(Toro de casta Navarra. Óleo sobre papel. Autor: Pablo Moreno Alcolado)
Las reses vacunas que pastaban libres y salvajes en la Península Ibérica hasta la fundación de las primeras ganaderías de toros de lidia se fueron asentando en tres grandes agrupaciones que presentaban entre sí unas características morfológicas distintas dado su variado origen, el aislamiento al que estaban sometidas por los accidentes geográficos que las separaban y la diversidad de climas, entornos y pastos de las regiones en las que cada una permaneció durante miles de años.
Una de esas tres agrupaciones de reses vacunas, la que se quedó asentada en la cuenca fluvial del Ebro, y de manera especial en el margen izquierdo, es la que se conoce como reses de raíz navarra y a todas las ganaderías de toros de lidia que se fueron formando con reses de esa procedencia se las identifica como ganaderías de “casta Navarra”.
Orígenes
No se sabe con certeza cuál puede ser el origen de las reses de raíz navarra, por lo que todas las teorías que existen al respecto son sólo hipótesis.
Así, se dice que el origen de las reses de raíz navarra puede estar en bóvidos autóctonos de la cuenca del Ebro, en bóvidos que en períodos interglaciares emigraron desde latitudes más septentrionales y terminaron asentándose en dicha región o en reses que algún pueblo celta introdujo por el norte de la Península.
Otra línea doctrinal recoge la teoría de que podrían estar emparentadas con las reses de raza “Betizu”, cuya procedencia se pierde en la más remota antigüedad y que aún sobrevive en completa libertad en algunos montes públicos del norte de España, especialmente de la Comunidad Foral de Navarra.
No es posible acreditar una relación de descendencia directa entre las reses de raíz navarra y las de raza “Betizu”, pero hay similitudes morfológicas innegables entre ambas que se pueden observar en un reportaje de la web “festejos populares.es”.
Ahora bien, hay que dejar constancia de que la mayoría de los tratadistas defienden la teoría del origen celta de las reses de raíz navarra.
Por mi parte, quiero decir que me resulta difícil imaginar que fue una única circunstancia la que dio lugar a su origen y, por tanto, creo que es más lógico pensar en varias causas; o, mejor dicho, que el origen de las reses de raíz navarra puede deberse al cruce entre reses de algunas de las hipótesis contempladas anteriormente de forma individualizada.
Sea cual sea su procedencia, hasta bien pasada la Edad Media las reses de raíz navarra vivían libres y salvajes en la cuenca del río Ebro: en tierras navarras de los términos de Tudela, Corella, Funes, Fustiñana, Arguedas, Buñuel, Caparroso, Peralta, Lodosa, Tafalla, Villafranca y, principalmente, en las Bardenas Reales; en territorio aragonés, sobre todo en la comarca de las Cinco Villas; y en un número menor en otras zonas de Guipúzcoa, La Rioja e, incluso, Cataluña y Castellón.
El clima frío de las zonas pirenaicas y su abrupto terreno habrían ejercido una notoria influencia en la conformación de su morfología.
El prototipo racial de las reses de raíz navarra era de escasa alzada, con un tamaño y un peso pequeños; tenía una cornamenta fina y corta, aunque veleta o en forma de lira en los casos más desarrollados; y lucía capas coloradas, retintas o castañas, principalmente.
Casta fundacional Navarra
La mayoría de tratadistas defienden que el Marqués de Santacara, don Joaquín Antonio de Beaumont Escurra y Mexía, fue el ganadero que tras recoger reses que pastaban libres y salvajes en territorio navarro seleccionó ese ganado y conformó en 1670 una ganadería de toros de lidia que marcó la fundación de la denominada casta Navarra.
No obstante lo anterior, las primeras noticias de ganaderos navarros son del siglo XIV. Así, se tiene constancia de un Juan Gris que mandó dos de sus toros a Pamplona para las fiestas que se celebraron en 1388 en honor del Duque de Borbón. Y, por otro lado, una reciente línea de investigación afirma que el Marqués de Santacara no formó su ganadería con reses que pastaban libres y salvajes, sino que las habría adquirido de la vacada de don Agustín Ximénez, de Corella (Navarra), cuya antigüedad se remonta a 1630 y que, por tanto, sería la primera en conformar la “casta Navarra”.
