Corrida de Toros en la Plaza Mayor de Madrid (Museo Municipal, Madrid)
(Nota previa: recomiendo que volváis a leer el primer capítulo de esta serie, pues lo he reeditado para modificar parte del texto, añadir algunos párrafos e incorporar planos del siglo XVII. Podéis hacerlo pulsando sobre esta nota)
Por don Francisco López izquierdo, y su libro “Plazas de toros de Madrid y otros lugares donde se corrieron”, ya conocemos la noticia de que fue el 3 de julio de 1619 cuando se celebró la corrida de inauguración de la Plaza Mayor.
Ahora, a través de otra obra de este mismo investigador, “Los toros en la Plaza Mayor de Madrid. Documentos”, vamos a conocer algunos datos, hechos y anécdotas que tienen relación con los encierros que por entonces se celebraron en Madrid y cuyo tramo final del recorrido era la entrada a la Plaza Mayor.
Aunque la Plaza Mayor no estaba totalmente terminada y su Majestad, el rey Felipe III, se encontraba en Lisboa, se había programado correr toros por primera vez en la plaza nueva el día 1 de julio de 1619 y se llevaron a cabo todos los preparativos.
Así, dos semanas antes se acordó poner en la Puerta de la Vega a un portero, con un salario diario de tres reales, para que ordenase que dejaran en la Cuesta toda la tierra que por allí se sacase y que dos peones allanasen los regueros que se solían formar y adecentasen el barranco para que los toros pudiesen subir más fácilmente.
El día anterior, a las once de la noche, se había conseguido que los toros subieran desde La Tela hasta la Puerta de la Vega, que la cruzaran y que quedaran encerrados en el toril descansadero que se instalaba intramuros. A las ocho de la mañana del día señalado, el primero de julio, se inició la última fase del encierro: la conducción de los toros desde la Puerta de la Vega hasta la Plaza Mayor. Pero los toros se escaparon por la calle de la Amargura, que estaba a la altura de la Puerta de Guadalajara, y finalmente no se pudo celebrar el festejo previsto para aquel día.
Se cuenta que “regocijaron el lugar los toros y no hicieron mal”. Es decir: que los madrileños se lo debieron pasar en grande con los toros del encierro sueltos por la ciudad. Uno de ellos llegó a entrar incluso en la iglesia de San Sebastián.
El festejo se volvió a programar para el día 3. Y el día antes se mandó pregonar que ninguna persona podría salir al encierro, ni a pie ni a caballo.
Ignoro si esa prohibición se dictó por el incidente del día 1, y para tratar de que no se volviera a repetir, o si una orden similar se había dado también previamente a la celebración de aquel primer encierro, pues las autoridades siempre trataban de evitar cualquier tipo de problema que afectase al buen desarrollo del acto. Como ocurrió, por ejemplo, uno años antes.
En 1616 se habían corrido en Madrid “toros de la tierra” y resultaron muy malos, por lo que en 1617 se decidió traerlos de Salamanca. Así, hasta las autoridades municipales llegó el rumor de que los ganaderos postergados tenían intención de salir al encierro para desbaratarlo, y se acordó que el alcalde don Gregorio López de Valenzuela y sus tenientes salieran a caballo al encierro, acompañados de alguaciles, para velar por el buen desarrollo del acto, y también se acordó prohibir que ninguna otra persona saliese al encierro.
Tras dejar unos prudenciales 80 metros de zona libre de corredores, aún quedarían otros 188 metros, aproximadamente, para que la calle de Alcalá fuese el marco de las primeras carreras. En un tramo que, además, presenta una pendiente ascendente del 3 % de media, que resulta ideal en los primeros compases de todo encierro.
La entrada a la calle Sevilla es con una amplia curva a izquierdas, que las reses podrían tomar perfectamente y a gran velocidad. Pero, tras unos 168 metros en ligera cuesta abajo, encontraríamos en la Plaza de Canalejas una curva mucho más cerrada a derechas para entrar en la Carrera de San Jerónimo, lo que serviría de punto de inflexión para afrontar el siguiente tramo, que podría ser donde se viesen las carreras más largas.
