asestándole golpes en sus flancos, o bien, si lo que se quería era cogerlos vivos, reduciéndolos con perros alanos que los aprehendían tras hacer presa en sus orejas con mordiscos, tendiéndoles trampas con redes, atrapándolos por los cuernos con lazos, para, a continuación, poder conducirlos hasta los lugares en que debían ser muertos para la alimentación o acondicionados, tras ser castrados, para el trabajo y, también, para que participasen en algún ritual festivo, lo que dio motivo a desplantes y requiebros, y hasta que se llegase a tocarlos con la mano por los lugareños que presenciaban su paso en medio de riesgos y sustos propiciados por los derrotes y testarazos dados por el animal...”


Tipos de festejos populares

Son múltiples y variadas las formas de exteriorización de esa costumbre popular de correr toros, las cuales nos vienen dadas en la mayoría de los casos de forma consuetudinaria, por los usos y costumbres locales, de tal forma que cada festejo y cada pueblo tiene sus propias raíces y sus propias peculiaridades que, en definitiva, constituyen sus señas de identidad que lo diferencian de otros y le otorgan su propia personalidad.

Así, por ejemplo, si bien la modalidad del “toro ensogado” tiene su origen, como hemos visto, en la ancestral caza de dicho animal con diversos fines, posteriormente esta práctica se cristianizó adquiriendo un carácter netamente religioso, como el Toro de San Marcos, que hoy en día todavía se celebra en algunas localidades como la de Beas de Segura, en la provincia de Jaén. En otras ocasiones mantuvo su origen pagano, como el rito del toro nupcial, costumbre muy extendida en Extremadura con motivo de esponsales; o incluso es posible que otras veces se entremezclaran elementos o motivos religiosos con otros relacionados con viejas creencias míticas sobre el toro, como puede ser el ritual de las caridades medievales. Otros festejos taurinos populares tienen su origen en las celebraciones de carnaval, como el Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo, con sus encierros, desencierros y capeas; o en privilegios reales otorgados por hechos de armas en los que una villa o pueblo había intervenido de forma destacada, como parece ser el origen del Toro de San Juan en Coria; o en rivalidades caballerescas o locales entre pueblos cercanos, que al parecer dieron lugar a los espantes que se celebran en muchos pueblos de Castilla y León, sobre todo los de la provincia de Zamora, como los de Fuentesaúco, Fuentelapeña o Guarrete.

Constituiría arduo trabajo, casi imposible, citar todas las variedades existentes y, más aún, intentar analizar cada una de ellas. Ahora bien, existen notas comunes que nos permiten establecer diferentes tipologías o clases de festejos populares de las que, a título meramente ilustrativo y no exhaustivo, citaremos las siguientes: encierros de toros, desencierros, sueltas de toros, sueltas de vaquillas, capeas, espantes, toro ensogado, toro del aguardiente, toro del alba, toro embolado o toro de fuego, recortadores, roscaderos, etc. Y también podemos citar fuera de nuestras fronteras la lidia de forcados portugueses o las corridas vasco-landesa y camarguesa en Francia.


Los encierros de toros

Pero, sin duda alguna, de todas esas formas de correr toros, el acto más importante, el más emblemático, el más popular, es el Encierro de Toros, que ha llegado a nuestros días evolucionando y pasando por diferentes etapas históricas, salvando siempre todas las vicisitudes que fueron surgiendo en contra de las fiestas de toros, dado el gran arraigo popular de esta antiquísima costumbre de correr toros por las calles de pueblos y ciudades, o “del monte a la plaza”, característica que, como nota común a todas ellas, ya destacan las primeras referencias o crónicas que sobre tales acontecimientos empiezan a aparecer a partir del bajo medioevo.


Según explica el profesor Flores Arroyuelo en su libro antes citado, “los toros corridos por las calles de los pueblos en los llamados encierros (...) tuvieron su origen, como el toro ensogado, en la traída de los toros de los montes y dehesas a los pueblos, aunque aquí, la presencia del toro libre nos está diciendo en buena parte que estamos ante un ritual de fiesta propia de una urbe y que viene a recordar cuando llegaban a ella los toros que habían sido conducidos por los vaqueros y pastores a través de campos y numerosas jornadas (...) Esta era la forma común de conducir las toradas, lo que obligaba a que en muchos pueblos existiesen corrales acondicionados en sus afueras para servir de guarda y amparo hasta que proseguían camino o, por último, eran conducidos a los mataderos, o a los toriles de la plaza para ser corridos en los días de fiesta en que quedaban enchiquerados en espera del momento de salir al coso”.

