En uno de mis habituales naufragios por internet varé en un foro de festejos taurinos populares y allí encontré un mensaje en el que el remitente se hacía eco del rumor que circula por SanSe referente a que el jurado de la Peña “El Remedio” de dicha localidad ya ha alcanzado un acuerdo para elegir a los ganadores de su tradicional premio al “Mejor Corredor de Encierros” de las Fiestas del Cristo de los Remedios 2008.
Vaya por delante, en primer lugar, mi respeto a la decisión de dicha Peña de otorgar todos los años esos premios. Y, en segundo lugar, quiero expresar mi convencimiento de los méritos que atesoran los corredores que pudieran ser premiados.
Aclarado lo anterior, quiero decir que, desde mi exclusivo punto de vista, no considero que sea una buena iniciativa convocar ese tipo de premios al MEJOR corredor de encierros. Es por ello por lo que, al hilo de ese rumor, no voy a perder la oportunidad de realizar una crítica, aunque constructiva, a la concesión de trofeos como esos. Algo que, por otro lado, también se viene haciendo en otras localidades (léase Collado Villalba o Tordesillas, por ejemplo).
Mis razones para no compartir la idea de dar un premio al MEJOR corredor son varias.
Desde el punto de vista de los participantes, significar a un solo corredor como el mejor rompe con la idea de grupo que siempre debería definir a los corredores de encierros. No es que esté abogando por la idea del anonimato a ultranza ni por la de uniformidad en la vestimenta; defiendo simplemente los principios de colectivo, compañerismo e igualdad, y esos preceptos chocan frontalmente al elegir a un corredor como el mejor entre todos.
Por otro lado, todos sabemos, y así lo reconocemos, que hay una baraja de compañeros que habitualmente consiguen carreras más ajustadas y largas que el resto, pero dar un trofeo en base a criterios objetivos es obviar la vertiente subjetiva de cada corredor. Y, si un encierro es el acto de conducir unos toros hasta encerrarlos en un corral, no necesariamente contribuye más y mejor a esa labor quien realiza la carrera más larga o la más ajustada.
Además, por el hecho de dar un premio al mejor corredor se abre una posibilidad, aunque parezca remota, para que se entable una competición entre corredores, lo que podría acarrear consecuencias perniciosas.
Si un corredor, aunque sólo fuese uno, tuviese la tentación de participar en un encierro con la idea de optar a ganar un premio podría ocasionar situaciones como las siguientes: podría entorpecer el buen desarrollo del encierro si actúa pensando exclusivamente en su lucimiento; podría poner en peligro la integridad física de otros compañeros si apura innecesariamente situaciones límites; y, como un último ejemplo llevado al límite, si hubiese algún corredor que ansiase ese premio y pensase que hay otro que tiene posibilidades de “arrebatárselo”, podría llegar a la locura de obstaculizar de forma intencionada la carrera de quien considera que es su rival al triunfo.
Y esos ejemplos de situaciones nocivas y peligrosas aumentarían exponencialmente en el caso de que fuesen más los corredores que participasen con la mencionada intención.
¿Qué puede parecer inconcebible que un corredor participe en un encierro con la idea de ganar un premio? A mí no me lo parece. La mente humana es un laberinto plagado de recovecos en los que pueden anidar todo tipo de ideas.
Seguro que los premiados en SanSe, o los premiados en otras localidades, no participaron con la idea de ir a ganar un premio. Pero son muchos los corredores que entran en la manga y ese tipo de premios sólo puede provocar que en la mente de alguno/s broten tentaciones nada deseables.
Al margen, no entro a valorar los malos rollos que entre compañeros se pueden generar cuando algún corredor considere que él ha sido merecedor al premio y, por contra, la elección haya recaído en otro. Que algo de eso ha habido este año a consecuencia del premio en la localidad de Collado Villalba y los comentarios que se oyeron a posteriori fueron lamentables.
Desde el punto de vista del encierro en sí, convocando premios al mejor corredor se puede contribuir a desvirtuar la original naturaleza del encierro.
El encierro debe ser un festejo, un acto dentro del marco de unas fiestas con una participación colectiva, popular y desinteresada. Pero, tal y como decía anteriormente, si se convoca un premio al mejor corredor se está abriendo, aunque sea mínimamente, la espita de la competición y a convertir el encierro en un acto clasista, elitista, competitivo y, por tanto, interesado.