La Carrera de San Jerónimo, toda la vía que cruza la Puerta del Sol por la fachada del antiguo edificio de Correos, actual sede de la Comunidad de Madrid, y la parte de la calle Mayor que se precisa acotar, todas ellas en conjunto, forman una larguísima recta de unos 356 metros, con una ligera pendiente descendente, que se constituiría en el tramo ideal para que los corredores pudiesen intentar las carreras más largas en este encierro. Por supuesto, el marco sería fantástico: ahí, en la Puerta del Sol, ante la atenta mirada del famoso reloj del edificio de Correos.
Tras cerca de 800 metros de recorrido, se antoja un tanto complicada la curva que habría que tomar en la esquina de la calle Mayor con Esparteros y Postas, pero el trazado es el que manda y habría que procurar abrir al máximo dicha curva. A partir de ahí, la calle Postas se presenta como una cuesta arriba de unos 120 metros y un 4 % de pendiente. Un tramo final exigente que daría lugar a carreras muy templadas para llegar hasta la calle de la Sal, con su gran arco de entrada a la Plaza Mayor.
En definitiva, un escenario fabuloso para un encierro de un kilómetro de longitud, con un recorrido variado, quebrado, dos puntos de inflexión, largas rectas y un precioso final. ¡Qué más se puede pedir!
Sí, claro, dos cosas: que las autoridades lo aprobasen y, como no, el Toro.
Os dejo el plano del recorrido con los apuntes técnicos tomados, muy aproximadamente, a través del Google Earth:
01 ... 080 m. ... + 3,0 % ... Calle Alcalá - zona libre
02 ... 188 m. ... + 3,0 % ... Calle Alcalá
03 ... 168 m.-...-– 1,8 % ... Calle Sevilla
04 ... 356 m.-...-- 1,5 % ... San Jerónimo, Puerta del Sol y Mayor
05 ... 122 m. ... + 4,0 % ... Calle Postas
06 ... 084 m. ...---0,0 % ... Calle de la Sal y Plaza Mayor
Si al recorrido clásico del encierro de Madrid, el de la calle Mayor, lo definimos como muy exigente, a este recorrido alternativo que parte de la calle de Alcalá y cruza por la Puerta del Sol, y que es muy parecido al que se debió utilizar en 1626, lo podríamos calificar como muy variado. Y a ambos, sin duda, como espectaculares.
Y ahora, como si estuviéramos en uno de esos almuerzos que tanto nos gusta frecuentar, os pregunto: ¿Cuál de los dos recorridos os gusta más a vosotros?
...
Lagun
...
...
............................. (Anterior: recorrido clásico por la calle Mayor)
(Nota previa: recomiendo que volváis a leer el primer capítulo de esta serie, pues lo he reeditado para modificar parte del texto, añadir algunos párrafos e incorporar planos del siglo XVII. Podéis hacerlo pulsando sobre esta nota)
Por don Francisco López izquierdo, y su libro “Plazas de toros de Madrid y otros lugares donde se corrieron”, ya conocemos la noticia de que fue el 3 de julio de 1619 cuando se celebró la corrida de inauguración de la Plaza Mayor.
Ahora, a través de otra obra de este mismo investigador, “Los toros en la Plaza Mayor de Madrid. Documentos”, vamos a conocer algunos datos, hechos y anécdotas que tienen relación con los encierros que por entonces se celebraron en Madrid y cuyo tramo final del recorrido era la entrada a la Plaza Mayor.
Aunque la Plaza Mayor no estaba totalmente terminada y su Majestad, el rey Felipe III, se encontraba en Lisboa, se había programado correr toros por primera vez en la plaza nueva el día 1 de julio de 1619 y se llevaron a cabo todos los preparativos.
Así, dos semanas antes se acordó poner en la Puerta de la Vega a un portero, con un salario diario de tres reales, para que ordenase que dejaran en la Cuesta toda la tierra que por allí se sacase y que dos peones allanasen los regueros que se solían formar y adecentasen el barranco para que los toros pudiesen subir más fácilmente.
El día anterior, a las once de la noche, se había conseguido que los toros subieran desde La Tela hasta la Puerta de la Vega, que la cruzaran y que quedaran encerrados en el toril descansadero que se instalaba intramuros. A las ocho de la mañana del día señalado, el primero de julio, se inició la última fase del encierro: la conducción de los toros desde la Puerta de la Vega hasta la Plaza Mayor. Pero los toros se escaparon por la calle de la Amargura, que estaba a la altura de la Puerta de Guadalajara, y finalmente no se pudo celebrar el festejo previsto para aquel día.