Con reses del Marqués de Santacara se formaron posteriormente una serie de ganaderías que alcanzaron una merecida fama y que encumbraron la casta Navarra a las más altas cotas de popularidad: Lecumberri, Zalduendo, Pérez Laborda, Lizaso, Guendulaín y Carriquiri.
Según los investigadores, es de la ganadería de Guendulaín de donde procede todo el ganado de casta Navarra que ha llegado hasta nuestros días.
(Toro de la ganadería navarra de Lizaso, finales del s. XIX. Fuente: “sasua.net/estella”)
Peligro de extinción
Los toros de casta Navarra causaban a sus lidiadores grandes dificultades durante la lidia, pues eran duros, rápidos, codiciosos y pegajosos, se revolvían rápidamente tirando cornadas en cada derrote e, incluso, llegaban a saltar la barrera con el ánimo de seguir acosando al torero o a los banderilleros.
A Rafael Guerra, “Guerrita”, se le atribuye una frase muy definitoria de los toros de casta Navarra: “Le temo más a los picotazos de los mosquitos de Navarra que a los zarpazos de los tigres de Veragua”.
Este comportamiento de los toros navarros les llevó a ser considerados inadecuados para la forma de torear que empezó a imperar a finales del siglo XIX y principios del XX (un toreo con un canon de belleza estética, propiciada por la quietud del torero, lo que requería que el toro aportase una bravura más noble y fija), forzando su desaparición de los ruedos y, con ello, su casi extinción de la cabaña brava.
No obstante, un reducido número de ganaderos ha logrado conservar reses de casta Navarra con mayor o menor grado de pureza, amparándose para su subsistencia en los festejos taurinos populares y, sobre todo, en el mucho esfuerzo que se las ha dedicado.
Desde finales del siglo XX existe un serio trabajo de depuración de ejemplares de casta Navarra por vía de ADN en el Instituto Técnico de Gestión Ganadera (ITG). Este trabajo persigue más la supervivencia de esta casta que su recuperación para la lidia, algo casi imposible por los gustos imperantes en la actualidad.
También es digna de destacar la labor que viene realizando en los últimos años la denominada “Asociación de Amigos de la Casta Navarra”, una entidad sin ánimo de lucro que promueve todo tipo de actividades encaminadas a potenciar la raza de ganado bravo denominada "Casta Navarra", su conservación en el ámbito de las ganaderías de reses bravas y un mayor conocimiento de la misma por parte de los aficionados.
Prototipo racial
Los toros de casta Navarra son de pequeño tamaño y escaso peso, presentando un mayor desarrollo del tercio anterior que el posterior. La cabeza suele ser pequeña, el morro ancho y los ojos grandes, saltones y de mirada muy viva. Sus astas son finas, acarameladas, de escasa longitud y veletas generalmente, aunque algunos ejemplares las lucen en forma de lira. El cuello es corto y ancho, con morrillo marcado pero no prominente. Las extremidades son cortas y las pezuñas finas. Las capas son, casi exclusivamente, coloradas, en todas sus versiones: coloradas, castañas y retintas, aunque también salen algunas negras.
Las reses vacunas que pastaban libres y salvajes en la Península Ibérica hasta la fundación de las primeras ganaderías de toros de lidia se fueron asentando en tres grandes agrupaciones que presentaban entre sí unas características morfológicas distintas dado su variado origen, el aislamiento al que estaban sometidas por los accidentes geográficos que las separaban y la diversidad de climas, entornos y pastos de las regiones en las que cada una permaneció durante miles de años.
Una de esas tres agrupaciones de reses vacunas, la que se quedó asentada en la cuenca fluvial del Ebro, y de manera especial en el margen izquierdo, es la que se conoce como reses de raíz navarra y a todas las ganaderías de toros de lidia que se fueron formando con reses de esa procedencia se las identifica como ganaderías de “casta Navarra”.
Orígenes
No se sabe con certeza cuál puede ser el origen de las reses de raíz navarra, por lo que todas las teorías que existen al respecto son sólo hipótesis.