Foto del encierro de Portillo: “TradicionesTaurinas


Para el tratadista Sánchez de Neira el encierro es “el acto de traer los toros desde el campo a las plazas para encerrarlos en los corrales y no en los chiqueros”. En su origen acudía mucha gente a presenciarlos, especialmente a caballo, que venia formando un séquito hasta las mismas puertas de los corrales. Cerca de éstos, o en el camino, aprovechando la ventaja de una pequeña altura, se colocaban muchos aficionados deseosos de presenciar el rápido paso del ganado, al que siempre guiaba un mayoral muy práctico y a caballo, sin temor a ser atropellado, por la eficaz labor de los cabestros, lo que daba ocasión para que muchos jóvenes y no tan jóvenes “se acercaran a los toros con ánimo de tocarlos y hasta burlarlos”, o se sintiesen empujados por una fuerza atávica misteriosa “a correr junto a los toros en el último tramo del largo camino que los llevaba de la dehesa a la plaza”; tal y como nos vuelve a recrear Francisco J. Flores Arroyuelo.

Con la aparición de los medios de transporte modernos el encierro fue perdiendo ese carácter funcional o práctico para dejar paso a un festejo taurino popular convertido en todo un acontecimiento nacional que, hoy en día, tiene lugar en cientos de pueblos y ciudades a lo largo y ancho de esta vieja piel de toro que llamamos España.


Tipos de Encierros

Sin perjuicio de las muchas y varias peculiaridades locales existentes, tal y como hemos dicho antes al hablar de los diferentes tipos de festejos taurinos populares, los Encierros de Toros también se pueden clasificar, a su vez, de diversas formas en función de diferentes y múltiples variables, de las que nosotros aquí sólo vamos a considerar algunas de ellas:

A) En función del espacio en que se desarrolla, el encierro puede ser urbano, campero o mixto.

Los encierros de tipo urbano son los que se desarrollan únicamente por las calles de pueblos y ciudades. El encierro urbano más conocido en todo el mundo es el de Pamplona, que sirve un poco como de modelo a este tipo de encierros. Otros encierros de estas características muy conocidos son, por ejemplo, los de San Sebastián de los Reyes y Arganda del Rey, en la provincia de Madrid; los de Tafalla, (Navarra), Calasparra (Murcia), Rincón de Soto (La Rioja) o Ampuero (Cantabria), este ultimo con la rara peculiaridad de que es un encierro de ida y vuelta, que también se da en algún otro lugar, como Matapozuelos (Valladolid) o Benavente (Zamora).

Los de tipo campero, como su propia palabra indica, se desarrollan en campo abierto, aunque muchos de estos encierros finalizan en un tramo urbano; y en ellos, como regla general, tiene una importancia destacada el hombre a caballo. Por dichas características, son los que más se aproximan en su concepción a los orígenes del encierro, cuyo objeto último es encerrar la manada dentro del casco urbano. Encierros famosos que transcurren por el campo son, por ejemplo, los de Fuentesaúco (Zamora) o los de Ledesma (Salamanca). Una de las varias excepciones a la regla general sería el encierro de El Pilón, en Falces (Navarra), que podemos considerar campero, ya que la manada de vacas bravas desciende por una senda desde los corrales situados en pleno monte hasta el casco urbano del pueblo, pero en él sólo intervienen corredores a pie y no hombres a caballo.

Foto del encierro de Cuéllar: “TradicionesTaurinas


En aquellos casos en que el tramo urbano tiene tanta relevancia o más que el campero y en los que el jinete cede todo el protagonismo al hombre a pie podemos considerar dichos encierros como mixtos. Claro ejemplo de este tipo de encierros son los de Cuellar (Segovia), que pasan por ser los más antiguos de los que se tiene constancia documental en cuanto a su celebración. También se pueden citar los de Ciudad Rodrigo y Fuenteguinaldo, en la provincia de Salamanca, Medina del Campo y Olmedo, en la de Valladolid, Castrillo de Guareña (Zamora), Brihuega (Guadalajara), etc.

B) Según el número de toros que se sueltan, pueden ser encierros de un único toro, sólo o acompañado de cabestros (a veces también varios toros soltados individualmente uno tras otro), o encierros de una manada acompañada de punta de mansos o cabestros.