Se cuenta que “regocijaron el lugar los toros y no hicieron mal”. Es decir: que los madrileños se lo debieron pasar en grande con los toros del encierro sueltos por la ciudad. Uno de ellos llegó a entrar incluso en la iglesia de San Sebastián.
El festejo se volvió a programar para el día 3. Y el día antes se mandó pregonar que ninguna persona podría salir al encierro, ni a pie ni a caballo.
Ignoro si esa prohibición se dictó por el incidente del día 1, y para tratar de que no se volviera a repetir, o si una orden similar se había dado también previamente a la celebración de aquel primer encierro, pues las autoridades siempre trataban de evitar cualquier tipo de problema que afectase al buen desarrollo del acto. Como ocurrió, por ejemplo, uno años antes.
En 1616 se habían corrido en Madrid “toros de la tierra” y resultaron muy malos, por lo que en 1617 se decidió traerlos de Salamanca. Así, hasta las autoridades municipales llegó el rumor de que los ganaderos postergados tenían intención de salir al encierro para desbaratarlo, y se acordó que el alcalde don Gregorio López de Valenzuela y sus tenientes salieran a caballo al encierro, acompañados de alguaciles, para velar por el buen desarrollo del acto, y también se acordó prohibir que ninguna otra persona saliese al encierro.
Por ello, y porque esa misma orden la veremos repetida en años posteriores, bien pudiera ser que la prohibición de salir al encierro se implantase siempre. Señal inequívoca, por otro lado, de que los madrileños participaban activamente en los encierros, pues sería ilógico pensar que se prohibía algo que nunca sucedía.
Aquel día 3 de julio de 1619 todo debió salir bien, incluido el encierro, y se dio la corrida inaugural de la Plaza Mayor con 15 toros que resultaron buenos.
Dos días después, el Sr. D. Lorenzo de Olivares propuso en el Concejo la posibilidad de que para otras ocasiones, en vez de celebrar el encierro de la forma tradicional, los toros se trasladasen en “jaulas” hasta la Plaza Mayor para reducir el coste que conllevaba la preparación de la infraestructura del encierro.
No debió ser tenida en cuenta esa propuesta, que conllevaba la desaparición del encierro de Madrid, porque en 1620 se volvió a dictar la misma prohibición del año anterior de que ninguna persona saliese al encierro, ni a pie ni a caballo, bajo pena de quinientos ducados más la pérdida del caballo, y si fuese oficial veinte mil maravedís más la vergüenza pública.
No obstante todas esas precauciones, y como había ocurrido el año anterior, algún toro debió escaparse del encierro en 1620, por que el 11 de enero de 1621 el Concejo acordó nombrar a dos personas para que buscaran los cinco o seis toros huidos y perdidos en los encierros de los dos años anteriores.
En marzo de 1623, el Príncipe de Gales viajó de incógnito hasta Madrid con la pretensión de tratar de culminar las negociaciones para poder casarse con una hermana del rey Felipe IV. Su estancia, y la del Duque de Buckingham que le acompañó en el viaje, se extendió durante varios meses. Para agasajarlos, Felipe IV organizó una corrida de toros en el mes de junio de aquel año. Se cuenta que, durante toda la noche anterior a su celebración, Madrid fue una continua fiesta con el encierro de los toros de aquel festejo.
Posiblemente, ese día los regidores de la villa levantasen la mano en cuanto a las prohibiciones. Pero siguieron ordenándolas en años posteriores.
Así, el 25 de junio de 1625 se dictó un Auto por el Corregidor de la Villa y Corte prohibiendo a los vecinos de la Puerta de Guadalajara (hay que entender que es a todo el entorno de la calle Mayor) que dejaran abiertas las puertas de sus casas, que estuvieran en ellas y que permanecieran con la espada en la mano cuando se celebrase el encierro, bajo pena de diez días de cárcel.