Así, se dice que el origen de las reses de raíz navarra puede estar en bóvidos autóctonos de la cuenca del Ebro, en bóvidos que en períodos interglaciares emigraron desde latitudes más septentrionales y terminaron asentándose en dicha región o en reses que algún pueblo celta introdujo por el norte de la Península.
Otra línea doctrinal recoge la teoría de que podrían estar emparentadas con las reses de raza “Betizu”, cuya procedencia se pierde en la más remota antigüedad y que aún sobrevive en completa libertad en algunos montes públicos del norte de España, especialmente de la Comunidad Foral de Navarra.
No es posible acreditar una relación de descendencia directa entre las reses de raíz navarra y las de raza “Betizu”, pero hay similitudes morfológicas innegables entre ambas que se pueden observar en un reportaje de la web “festejos populares.es”.
Ahora bien, hay que dejar constancia de que la mayoría de los tratadistas defienden la teoría del origen celta de las reses de raíz navarra.
Por mi parte, quiero decir que me resulta difícil imaginar que fue una única circunstancia la que dio lugar a su origen y, por tanto, creo que es más lógico pensar en varias causas; o, mejor dicho, que el origen de las reses de raíz navarra puede deberse al cruce entre reses de algunas de las hipótesis contempladas anteriormente de forma individualizada.
Sea cual sea su procedencia, hasta bien pasada la Edad Media las reses de raíz navarra vivían libres y salvajes en la cuenca del río Ebro: en tierras navarras de los términos de Tudela, Corella, Funes, Fustiñana, Arguedas, Buñuel, Caparroso, Peralta, Lodosa, Tafalla, Villafranca y, principalmente, en las Bardenas Reales; en territorio aragonés, sobre todo en la comarca de las Cinco Villas; y en un número menor en otras zonas de Guipúzcoa, La Rioja e, incluso, Cataluña y Castellón.
El clima frío de las zonas pirenaicas y su abrupto terreno habrían ejercido una notoria influencia en la conformación de su morfología.
El prototipo racial de las reses de raíz navarra era de escasa alzada, con un tamaño y un peso pequeños; tenía una cornamenta fina y corta, aunque veleta o en forma de lira en los casos más desarrollados; y lucía capas coloradas, retintas o castañas, principalmente.
Casta fundacional Navarra
La mayoría de tratadistas defienden que el Marqués de Santacara, don Joaquín Antonio de Beaumont Escurra y Mexía, fue el ganadero que tras recoger reses que pastaban libres y salvajes en territorio navarro seleccionó ese ganado y conformó en 1670 una ganadería de toros de lidia que marcó la fundación de la denominada casta Navarra.
No obstante lo anterior, las primeras noticias de ganaderos navarros son del siglo XIV. Así, se tiene constancia de un Juan Gris que mandó dos de sus toros a Pamplona para las fiestas que se celebraron en 1388 en honor del Duque de Borbón. Y, por otro lado, una reciente línea de investigación afirma que el Marqués de Santacara no formó su ganadería con reses que pastaban libres y salvajes, sino que las habría adquirido de la vacada de don Agustín Ximénez, de Corella (Navarra), cuya antigüedad se remonta a 1630 y que, por tanto, sería la primera en conformar la “casta Navarra”.
Con reses del Marqués de Santacara se formaron posteriormente una serie de ganaderías que alcanzaron una merecida fama y que encumbraron la casta Navarra a las más altas cotas de popularidad: Lecumberri, Zalduendo, Pérez Laborda, Lizaso, Guendulaín y Carriquiri.
Según los investigadores, es de la ganadería de Guendulaín de donde procede todo el ganado de casta Navarra que ha llegado hasta nuestros días.
(Toro de la ganadería navarra de Lizaso, finales del s. XIX. Fuente: “sasua.net/estella”)
Peligro de extinción
Los toros de casta Navarra causaban a sus lidiadores grandes dificultades durante la lidia, pues eran duros, rápidos, codiciosos y pegajosos, se revolvían rápidamente tirando cornadas en cada derrote e, incluso, llegaban a saltar la barrera con el ánimo de seguir acosando al torero o a los banderilleros.
