Vista de Falces con los restos del Castillo de los Moros en primer término.
Fuente: “pueblos-españa.org”
Si hay un encierro del que se puede decir que es peculiar, espectacular y vertiginoso como ningún otro, ese es el “Encierro del Pilón”, el encierro de la localidad navarra de Falces.
El miedo se te mete en el cuerpo con sólo ver que el recorrido es una estrecha senda de montaña flanqueada por una pared rocosa a la derecha y un profundo barranco a la izquierda, lo que reduce de forma considerable la posibilidad de escapatoria del corrredor; y que, además de estrecha, esa senda es muy escarpada, lo que dificulta la realización de una carrera natural y fluida.
Todo eso antes de sentir la presencia en la espalda de una decena de vacas; por lo que, cuando estalla el cohete y toca correr, lo que viene a continuación es... ¡Increíble!
Historia
Existen varias interpretaciones respecto a la razón de la elección del nombre “Falces” para la localidad, y todas se remiten al término “hoces”, pero con distintas acepciones. Una teoría es la que asegura que está inspirado en las hoces agrícolas, dado el carácter de agricultores que siempre tuvieron sus gentes y que la voz latina “falcis” significa hoces o cuchillos corvos. Otra teoría mantiene que haría referencia a las hoces o desfiladeros que hay en su término. Y una tercera defiende que es debido a las hoces o meandros que dibuja el río Arga a su paso por la población.
Las pruebas sobre los primeros asentamientos humanos en el término de Falces hay que buscarlas en los restos arqueológicos encontrados, que van desde el neolítico hasta la época del dominio de Roma. A este último período corresponden las villas de romanas de San Esteban y Los Villares, que se datan en los primeros siglos de nuestra era.
Ocupada la región posteriormente por los musulmanes, esta zona al norte del Ebro fue lugar de enfrentamientos frecuentes, dominios alternos y continuas escaramuzas. El emir Muhammad I se dirigió contra la región en el año 860, adueñándose de varios castillos, entre ellos el de Falahsan (Falces). Reconquistado por Sancho Garcés, y sin que cesaran las escaramuzas, el castillo de Falces se convirtió entre los siglos X y XII en una importante posesión defensiva cristiana frente a la amenaza musulmana.
Incorporada la localidad al Reino de Navarra, es célebre el conflicto que tuvo lugar entre el rey Carlos II de Navarra y los falcesianos, debido a una rebelión popular por el pago de los fuertes impuestos a los que estaban sometidos. A la llegada del infante don Luis a Falces, la comitiva fue acosada y se vio obligada a huir, lo que conllevó posteriormente una fuerte represalia por los oficiales reales. En cambio, la villa gozó de una situación privilegiada durante el reinado de Carlos III, pues el rey pasaba largas temporadas en la localidad.
Las disputas entre los reinos de Navarra y de Castilla volvieron a otorgar valor defensivo al castillo de Falces, hasta que Fernando el Católico mandó sus tropas en 1512 a Pamplona e incorporó Navarra a la corona de Castilla. A partir de ahí, el castillo perdió su funcionalidad defensiva y entró en decadencia, lo que le condujo a su progresivo desmoronamiento y a finalizar con el aspecto que presenta hoy en día: un simple montículo de tierra, lleno de cuevas y galerías.
Fernando el Católico otorgó la villa a don Alonso Carrillo, naciendo así el Marquesado de Falces.
Tras su determinante pasado en anteriores siglos, la localidad fue perdiendo relevancia histórica a partir del siglo XVI. En el devenir de los años y de las centurias, la vida cotidiana de Falces sólo se verá alterada de forma fundamental por los episodios bélicos que fue sufriendo nuestro país a lo largo de su historia, siendo la Guerra Civil, por su intrínseco carácter fratricida, la que dejó peores recuerdos.
La agricultura siempre fue la actividad económica fundamental de Falces. Actualmente sigue siendo importante, pero la industria y el sector servicios han pasado a formar parte del motor dinamizador de esta localidad navarra.
Monumentos y arte
La iglesia de Santa María es el monumento de Falces de mayor importancia arquitectónica.