Teófilo Sanz Martínez, periodista taurino y directivo de la “Asociación Cultural El Encierro” de San Sebastián de los Reyes (Madrid), al hablar de “otros tipos de encierros” en su trabajo Manual del Corredor de Encierros, hace algunas consideraciones de orden técnico a tener en cuenta en relación al número de reses en los encierros que transcribimos a continuación:

“Encierros con toro a toro: éste es un encierro donde el corredor domina más la carrera, pues las precauciones son menos a tener en cuenta. Por lo general es un encierro lento, pues el toro al ir sólo se distrae continuamente y se para cuando tiene terreno blando, lo que aprovecha el corredor para tratar de frenarle y recortarle, métodos que jamás deberían producirse. Este tipo de encierro llega a ser pesado, pues si el toro se queda bastante tiempo en el recorrido el aburrimiento puede predominar entre los aficionados que no practican las carreras o el recorte y no digamos de los que están en la Plaza, amén de lo peligroso que resulta luego el toro para lidiarlo por un torero. El encierro con 2 ó 3 toros: estos encierros suelen partirse, pues nunca se podrá conseguir una manada compacta, ya que al saltar los toros de los cajones nunca coinciden en la salida y por lo tanto siempre habrá un toro por delante y otro por detrás. En el encierro completo con 4 ó 6 toros con los bueyes y en el mismo corral, con los pastores azuzándoles en la salida y apretándolos continuamente, las carreras suelen ser de tirón, pero intensas y emocionantes, y, sin la menor duda, mucho más peligrosas.”

C) Según el recorrido (itinerario) a seguir por el toro o manada, pueden ser lo que podríamos llamar encierros lineales, que se desarrollan por unas calles previamente establecidas en sentido lineal, sin alternativa posible a las mismas, hasta desembocar en la plaza de toros; y/o encierros libres o de circuito, que son aquellos en los que se acota el espacio urbano para la suelta, formando el mismo varias calles en torno a un eje constituido normalmente por una plaza principal, pudiendo el toro o manada desenvolverse libremente por todas las calles de dicho contorno.

Normalmente, en el primero de los casos, el encierro viene protagonizado por una manada, siendo la distancia más habitual del itinerario de entre 800 y 1000 metros; y en el segundo por un único toro, o varios, a los que se da suelta de forma individual. Forma ésta típica de la zona levantina, en lo que podríamos considerar como una tipología propia de la misma conocida como bous al carrer, de gran arraigo en esa región española.

Foto: Toro de la ganadería de Partido de Resina en la Pascua Taurina de Onda 2006. Autora: María José Navarro. Fuente: “FestesValencianes


D) Según el tiempo de duración del encierro, este puede ser de corta duración, o de larga (o ilimitada) duración. Son de corta duración aquellos en que la misma viene determinada por el tiempo en que tarda la manada (normalmente suele tratarse de una manada en estos encierros) en encerrarse en los corrales de la plaza de toros. Y llamamos de duración larga o ilimitada, a aquellos que no tienen una duración preestablecida de antemano, o si la tienen, esta es muy larga.

E) Según el tipo de ganado que se utilice, puede tratarse de encierros de lidia o de capea. Esta clasificación en función del tipo de ganado a utilizar, es fundamental en cuanto afecta a la esencia del encierro, ya que el utilizar ganado de lidia conlleva que éste está virgen en lo que a encierros se refiere, su comportamiento resulta más impredecible y, por lo tanto, resulta más difícil evaluar de antemano cual será el nivel de riesgo a que se enfrentará el corredor. Utilizar ganado de lidia, en lugar del de capea, más previsible, es para nosotros factor clave de autenticidad del encierro.

Foto: “Zubieta y Retegui”. Una de las imágenes más difundidas de todo el fondo documental de esta estirpe de fotógrafos que (hay que dejar constancia por el gesto) ha sido donado recientemente al Ayto. de Pamplona por la familia del fallecido Javier Retegui Zubieta.


Sobre la base de esta somera clasificación, podemos decir que hoy en día, un ENCIERRO DE TOROS moderno (dada la influencia mediática universal que en tal concepto ejercen los encierros de San Fermín en Pamplona) es un encierro urbano protagonizado por una manada compuesta de toros de lidia y cabestros, que discurre por un recorrido lineal de calles ni muy anchas ni muy estrechas, con una longitud de entre 800 y 1000 metros, y por tanto de corta duración.

En aquellos casos en los que el encierro urbano así definido, viene precedido en su desarrollo de una previa conducción de las reses a través del campo desde las afueras del pueblo o ciudad (encierro mixto) estaríamos sin duda alguna ante un encierro en estado puro.