A Rafael Guerra, “Guerrita”, se le atribuye una frase muy definitoria de los toros de casta Navarra: “Le temo más a los picotazos de los mosquitos de Navarra que a los zarpazos de los tigres de Veragua”.
Este comportamiento de los toros navarros les llevó a ser considerados inadecuados para la forma de torear que empezó a imperar a finales del siglo XIX y principios del XX (un toreo con un canon de belleza estética, propiciada por la quietud del torero, lo que requería que el toro aportase una bravura más noble y fija), forzando su desaparición de los ruedos y, con ello, su casi extinción de la cabaña brava.
No obstante, un reducido número de ganaderos ha logrado conservar reses de casta Navarra con mayor o menor grado de pureza, amparándose para su subsistencia en los festejos taurinos populares y, sobre todo, en el mucho esfuerzo que se las ha dedicado.
Desde finales del siglo XX existe un serio trabajo de depuración de ejemplares de casta Navarra por vía de ADN en el Instituto Técnico de Gestión Ganadera (ITG). Este trabajo persigue más la supervivencia de esta casta que su recuperación para la lidia, algo casi imposible por los gustos imperantes en la actualidad.
También es digna de destacar la labor que viene realizando en los últimos años la denominada “Asociación de Amigos de la Casta Navarra”, una entidad sin ánimo de lucro que promueve todo tipo de actividades encaminadas a potenciar la raza de ganado bravo denominada "Casta Navarra", su conservación en el ámbito de las ganaderías de reses bravas y un mayor conocimiento de la misma por parte de los aficionados.
Prototipo racial
Los toros de casta Navarra son de pequeño tamaño y escaso peso, presentando un mayor desarrollo del tercio anterior que el posterior. La cabeza suele ser pequeña, el morro ancho y los ojos grandes, saltones y de mirada muy viva. Sus astas son finas, acarameladas, de escasa longitud y veletas generalmente, aunque algunos ejemplares las lucen en forma de lira. El cuello es corto y ancho, con morrillo marcado pero no prominente. Las extremidades son cortas y las pezuñas finas. Las capas son, casi exclusivamente, coloradas, en todas sus versiones: coloradas, castañas y retintas, aunque también salen algunas negras.
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(NOTAS: con la entrada de hoy también abro una ENCUESTA en la parte superior de la barra lateral. La pregunta que propongo es la siguiente: “Serías partidario de la contratación para los sanfermines de una ganadería de casta navarra bien presentada dentro de su tipo racial?” La pregunta se ciñe a los sanfermines por la denominación “Feria del Toro” que tiene el ciclo taurino pamplonés. La encuesta estará abierta durante las próximas cuatro semanas. Respecto a las FOTOGRAFÍAS publicadas, la primera es de un óleo sobre papel de Pablo Moreno Alcolado, que podrá compartirse citando su autoría y colocando un enlace a este blog; la segunda está tomada de la web “sasua.net/estella” y ruego que se permita mantenerla publicada pues no tengo fines lucrativos con esta bitácora.)
8 comentarios:
Vaya por delante que se pueden hacer todoto tipo de comentarios referidos a la casta Navarra, pero me permito hacer una sugerencia que es:
Dejar posibles comentarios derivados de la encuesta para cuando quede cerrada y centrarnos en noticias y documentación de la formación de la casta Navarra, su auge y posterior declive. Y, además, la experiencia de cada uno de vosotros con ganado de casta Navarra: su comportamiento en las calles y/o en las plazas.
Pero, vamos, como queráis, que esto es un foro abierto.
Hola Lagun, un lunes de nuevo me empapo de información taurina gracias a tus entradas.
He de confesar que sobre este tema (Casta Navarra) estoy muy pez y no puedo dejar mi opinión y experencia sobre este encaste aunque si me ha entrado la curiosidad últimamente de saber más sobre los diferentes encastes que existen en la cabaña brava (me ha dado por leer ahora El Cossio y estoy precisamente ahora con el Tomo II que habla de los encastes.
Como experencia con toros de Casta Navarra se me viene a la mente que en el año 1995, cuando empezaba a dar mis primeros pasos, en mi pueblo (Yunquera) adquirieron para las fiestas toros navarros a través de Jose Luis Palomar. Cumplían todas las características de la casta navarra (pequeños, colorados, astifinos ...) me imagino que no serían 100% casta navarra pero estaba claro que algo tendrían. Su comportamiento era muy enterado.