La noticia que da pie al título de esta entrada la encontramos el 2 de julio de 1627. Debía estar programada una corrida de toros para el día 30 de junio de aquel año y, con ese motivo, se llegó a celebrar el encierro previo hasta el toril de la Puerta de la Vega. En el último momento, y debido a una indisposición de la Reina, Felipe IV ordenó aplazar el festejo al día 5 de julio, por lo que los toros fueron devueltos al campo. Para el nuevo encierro que debía tener lugar en las horas previas al festejo, López Izquierdo nos descubre el acuerdo que se adoptó el día 2 de julio de dicho 1627 respecto al recorrido:
“... que por ser los mismos toros dificultan a los vaqueros volverlos a encerrar por la Puerta de la Vega por donde se encerraron, y porque no hay otros toros que correr ni tiempo para prevenirlos y porque no se deje de hacer la fiesta, se acordó que se encierren por la calle de Alcalá, por la parte que se encerraron el año pasado...”
Es decir: que en el año 1626 y, muy posiblemente en julio de 1627, porque así se acordó, el encierro de Madrid no transcurrió por su recorrido clásico de la calle Mayor, sino por la calle de Alcalá.
Calle de Alcalá, Madrid. Autor: Luis García.Aquel día 3 de julio de 1619 todo debió salir bien, incluido el encierro, y se dio la corrida inaugural de la Plaza Mayor con 15 toros que resultaron buenos.
Dos días después, el Sr. D. Lorenzo de Olivares propuso en el Concejo la posibilidad de que para otras ocasiones, en vez de celebrar el encierro de la forma tradicional, los toros se trasladasen en “jaulas” hasta la Plaza Mayor para reducir el coste que conllevaba la preparación de la infraestructura del encierro.
No debió ser tenida en cuenta esa propuesta, que conllevaba la desaparición del encierro de Madrid, porque en 1620 se volvió a dictar la misma prohibición del año anterior de que ninguna persona saliese al encierro, ni a pie ni a caballo, bajo pena de quinientos ducados más la pérdida del caballo, y si fuese oficial veinte mil maravedís más la vergüenza pública.
No obstante todas esas precauciones, y como había ocurrido el año anterior, algún toro debió escaparse del encierro en 1620, por que el 11 de enero de 1621 el Concejo acordó nombrar a dos personas para que buscaran los cinco o seis toros huidos y perdidos en los encierros de los dos años anteriores.
En marzo de 1623, el Príncipe de Gales viajó de incógnito hasta Madrid con la pretensión de tratar de culminar las negociaciones para poder casarse con una hermana del rey Felipe IV. Su estancia, y la del Duque de Buckingham que le acompañó en el viaje, se extendió durante varios meses. Para agasajarlos, Felipe IV organizó una corrida de toros en el mes de junio de aquel año. Se cuenta que, durante toda la noche anterior a su celebración, Madrid fue una continua fiesta con el encierro de los toros de aquel festejo.
Posiblemente, ese día los regidores de la villa levantasen la mano en cuanto a las prohibiciones. Pero siguieron ordenándolas en años posteriores.
Así, el 25 de junio de 1625 se dictó un Auto por el Corregidor de la Villa y Corte prohibiendo a los vecinos de la Puerta de Guadalajara (hay que entender que es a todo el entorno de la calle Mayor) que dejaran abiertas las puertas de sus casas, que estuvieran en ellas y que permanecieran con la espada en la mano cuando se celebrase el encierro, bajo pena de diez días de cárcel.
La noticia que da pie al título de esta entrada la encontramos el 2 de julio de 1627. Debía estar programada una corrida de toros para el día 30 de junio de aquel año y, con ese motivo, se llegó a celebrar el encierro previo hasta el toril de la Puerta de la Vega. En el último momento, y debido a una indisposición de la Reina, Felipe IV ordenó aplazar el festejo al día 5 de julio, por lo que los toros fueron devueltos al campo. Para el nuevo encierro que debía tener lugar en las horas previas al festejo, López Izquierdo nos descubre el acuerdo que se adoptó el día 2 de julio de dicho 1627 respecto al recorrido:
“... que por ser los mismos toros dificultan a los vaqueros volverlos a encerrar por la Puerta de la Vega por donde se encerraron, y porque no hay otros toros que correr ni tiempo para prevenirlos y porque no se deje de hacer la fiesta, se acordó que se encierren por la calle de Alcalá, por la parte que se encerraron el año pasado...”
Es decir: que en el año 1626 y, muy posiblemente en julio de 1627, porque así se acordó, el encierro de Madrid no transcurrió por su recorrido clásico de la calle Mayor, sino por la calle de Alcalá.