........................................................................ Damián Revuelta Viota


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NOTAS: El ARTÍCULO con el texto original está publicado en la web “laencerrona.net
Respecto a las FOTOGRAFÍAS publicadas en esta entrada debo decir que la “Asociación Cultural El Encierro”, “FotosRudy”, “TradicionesTaurinas” y “FestesValencianes” han tenido la gentileza de aportar sus fotos sin insertar sus respectivos logos, detalle que les agradezco públicamente y que me lleva a la obligación de recordar y advertir que su publicación en otros espacios precisará de la previa autorización de los respectivos propietarios de los derechos de autor.

5 comentarios:

Cuasca dijo...

Amigo Lagun, sigue usted en su linea. Es decir, ¡Bien coño, bien! Ademas ahora se "asocia" con gente de nivel como el Sr. Damian Revuelta.

Por polemizar un poco, que luego la gente se nos duerme, no me ha quedado claro quien hace la afirmacion, si el Sr. Revuelta o alguno de los referenciados autores, pero se ve un pequeño "barrido para casa" en eso de que un encierro con una manada como tal es mas peligroso que el de un toro solo. Puede que esté intentando hacer ver que "lo suyo" es mas arriesgado que lo del resto, y yo pregunto ¿No se fija mas un toro solo que cuando va en manada? ¿No lanza mas derrotes? ¿No se arranca con mas fijeza? ¿No es mas facil que se vuelva? Y si, tambien barro para casa ;)
Un abrazo.

LAGUN dijo...

Cuasca: me asocio con gente de nivel como el Sr. Damián Revuelta... como usted, como María José y como todos los fotógrafos y webmaster's que esta semana habéis colaborado desinteresadamente para la entrada.

A todos, Damián incluido, ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!

Respecto a la observación que haces en tu comentario, la afirmación en cuestión es de Teófilo Sanz y, aunque tampoco quiero polemizar, yo estoy más a favor de tu tesis, Cuasca: para mí también es más peligroso un encierro de un único toro, pero... Teófilo Sanz tiene todos mis respetos, por supuesto.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

como siempre es un placer y un lujo leerte y aprender de todo lo que escribes....sigue así.
un saludo

brj

Anónimo dijo...

Buenos días:

Me llamo Mikel y soy de Pamplona. En primer lugar, enhorabuena por la web. Llevo un tiempo leyéndola y no puedo sino felicitar a todos aquellos que la hacen posible.

Vaya por delante que no soy corredor de encierros por pura cobardía, de la que, por descontado, no siento ninguna vergüenza.

Sin embargo, como ustedes, sí soy un gran amante del encierro, en particular del de mi tierra.

Con respeto al excepcional artículo que acabo de leer, me gustaría resaltar el carácter POPULAR de esta tradición (hablaré del caso de Pamplona, que es el que conozco).

En Pamplona, el espectáculo taurino que se llevaba a cabo en la Plaza del Castillo estaba reservado a los reyes, la nobleza, el clero...

El citado traslado de las reses desde la dehesa, a su llegada Pamplona se realizaba con nocturnidad para evitar intromisiones de la gente. Pero el pueblo llano, en contra de las normas, fue "colándose" en este traslado y retando a las reses, participando así en un festejo en el que en principio no tenía cabida.

Así surgió esta hermosa tradición, y por eso ha perdurado a lo largo del tiempo pese a los intentos de muchos por prohibirla.

El encierro es, por lo tanto y al margen de consideraciones teóricas, un acto libre, espontáneo, gratuito... Y DEL PUEBLO.

¡¡Un saludo!!

P.D: Perdón por la chapa...

LAGUN dijo...

De chapa nada, Mikel. Es un placer darte la bienvenida y leer tu comentario; con el que, por otra parte, estoy totalmente de acuerdo.

Yo, aunque no sea paisano tuyo, amo el encierro de Pamplona y, salvo causa de fuerza mayor, volveré a pisar las calles de la vieja Iruña dentro de un mes, aproximadamente, para disfrutar de sus fiestas e intentar correr en su encierro.

Sería estupendo poder darte allí, personalmente, el abrazo que te mando desde aquí.

No me voy a extender. Sólo quiero darte las gracias por tus felicitaciones y por pasarte por aquí habitualmente. Y te pido que estés atento a la entrada que publicaré el 22 o el 29 de este mes de junio. No sé cuál de esos dos días, pero nunca después. Creo que te gustará. Y será un placer que vuelvas a dejar un comentario a esa entrada; si es que también te gusta, claro.

Un abrazo.