Alguno pensará que exagero, pero recuerdo como empezaron los concursos de recortadores, con unos simples trofeos a nivel local, y ahora lo que tenemos son unos concursos superorganizados, en los que se cobra a los espectadores una entrada (y no barata por cierto), con una participación muy cerrada y con algunos concursantes que son ya auténticos profesionales. ¿Y qué decir de los llamados grupos de arte? De todo menos populares y desinteresados.
No es que esté divisando en el horizonte unos “concursos de corredores” (o, a lo peor, sí); lo que me preocupa es el concepto de encierro que estamos transmitiendo a los más jóvenes. Me inquieta ver en los foros que, asociado al mecanismo de los concursos de recortadores, se abren entradas para opinar sobre quienes son los mejores corredores de encierro, quienes conforman la élite. Y me horroriza contemplar como en los más jóvenes arraiga la idea de que el encierro es una especie de deporte de riesgo y, además, competitivo; me aterra que lleguen a desear una “The Bull Runners Champions Cup”, tal y como he tratado de ilustrar con la imagen que encabeza este texto.
Del concepto de festejo al de competición, de la imagen de popular a la de élite, de la noción de colectivo a la de clasificación y de la idea de desinterés a la de interés, éxito, fama y, como consecuencia, casos de profesionalidad o semiprofesionalidad sobrevenida. Y a eso estamos contribuyendo todos con nuestra forma de actuar en los últimos años y también quien convoca premios al MEJOR corredor, aunque seguro que es de forma involuntaria.
Y, por último, no me olvido de la repercusión que este tipo de premios al mejor corredor puede llegar a tener sobre el único protagonista del encierro, que es el TORO y no los corredores.
Con este tipo de premios se tiende a centrar la atención en el corredor y se arrebata al toro su condición de único y exclusivo protagonista del encierro.
Y, si ya es incorrecto considerar que los protagonistas del encierro son el toro y el corredor, ambos por igual, lo que resulta un error clamoroso y reprochable es que se llegue a colocar al corredor por encima del toro (quiero recordar que hay un famoso y televisivo corredor que tiene dicho, y firmado en su web, que el corredor es el verdadero protagonista del encierro).
Si al toro le arrebatamos su condición de único protagonista del encierro y, en cambio, entronizamos al corredor, nosotros mismos, aficionados y corredores, estamos “cosificando” al toro, utilizándolo como un objeto; y, con ello, estamos dando más argumentos a quienes son nuestros enemigos declarados.
Los días de encierros están contados si no respetamos al toro, si nos centramos en la figura del corredor, si remamos en la misma dirección de compañeros que se declaran verdaderos protagonistas del encierro y que, aprovechando su fama de buenos corredores, acaparan espacios televisivos y demuestran con sus actos que ven en el encierro la posibilidad de poder obtener algún tipo de beneficio económico.
Alguien me podrá decir que vivimos en el s. XXI, que esta época no es la de los ritos, que ahora vivimos en la era del espectáculo. ¡Sí, lo podría llegar a aceptar! Pero la tradición de los encierros no tiene sentido si al toro no le colocamos en la parte central y más alta del escenario de ese supuesto espectáculo. Y no es eso precisamente lo que se está haciendo con la entrega de premios al mejor corredor.
Si al menos se entregase el primer premio, el más importante y el mejor dotado al toro o a la corrida haya realizado el mejor encierro...
Por ello (y aquí viene la parte constructiva), propongo que, cuando se convoquen ese tipo de trofeos a corredores, se otorgue cuando menos un primer premio, el más importante, al toro o a la corrida que haya realizado el mejor encierro. Luego, por debajo de ese, que se den otros trofeos menores a corredores si se quiere. Yo seguiré sin aprobarlos, pero al menos se hará algo de justicia con el que siempre debe ser el único protagonista del encierro.
Claro que todo esto sólo es mi opinión. Y éste es mi deseo:
Hacer entrega de una copa a todos los corredores que hayan participado en encierros durante el año 2008. Sí, UNA COPA, pero de éstas...
¡¡¡Por TODOS los corredores de encierros!!!