No he encontrado noticias respecto al recorrido completo que, tras entrar por la calle de Alcalá, siguieron esos encierros de 1626 y 1627. Pero, dada la configuración de la ciudad por entonces, debió entrar por el Paseo del Prado, pues hasta ahí era donde llegaban las construcciones. Y es de imaginar que subió por toda la calle de Alcalá hasta desembocar en la Puerta del Sol; y que, desde ahí, entró a la Plaza Mayor por alguna de las puertas que daban a la calle de su mismo nombre. Es lo más lógico, pero sólo es una deducción producto de mi imaginación.
Ahora bien, hablando de mi imaginación, lo que sí podemos hacer es, con la configuración urbana que tiene actualmente la ciudad, idear a fecha de hoy como se podría organizar un encierro que, finalizando en la Plaza Mayor, partiera de la calle de Alcalá.
En primer lugar, para adecuarnos a los mil metros de recorrido que exige el actual Reglamento de la Comunidad de Madrid, el encierro no podría comenzar en la Plaza de Cibeles, debería hacerlo desde un poco más arriba, desde el Círculo de Bellas Artes.
Luego, para salvar de la forma más limpia posible el trazado urbano de la Puerta del Sol, nos desviaríamos de la calle de Alcalá por la calle Sevilla y en la Plaza de Canalejas cogeríamos la Carrera de San Jerónimo para cruzar toda la Puerta del Sol sin obstáculo alguno.
Finalmente, para culminar el recorrido, desde la calle Mayor subiríamos por Postas y sería por el arco de la calle de la Sal por donde entraríamos a la Plaza Mayor.
Ese recorrido completo lo podéis ver en el siguiente mapa:
Ahora bien, hablando de mi imaginación, lo que sí podemos hacer es, con la configuración urbana que tiene actualmente la ciudad, idear a fecha de hoy como se podría organizar un encierro que, finalizando en la Plaza Mayor, partiera de la calle de Alcalá.
En primer lugar, para adecuarnos a los mil metros de recorrido que exige el actual Reglamento de la Comunidad de Madrid, el encierro no podría comenzar en la Plaza de Cibeles, debería hacerlo desde un poco más arriba, desde el Círculo de Bellas Artes.
Luego, para salvar de la forma más limpia posible el trazado urbano de la Puerta del Sol, nos desviaríamos de la calle de Alcalá por la calle Sevilla y en la Plaza de Canalejas cogeríamos la Carrera de San Jerónimo para cruzar toda la Puerta del Sol sin obstáculo alguno.
Finalmente, para culminar el recorrido, desde la calle Mayor subiríamos por Postas y sería por el arco de la calle de la Sal por donde entraríamos a la Plaza Mayor.
Ese recorrido completo lo podéis ver en el siguiente mapa:
Tras dejar unos prudenciales 80 metros de zona libre de corredores, aún quedarían otros 188 metros, aproximadamente, para que la calle de Alcalá fuese el marco de las primeras carreras. En un tramo que, además, presenta una pendiente ascendente del 3 % de media, que resulta ideal en los primeros compases de todo encierro.
La entrada a la calle Sevilla es con una amplia curva a izquierdas, que las reses podrían tomar perfectamente y a gran velocidad. Pero, tras unos 168 metros en ligera cuesta abajo, encontraríamos en la Plaza de Canalejas una curva mucho más cerrada a derechas para entrar en la Carrera de San Jerónimo, lo que serviría de punto de inflexión para afrontar el siguiente tramo, que podría ser donde se viesen las carreras más largas.
La Carrera de San Jerónimo, toda la vía que cruza la Puerta del Sol por la fachada del antiguo edificio de Correos, actual sede de la Comunidad de Madrid, y la parte de la calle Mayor que se precisa acotar, todas ellas en conjunto, forman una larguísima recta de unos 356 metros, con una ligera pendiente descendente, que se constituiría en el tramo ideal para que los corredores pudiesen intentar las carreras más largas en este encierro. Por supuesto, el marco sería fantástico: ahí, en la Puerta del Sol, ante la atenta mirada del famoso reloj del edificio de Correos.