Fuente: “falces.org”
La historia de su construcción es compleja. La configuración del edificio, con una gran nave, crucero y cabecera recta, es del s. XVI; pero en su construcción se aprovecharon elementos de un primitivo templo protogótico del s. XIII. El aspecto neoclásico que presenta actualmente la iglesia es debido a una remodelación del último cuarto del s. XVIII, y que fue ejecutada por un discípulo de Ventura Rodríguez llamado Ignacio Asensio.
Además de los retablos que alberga en su interior, hay que destacar la talla de Nuestra Señora de las Arcas (s. XVI), que hoy preside esta iglesia parroquial pero en su día fue la titular de una ermita ya desaparecida.
Excursiones
Turismo.- En la web del ayuntamiento de Falces se nos invita a conocer el pueblo dándonos dos opciones. Una ruta nos lleva por distintas calles y plazas de la localidad para poder recrearnos con las fachadas y balconadas de los palacios y casas blasonadas de algunas de las familias más ilustres de la villa. Un segundo recorrido nos propone salir del casco urbano y ascender hasta el monte que da cobijo al pueblo, para visitar la Basílica del Salvador del Mundo y gozar desde allí de unas inmejorables vistas de Falces; para la vuelta nos propone que nos acerquemos hasta los restos del Castillo de los Moros.
Ambas rutas las podéis consultar a través del siguiente enlace.
Naturaleza.- El visón europeo es, tras el lince ibérico, el carnívoro más amenazado de toda Europa, por lo que hay que considerar como un tesoro de la naturaleza el hecho de que el cauce del río Arga a su paso por los términos municipales de Falces, Peralta y Funes sea el hábitat de visón europeo con mayor densidad de ejemplares de toda Europa occidental.
Visón europeo (Mustela lutreola). Foto: Tiit Maran.
El visón europeo es un pequeño carnívoro mustélido semiacuático que habita en las zonas húmedas y cursos de agua. Mide entre 38 y 50 centímetros, pesa entre 300 y 1000 gramos, y es de color marrón uniforme, a excepción de dos manchas blancas en los labios.
Su presencia en la Península Ibérica se restringe a unos pocos cauces de Navarra, Comunidad Autónoma Vasca, La Rioja y Burgos, siendo la población del Arga la más alta de cuantas se conocen: 18 ejemplares por cada 20 kms.
Así pues, cuando visitéis Falces y paseéis por la ribera del río Arga, sabed que allí habitan ejemplares de visón europeo, y que su supervivencia depende de la conservación de su hábitat. ¡Cuidadlo, por favor!
El Encierro del Pilón
Fotografía cedida por Nieves Álvarez
La documentación que obra en el archivo municipal de Falces acredita que, cuando menos, en 1751 ya se compraban toros para lidiarlos, y que hasta 1915 los festejos se celebraron siempre con toros. Fue a partir de entonces cuando se empezaron a celebrar sólo con vacas.
Para no pasar por la vega del río, donde siempre podía haber agricultores, las reses adquiridas para las fiestas eran conducidas hasta Falces por el monte, por el antiguo camino de Lerín, que desemboca en el pueblo tras una estrecha y escarpada bajada conocida como la Cuesta del Pilón, ya que en ella había un pila que recogía el agua que manaba de una fuente.
Aunque siempre hubiera mozos que ladera arriba aguardasen la llegada del ganado, se cuenta que de antiguo la bajada por El Pilón no tenía mayor relevancia en el desarrollo del encierro, pues las carreras de los mozos no se producían en la cuesta, sino desde la entrada del pueblo en adelante.
Así, hasta que alguien (?), un año (?), se lanzó a la carrera por la Cuesta del Pilón delante de las reses. Esa iniciativa comenzó a ganar adeptos y, así, de forma espontánea, sin organización de ningún tipo, surgió una costumbre popular que fue evolucionando de forma natural y tomando arraigo.
No fue hasta finales de los años 60 del pasado siglo XX cuando se empezó a organizar y correr el “Encierro del Pilón” tal y como hoy lo conocemos.
Un encierro único por la especial orografía de su recorrido y que se programa para las fiestas patronales de Falces, que se celebran en honor de la Virgen de Nieva a partir del antepenúltimo fin de semana de agosto.
(NOTA: con esta bitácora no tengo fines lucrativos, por lo que ruego a los titulares de los derechos de autor de las fotografías publicadas que me permitan mantenerlas en esta entrada)