Así que gracias Lagun por ampliar mis conocimientos y espero que sigas en está línea y realizar una entrada de los diferentes encastes.
PD. Es de admirar lo que están haciendo gente Navarra por recuperar este encaste
Otra interesantísima entrada. Es digno de admirar que haya gente que dedique tiempo y dinero en recuperar o mantener este tipo de ganaderías, que son muy muy difíciles de mantener, encuanto a venta principalmente.
Desde que la peña taurinas "Vacas por el Tajo" de Trillo es parte activa de la participación de las ferias, se están trayendo vacas de casta navarra para las tradicionales "vacas por el Tajo" y los resultados son muy positivos.
Te animo y reto Lagun a realizar otro post sobre la casta Jijona.
Saludos
¡Tiempo al tiempo! Continuaré con el estudio de las diferentes castas del toro de lidia (Jijona incluida) y, si las fuerzas y el ánimo no me abandonan, después pretendo analizar los diferentes encastes que se han ido formando a raíz de ellas.
Pero ya sabéis que abordo varios temas y que todos deben tener su desarrollo.
Gracias a ambos por seguir ahí. Y, por cierto, quería pedirle al hermano Muñoz que nos escribe en nombre de ToroAlcarria que haga el favor de mandarme un correo a la dirección que aparece en el perfil.
Un abrazo.
Un lunes mas felicitar a Lagun por la interesante entrada que nos ha mostrado hoy.
Yo personalmente apuesto por el resurgimiento tanto del encaste Navarro como el Jijon. Dotar a las ferias de una variedad de encaste deberia de ser una realidad y no una utopia como sucede hoy en dia. No obstante yo he votado en contra a que toros navarros corrieran a dia de hoy un encierro en Pamplona. Por varios motivos, se desconoze el tipo de comportamiento que a priori pudieran desarrollar y Pamplona no es buen sitio para andar haciendo experimentos. Y segundo posteriormente por la tarde haber que toreros quieren matar esa corrida y que aunque el lleno en los tendidos estaria asegurado el espectaculo....
Es mi opinion, de todas formas yo creo que las reses de casta navarra pueden tener cierto mercado en los festejos populares.
Un saludo Carlos de Cuellear.
Como siempre interesante entrada, ademas viene muy bien al hilo de una capea que se realizara el dia 16 de mayo en la finca de Miguel Reta, conocido pastor de Pamplona y ganadero de reses bravas, uno de los pocos que esta intentando sacar este encaste adelante, podreis visitar su ganaderia y realizar labores de pastoreo por el monte para recoger a las vacas que decidamos sacar, ademas de un pequeño encierro justo a la entrada de la plaza de tientas donde realizaremos la capea. Buena ocasion para conocer mas de cerca esta casta.
Estais todos invitados, el precio aun no lo sabemos, pero tan solo sera para cubrir los gastos de comida y bebida que tengamos ese dia.
Un saludo, Papi.
Hola gentes.
Tengo una duda referente a esta entrada...
Tengo entendido que actualmente hay una ganadería francesa, Yonnet, que aunque cruzó con Pinto Barreiros, es actualmente lo más parecido que puede haber de la casta navarra originaria.
Alguien ha visto algo de esta ganadería? Es comparable con lo originario de casta navarra?
Hala pues, ahi queda.
Un abrazo a todos
(Enhorabuena Lagun)
Jarrito
Jarrito: sólo conozco la ganadería de Yonnet de haberla oído alguna vez. Nada más. Mirando, veo que ya desde sus orígenes tiene muchos cruces de sangres y, aparte del de Pinto Barreiros, leo que en los años 80 compraron un semental a El Viti (encaste Atanasio Fernández - Lisardo Sánchez).
Y si ves este reportaje de Campos y Ruedos (http://www.camposyruedos.com/galeries/144/index.html) veo a esos toros, a esas cabezas y a esos pitones muy en Lisardo y nada en Navarro.
Pero, ya te digo, tengo muy pocas referencias.
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