Tras cerca de 800 metros de recorrido, se antoja un tanto complicada la curva que habría que tomar en la esquina de la calle Mayor con Esparteros y Postas, pero el trazado es el que manda y habría que procurar abrir al máximo dicha curva. A partir de ahí, la calle Postas se presenta como una cuesta arriba de unos 120 metros y un 4 % de pendiente. Un tramo final exigente que daría lugar a carreras muy templadas para llegar hasta la calle de la Sal, con su gran arco de entrada a la Plaza Mayor.
En definitiva, un escenario fabuloso para un encierro de un kilómetro de longitud, con un recorrido variado, quebrado, dos puntos de inflexión, largas rectas y un precioso final. ¡Qué más se puede pedir!
Sí, claro, dos cosas: que las autoridades lo aprobasen y, como no, el Toro.
Os dejo el plano del recorrido con los apuntes técnicos tomados, muy aproximadamente, a través del Google Earth:
01 ... 080 m. ... + 3,0 % ... Calle Alcalá - zona libre
02 ... 188 m. ... + 3,0 % ... Calle Alcalá
03 ... 168 m.-...-– 1,8 % ... Calle Sevilla
04 ... 356 m.-...-- 1,5 % ... San Jerónimo, Puerta del Sol y Mayor
05 ... 122 m. ... + 4,0 % ... Calle Postas
06 ... 084 m. ...---0,0 % ... Calle de la Sal y Plaza Mayor
Si al recorrido clásico del encierro de Madrid, el de la calle Mayor, lo definimos como muy exigente, a este recorrido alternativo que parte de la calle de Alcalá y cruza por la Puerta del Sol, y que es muy parecido al que se debió utilizar en 1626, lo podríamos calificar como muy variado. Y a ambos, sin duda, como espectaculares.
Y ahora, como si estuviéramos en uno de esos almuerzos que tanto nos gusta frecuentar, os pregunto: ¿Cuál de los dos recorridos os gusta más a vosotros?
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Lagun
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............................. (Anterior: recorrido clásico por la calle Mayor)
..............................(Continuación: recorrido por la calle Toledo)
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10 comentarios:
Indistintamente,aunque sea una utopía,los dos trazados serian fabulosos sobre todo por lo bonito del entorno,ya que andando es una pasada,asi que con toros seria extraordinario.Un saludo.
Amigo Lagun, como se suele decir SOÑAR ES GRATIS (aunque según estas las cosas puede ser que nos pongan impuestos hasta por soñar), pero si me tengo que decantar por uno sería por este último simplemente por las curvas que siempre dividen el encierro en más tramos y más posibilidades, aunque me conformaría con cualquiera.
Saludos.
PD: ANIMO PERDI que ya queda menos y estas haciendo tu mejor carrera.
Pues a su pregunta Sr. Lagun de cual encierro me gustaria mas no le puedo contestar porque el primero me gusta por la dureza del recorrido y del segundo me gusta, como dice Mariano, las posibilidades que da el recorrido con la inclusion de las curvas.
Ojala, y soñemos, podamos un dia comentar en un almuerzo que tal se desarrollo cualquiera de los dos.
Un saludo.
Pues yo, que de esto no entiendo, dejo la elección a su albedrío. y ójala se cumpla su sueño. Por cierto ¿cómo va el amigo Perdi? Mis ánimos y un besazo desde aquí. Besotes, torero!!!
Para ROBERTO, MARIANO y CHIRRINA:
gracias por vuestras respectivas aportaciones.
Para SILVIA: ¡Venga! Te ayudo a dar "tu" opinión.
El recorrido clásico, el de la calle Mayor, es más genuino por ser el que se usaba tradicionalmente; el hecho de partir de una zona ajardinada evoca más a campo, a autenticidad; su recorrido es muy duro; y la entrada a la Plaza Mayor por la calle Ciudad Rodrigo es la más majestuosa de todas por la larga arcada que la flanquea.
El recorrido alternativo por Alcalá y Sol es más idóneo para el corredor por la inclusión de curvas; la larga recta de San Jerónimo y Sol es ideal para largas carreras, y el hecho de pasar por el marco de la Puerta del Sol le da a este recorrido un simbolismo de gran trascendencia; y la subida por Postas al final le aporta a este recorrido una gran variedad respecto a los tipos de carreras que se podrían realizar, aunque esa curva de entrada podría provocar la ruptura de la configuración de las manadas y la aparición de la siempre peligrosa figura del toro suelto; por último, la entrada por la calle de la Sal no es tan majestuosa como la otra, pero sí que es todo un espectáculo.
