La “escalera sanferminera” es uno de los rituales relacionados con las fiestas de San Fermín que no aparecen en el programa oficial de festejos. De hecho, ni tan siquiera se celebra durante los específicos nueve días del mes de julio en los que la ciudad de Pamplona honra al “santo morenico”; pero es indudable que se trata de un ritual propio de los sanfermines o, al menos, que pertenece a lo que se podría denominar como cultura sanferminera.
Las fiestas de San Fermín se celebran, al menos desde 1591, el día siete del séptimo mes del año. Este hecho inspiró la creación de una letra para una canción que ha llegado a convertirse en la más universal de dichas fiestas:
“Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio: San Fermín”.
La secuencia temporal que enumera la letra de esa canción es conocida como “escalera sanferminera”, y cada una de las fechas que la componen son sus “peldaños”.
Pues bien, no se sabe cuál es su antigüedad, pero es costumbre muy arraigada entre los sanfermineros más recalcitrantes festejar la escalera reuniéndose en las concretas fechas de cada unos de sus peldaños para organizar cenas y fiestas con las que celebrar el paso del tiempo que resta para la llegada de un nuevo “San Fermín”.
Hay que imaginar que la idea debió surgir de forma espontánea entre algún reducido grupo de impenitentes sanfermineros que encontraron en la letra de la canción la excusa perfecta para organizar toda esa serie de reuniones presanfemineras, en las que evocar fiestas pasadas y comentar las noticias que se tuvieran sobre las futuras. Y, como buenos fiesteros, se reunían con una condición: los peldaños de la escalera había que respetarlos, y celebrarlos en cada uno de los concretos días indicados. Caigan en el día de la semana que caigan.
Así, si no parece que sea un gran “sacrificio” tener que reunirse con los amigos la noche de un jueves o un miércoles, por ejemplo; ya suena algo más fuerte que sea en un lunes. ¿Y reunirse un “uno de enero” por la noche para montar una fiesta tras la de Nochevieja? ¿Y un “uno de enero” o un “tres de marzo” que además caiga en lunes?
Debo agradecer a César Oroz, el dibujante y humorista gráfico pamplonés, que me haya dado autorización para que, encabezando esta entrada, publique agrupadas las tres tiras que él fue dedicando a la escalera en distintas fechas de peldaños del año 1992. Oroz logró reflejar magistralmente en esas tres tiras el espíritu de la escalera. Y, al hilo del párrafo anterior, quiero hacer especial hincapié en la primera de ellas. Simplemente, ¡GENIAL!
La idea de celebrar la escalera sanferminera fue adquiriendo popularidad, especialmente desde finales de los años setenta del pasado siglo veinte, y ya son bastantes los peñistas y acérrimos sanfermineros que lo hacen; hasta el punto que esa costumbre de unos pocos se llegó a convertir en las últimas décadas en un auténtico ritual. Ritual de culto sanferminero, habría que decir.
Y, como suele ocurrir con muchos actos que guardan relación con las fiestas de San Fermín: si en un principio fue una especie de locura de unos pocos “castas” y después fue ganando adeptos y cierta popularidad, en los dos últimos años se está llegando a un nivel en el que ya se programan actos de la escalera sanferminera que tienen cierto componente institucional, como es la celebración de un oficio religioso y eventos con resonancia pública y mediática.
No seré yo el que reniegue de esos eventos de nueva generación, pero sí me gustaría que no se perdiese la naturaleza espontánea del acto primigenio de este ritual: la reunión de unos amigos y compañeros “locos por los sanfermines”.
La publicación de esta entrada en el día de hoy no es casual. Es 4 de abril, el cuarto peldaño de la escalera, y cuadrillas de sanfermineros se reunirán esta noche para celebrarla. En honor a San Fermín y al grito de: ¡¡¡YA FALTA MENOS!!!
Lagun
4 comentarios:
¡Sí, señor! No esperaba menos de usted, señor Lagun.
Por supuesto que esta noche nos volveremos a desplazar a la vieja Iruña, para compartir este "rito" con los compañeros de Pasión. En cualquier caso, me consta que, muchos de los que no pueden estar físicamente en Pamplona en cada peldaño, también VIVEN su particular Escalera.
Permítame usted la licencia de enviar un afectuoso y cordial saludo al corredor, compañero y amigo que hoy hace la "ofrenda al Santo", junto a su esposa, en ese casi recién nacido acto de "La Misa de La Escalera". Sin mencionarlo expresamente, que lo disfrute, ya que me consta que le hace especial ilusión.
Hoy, como SIEMPRE ...
¡¡¡ Ya falta menos ... pa´ SAN FERMÍN !!!
Estuve hace años en los San Fermines... ¡Y me encantó! Aún lo recuerdo. No corrí ningún encierro, pues creo que es mejor dejarle estas cosas a los profesionales, que para ello se preparan durante tanto tiempo. Pero debo decir, que me enamoró el ambiente, la gente, la fiesta...
¡Es increíble!
Besazos!!!!
Despúes de diez años sin faltar, este casi seguro no podré subir a Pamplona. Ya la echo de menos, pero no con las ganas y ansiedad de años atrás cuando el invierno se hace largo. Esta sensación es distinta, un poco "como de vacio".
Pero bueno, la familia es lo primero.
Saludos y gracias por el blog.
Rubén.
TEO:
Estoy seguro que se lo pasaron fenomenal anoche. Por estos lares, ya se imagina, sólo con la mente podíamos estar allí. Ahora, eso sí, una copita de buen vino se alzó al aire.
Un abrazo.
SILVIA:
Respecto al ambiente, te doy toda la razón. Pero, sobre otro apunte tuyo, te tengo que aclarar que: profesionales, profesionales, lo que se dice profesionales, en esto no hay (“casi”) ninguno.
Un beso.
RUBÉN:
Efectivamente, se siente un gran vacío cuando no se puede subir.
Un abrazo. Más fuerte y emotivo, si cabe, por lo que nos cuentas.
Publicar un comentario