En definitiva, difícil elección. Por autenticidad, el recorrido clásico por Mayor; por variedad, el recorrido alternativo por Alcalá y Sol.
Un beso.
Alucinante saber que por la calle de Alcalá y la Puerta del Sol se han corrido encierros.
La curva que dices de Mayor con Postas no sería muy cerrada si se corrigieran las aceras, la conozco bien. Lo que podia ocurrir es como pasa en la de Estafeta en Pamplona, que los toros vendrian muy tapados y no la verian. Y si algún toro se podía quedar en ese punto sería mas porque es al final del recorrido y de venir cuesta abajo en Sol se encontrarian con la cuesta arriba de Postas.
Pero está muy bien pensado el recorrido que has buscado doblando por Sevilla y entrando a Sol por la carrera de san Jerónimo. Me gusta mucho.
Aunque me quedo con el recorrido de Mayor porque la tradición es la tradición, y si ese era el recorrido habitual ese debería ser el recorrido que se recuperase si Gallardón y la Espe lo aprobasen.
Hola Lagun! El motivo de mi comentario es decirte que tienes un blog alucinante con una gran cantidad de información que prima por su calidad.
He conocido tu blog porque actualmente me encuentro inmersa en la elaboración de mi proyecto de fin de carrera que trata de abordar desde el papel de los toros en las civilizaciones antiaguas hasta llegar a la evolución y actual tauromaquia.
Muchas gracias por toda esta información que nos haz brindado a tod@s.
Gracias a tu ayuda desinteresada estoy logrando conocer cosas que ni siquiera sabían que existían y estar elaborando un trabajo que francamente creo que quedará bien, pero, que me está dando bastante trabajo debido a la extensa información a presentar.
No me extiendo más y decirte que te seguiré a través de tu blog. Saludos
Para NEREA:
No te puedes imaginar la alegría y satisfacción que siento por poderte servir de ayuda.
Te pediría, si te parece bien, que me mandaras un correo (encontrarás la dirección pinchando en mi perfil), para que me contaras algo más sobre tu proyecto y poder analizar si te puedo aportar más información.
Saludos.
Hola Lagun
No sé, después de tanto tiempo sin actividad, si vas a ver este comentario. Estoy buscando información sobre toros en la plaza mayor y he visto tu excelente blog y tengo una pregunta sobre la primera corrida.
No he visto en los libros de FLI donde dice que los toros se escaparon el día 1 de julio por la calle de la Amargura. Sí, hay una nota en los archivos de la Villa el año siguiente donde se informa que sí se escaparon pero no por culpa del carpintero.
En que documentos has visto tú que se escaparon por la calle de la Amargura durante el encierro?
Muchas Gracias
Roy
¡Hola Roy!
Entro en el blog esporádicamente para comprobar que sigue en la red y, de paso, para ver si hay alguna novedad; pero hacía bastante tiempo que no me encontraba un comentario. Y, hoy he entrado y… ¡¡¡sorpresa!!!
Te cuento, Roy. Ahora mismo no tengo acceso a todos los apuntes que consulté para elaborar ese texto, que fueron muchos, y no te podría asegurar si la noticia de que se escaparon los toros por la calle de la Amargura en aquel encierro la tomé directamente de López Izquierdo (esa es la impresión que ofrezco del literal del texto), si la tomé de alguna noticia que él aportase de otro autor o si la encontré en alguna otra fuente. Y me ha dejado sorprendido la duda, porque siempre traté de ser muy riguroso con el tema de las fuentes.
No obstante, por lo que he podido ver en internet, la noticia de aquel incidente del encierro del día 1 de julio de 1619, es de:
Antonio de León Soto el Joven “Anales de Madrid de un platero del siglo XVII”.
Pero no te lo puedo asegurar después de tantos años. Y, repito, me extraña que no aparezca citado el dato en la obra de López Izquierdo que indico en el texto: “Los toros en la Plaza Mayor de Madrid. Documentos”.
Lo que sí quiero que quede claro es que yo no puse en mi texto que se escaparan los toros por culpa del carpintero.
Un abrazo, Roy, y muchas gracias por leer mi blog, y por dejar tu comentario.
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